Impuestos
La presión fiscal sube 15 veces más en España que en la UE desde la pandemia
Fedea avisa de que el aumento de los impuestos está asentado sobre la renta de las familias, en los impuestos personales y por la no actualización de la tarifa y las deducciones personales en el IRPF
España ya es el país de la Unión Europea en el que más subió la presión fiscal tras la pandemia y todo apunta a que seguirá subiendo para afrontar el aumento de gasto que anunció ayer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La presión impositiva se incrementó 2,9 puntos de PIB entre 2019 y 2022, pasando del 35,4% al 38,3%, prácticamente seis veces más que en la eurozona, donde se incrementó sólo en cinco décimas en ese periodo (41,9%), y 15 más que en la UE, que sólo subió dos décimas, hasta 41,2%.
Así lo determina el último informe fiscal de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) titulado "La presión fiscal en España y en la UE", en base a datos oficiales de Eurostat, que apunta que este aumento de la presión fiscal -entendida como ingresos sobre impuestos y cotizaciones sociales- se debió tanto a una mayor imposición sobre la renta, que sumó 1,9 puntos -repartido en 1,25 por gravámenes personales y 0,65 puntos por los empresariales-, como a la mayor imposición indirecta -que sumó 0,5 puntos a la presión fiscal-, fruto del crecimiento de la recaudación por IVA y por el exponencial aumento de las cotizaciones sociales, que inyectaron otras cinco décimas, pero concentrado casi exclusivamente en la cuota social del empleador, es decir, la que el empresario o del autónomo.
En concreto, la mayor parte del aumento de estas cotizaciones se localiza en la cuota del empleador, del 0,5% del PIB, bastante menos en la del trabajador, que fue apenas un 0,1%, mientras que disminuye la denominada cuota imputada correspondiente al Estado en concepto de cuotas de funcionarios incluidos en el Régimen de Clases Pasivas (-0,1%). Por tanto, concluye Fedea que el incremento de la presión fiscal del 35,4% al 38,3% del PIB está asentada en buena parte en la imposición sobre la renta, sobre todo en los impuestos personales, y como consecuencia de la no actualización de la tarifa y las deducciones personales en el IRPF.
Pese a que este repunte deja la presión fiscal en España 3,6 puntos por debajo del promedio de la zona euro (38,3% frente a 41,9%), los analistas de Fedea advierten de que ésta es mayor que la media de la UE y la Zona Euro por media aritmética (+1 y +0,4% de PIB respectivamente). En concreto, el informe explica que la presión tributaria y las cotizaciones sociales en España se han mantenido "históricamente" por debajo de los países comunitarios, alcanzando su menor porcentaje en 2007 (-2,8 puntos de PIB) por el "efecto de la burbuja inmobiliaria y financiera". La distancia se ha reducido "significativamente" desde 2018, hasta situarse a -2,9 puntos de PIB en 2022 (38,3% por 41,2%) y -3,6 puntos de PIB por debajo de los países de la Zona euro (38,3% por 41,9%). Pero la situación cambia en caso de utilizarse la media simple, por la que la presión fiscal española habría sido en 2022 superior en un punto de PIB a la media de la UE (38,3% por 37,3%) y en 0,4 puntos a la de los países de la Zona Euro.
En este sentido, el análisis de la diferencia por tipos de ingresos refleja que tres cuartas partes de la menor presión fiscal con la media de la Zona Euro respecto a la española está localizada en la cotización social del trabajador (-2,7 puntos de PIB). Le sigue a bastante distancia la que gira sobre el consumo (-1 punto de PIB) una tercera parte de la cual está en el IVA (-0,3 puntos de PIB) y la de los impuestos sobre la renta (1 punto de PIB), con mayor peso en el impuesto sobre los beneficios de las corporaciones (0,6 puntos de PIB). La cuota social del empleador, sin embargo, recauda bastante más de la media de la Zona Euro (1,8 puntos de PIB).
Fedea avisa también de que para alcanzar una distribución de la presión fiscal igual a la de los países del euro se necesitaría aumentar la imposición sobre la renta y el consumo pero, sobre todo, aumentar la cuota social del trabajador en 2,7 puntos de PIB, lo que reduciría el salario neto de todos los trabajadores ocupados en un 7,3%, "un porcentaje difícil de digerir en especial en los escalones de renta más bajos", avisa Fedea. Por ello, advierte de que utilizar la opción de igualar los ingresos tributarios españoles a la media de la Zona Euro "agotaría los márgenes de actuación en el futuro para aumentar el gasto público", salvo que se "pretenda superar ese nivel con las posibles consecuencias sobre el crecimiento y el empleo".
Así, los analistas del "think tank" consideran que para alcanzar una equiparación real de distribución de la presión fiscal española y de la Zona Euro se necesitaría "aumentar la imposición sobre la renta y el consumo" pero, sobre todo, "aumentar la cuota social del trabajador reduciendo su salario neto en un 7,3%". También apunta que si se igualara la presión fiscal española a la media ponderada de la zona euro se podría solventar el déficit público estructural, situado en torno al 3,5% del PIB, aunque puntualiza que esta equiparación "afectaría principalmente a las cotizaciones sociales" e impactaría sobre "el ahorro, la inversión y el empleo".
Finalmente, el estudio hace referencia a que la distribución de las diferencias por tipos de tributos y de cotizaciones sociales "muestra una estructura bastante peculiar" del sistema tributario español, por lo que resalta que su mejora pasa por "aplicar las recomendaciones hechas por el último Comité de Expertos" en esta materia con objeto de "ampliar las bases imponibles para incrementar la recaudación ayudando a mejorar el crecimiento de la economía española".
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