
Rusia
Putin saca la podadora
Recortará hasta un 10% del personal en varios ministerios y agencias estatales

La caída del precio del petróleo fuerza a Moscú a recortar el gasto público y a buscar fórmulas para aumentar los ingresos.
Obligado por la caída del precio del petróleo, Vladimir Putin ha sacado en el arranque del año la podadora del gasto público. La exportación de hidrocarburos representa casi la mitad de los ingresos del presupuesto nacional ruso, y con el barril de petróleo a 30 dólares, 20 dólares menos de lo estimado en el presupuesto inicial para 2016 y sin visos de recuperación significativa a corto plazo, toca ajustarse el cinturón. De lo contrario, advierte el ministro de Economía, Antón Siluanov, el déficit se disparará hasta el 6%, 35.000 millones de euros. Putin es poco amigo del endeudamiento del Estado, más por su obsesión con la soberanía que por un verdadero planteamiento económico. Su receta para contener los números rojos pasa en primer lugar por disminuir gastos, se ha anunciado una reducción del presupuesto que incluye un recorte del 10% en las partidas ministeriales, la congelación de proyectos públicos y el despido de varias decenas de miles de funcionarios, hasta un 10% del personal en varios ministerios y agencias estatales del país, por cierto, una medida que el presidente aprobó por decreto el día de Nochevieja. Entre los afectados están los ministerios de Educación y Emergencias, el Servicio Antidrogas o el Comité de Instrucción. Solo este último ha despedido a 8.500 funcionarios, según informa Forbes. Los recortes no están dando por ahora lugar a movilizaciones en el país, huérfano de una verdadera oposición o sociedad civil y con la mayoría de medios de comunicación directa o indirectamente controlados por el Gobierno. En todo caso, Putin evita dar la cara y está delegando sistemáticamente en el primer ministro Medvedev el anuncio de los recortes. Además de reducir gastos, el presidente busca un aumento de los ingresos. Se plantea subidas de impuestos muy puntuales, por ejemplo a la comida basura y refrescos, pero de momento no hay intención de tocar ese IRPF lineal del 13% para todas las rentas. La medida estrella para hacer caja y tapar agujeros es un plan de privatizaciones parciales, con el que se espera recaudar casi 12.000 millones de euros. «El proceso debe ser rápido, pero no a precio de saldo», comenta Putin, que se reunió a comienzos de mes con los directores de las nueve corporaciones públicas llamadas a la privatizcexn. Son en general empresas rentables, pero con plantillas infladas, entre otras, el banco VTB, el segundo mayor del país, la telefónica Rostelecom, diamantes Alrosa, la refinería Bashneft, los ferrocarriles RZD, la hidroeléctrica Hydrorus y la naviera Sovcomflot, especializada en el transporte de petróleo y gas licuado.
El Kremlin hace caja
El plan es colocar parte de las acciones del Estado en esas compañías sin perder su control. La empresa con la que el Kremlin espera hacer más caja es Rosneft, la mayor petrolera rusa y una de las mayores del mundo, con una producción anual de 1.500 millones de barriles, un 40% del total del país. Moscú calcula en 5.800 millones de euros el valor de sus acciones; sin embargo, los expertos consideran demasiado optimistas esas estimaciones, dado el contexto tan desfavorable en el mercado energético. «Los precios del petróleo volverán a subir, aunque sólo sea un poco, y entonces el valor de esos activos será mayor», opina Alexéi Kudrin, exministro de Economía. Además, están las sanciones. Varias de las compañías en venta se encuentran en la lista negra de Occidente a raíz de la crisis en Ucrania, lo que compromete su valor. Rosneft, por ejemplo, sufre dos importantes condicionantes debido a ellas: no puede financiarse en los principales mercados internacionales de capital y tiene vetada la tecnología para extraer a grandes profundidades y explotar así las vastas reservas que Rusia posee en el Ártico.
Por otro lado, está la dudosa seguridad jurídica que ofrece Rusia a los inversores. Rosneft surgió de la compra a precio de saldo de Yukos, propiedad del oligarca opositor Mijaíl Jodorkovski, tras una campaña del Gobierno para hundir el valor de la compañía. El plan de privatizaciones tiene, además, varios asteriscos de partida. Por una parte, los nuevos propietarios de los activos privatizados deberán permanecer bajo jurisdicción rusa. «No se admitirán tramas opacas, fuga de activos a paraísos fiscales u ocultación a los propietarios de las partes», advierte Putin, y es que la fuga de capitales a paraísos fiscales, problema endémico en Rusia, se ha acelerado desde el comienzo de la crisis. Por otra parte, se quedan fuera del plan de privatizaciones las corporaciones públicas consideradas de mayor «importancia estratégica», como el consorcio energético Gazprom, que bombea el 30% del gas que consume Europa, el monopolio estatal de exportación de armas Roboronexport y el banco Sverbank, el mayor del país.
Los expertos pronostican que si Moscú no rebaja las estimaciones sobre el valor de sus activos el proceso de privatización correrá un destino similar al de 2009, con Medvedev en la presidencia, que cerró en falso por el desinterés de los inversores. El otro precedente terminó aún peor, fue en los noventa con Yeltsin y dio lugar al caos en el que emergió la oligarquía rusa.
Recesión larga
El Kremlin confiaba, al menos de puertas a fuera, que la crisis tuviera una duración breve y que la economía del país volvería a crecer en 2016, alrededor de un punto positivo. Sin embargo, Rusia está lejos de salir de la recesión. El Banco Central revisa regularmente a la baja sus predicciones, la última pronostica una caída del PIB este año de entre el 1,7% y el 2,5%. Recordamos que en 2015 la economía rusa se contrajo ya un 3,7%. «Las cifras de la producción industrial muestran que la caída continúa en todas las áreas clave de la actividad económica del país», reconoce el ente regulador. El Banco Central señala, como causa, el precio del petróleo, en el que no espera novedades, por la caída de la demanda en China y la imposibilidad de alcanzar un acuerdo entre los principales países productores para reducir la extracción.
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