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Pensiones

El Gobierno cierra la puerta a una pensión mínima de 1.080 euros

Baño de realidad y jarro de agua fría para los pensionistas. Las subidas que exigen son imposibles.

La ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio (2i), se reúne con representantes de los pensionistas, en una jornada de movilizaciones de este colectivo en toda España
La ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio (2i), se reúne con representantes de los pensionistas, en una jornada de movilizaciones de este colectivo en toda Españalarazon

La ministra de Trabajo ha afirmado hoy que, aunque le «gustaría», el Gobierno «no se puede comprometer» a que el año que viene haya unas pensiones mínimas de 1.080 euros al mes y un Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de 1.200 euros

Magdalena Valerio, ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, tuvo que apechugar ayer con la cara menos amable de gobernar. En el Día Internacional de las Personas Mayores, y con miles de pensionistas en las calles de las principales ciudades de España, no tuvo más remedio que admitir que, simplemente, es imposible subir ahora la pensión mínima hasta 1.080 euros mensuales –ahora oscila entre los 760 y los 810 – y el salario mínimo hasta 1.200 – 735,9 euros en 2018–. «Ya me gustaría a mí», comentó la ministra tras reunirse en Bilbao con una representación del Movimiento de Pensionistas de Vizcaya. Los jubilados vizcaínos, punta de lanza de las reivindicaciones del colectivo, querían aclaraciones sobre el acuerdo suscrito en el seno del Pacto de Toledo por todos los partidos políticos, con excepción de ERC, y que, en teoría –nadie ha explicado cómo– prevé una revalorización con el «IPC real», un parámetro que tampoco nadie ha definido con exactitud.

Los pensionistas de Bilbao empezaron sus protestas contra la reforma que intentó aplicar el Gobierno de Rajoy. El PNV asumió algunas de sus peticiones y arrancó al Ejecutivo anterior que introdujera en los Presupuestos de este año subidas acordes con la inflación y se olvidara, por ahora, del «factor de sostenibilidad», una medida correctora que limitaba la subida de las prestaciones, con el argumento de garantizar el sistema.

Promesas imposibles

Magdalena Valerio –hoy también habrá miles pensionistas en la calle en las comunidades en las que no se manifestaron ayer, cmo Cataluña– intentó sortear compromisos imposibles. «Lo que no voy a hacer –explicó– es prometer algo que sé que no voy a poder cumplir». El Gobierno, en cualquier caso, presionado por su izquierda por Podemos, pero también por el resto de partidos, que ven cómo debe afrontar esa patata caliente, debe buscar una solución para el futuro de las pensiones que acepte la mayoría de los afectados, ahora dispuestos a la movilización permanente. Son conscientes de su fuerza, ya que son casi nueve millones y su fortaleza electoral es enorme. Hay enormes diferencias ideológicas entre ellos, pero también la coincidencia de que quieren mejores pensiones. Para ellos, es anécdótico que la Comisión Europea, en uno de sus últimos informes, diga que «los pensionistas españoles han mantenido holgadamente su nivel de vida durante la crisis».

La pensión media en España es de 957.36 euros mensuales y el sistema arrojará en 2018 un déficit superior a los 19.000 millones de euros, con tendencia a aumentar en el futuro, que es lo que lleva al Gobierno a darse un baño de realidad y eludir promesas que se volverían en contra. Curiosamente, la pensión media en Vizcaya –1.358,45 euros al mes– es la mayor de España y también son superiores allí el resto de pensiones. Hay pensiones bajas en España, pero las prestaciones españolas figuran entre las más generosas de Europa, en relación con las cotizaciones y los años trabajados, como detalla el reciente informe del BBVA «Estado de las pensiones en España».