Educación

Volcada en mejorar el mundo a través de la educación y la salud

Alumnos del Colegio El Salvador, en La Paz (Bolivia). Al fondo, la imagen de Mario Losantos del Campo, propulsor de la fundación
Alumnos del Colegio El Salvador, en La Paz (Bolivia). Al fondo, la imagen de Mario Losantos del Campo, propulsor de la fundaciónlarazon

Mario Losantos del Campo fue en sus 60 años de vida un ser singular. Además de empresario de renombre, aunque huía de los focos y optaba por un «low profile», amaba la poesía, la escritura, el arte y las letras en general, y sobresalía por su oratoria. Hijo de un profesor de instituto que llegó a ser alcalde de la ciudad riojana, fue un auténtico «self made man». Un emprendedor que supo conjugar suerte, talento, tenacidad y laboriosidad para alcanzar la cima. Empezó con una pequeña constructora en su tierra y tomó el sendero del éxito gracias a su promoción del polígono de Neinver. A finales de los 70, fundó Riofisa, primera piedra de un gigante inmobiliario, a cuyo frente se situó su hijo tras su fallecimiento en 1999. Pero, por encima de su extraordinarias facultades para los negocios, sobresalía su gran humanidad. Su hija Sara le describe como un hombre «muy inteligente, muy sensible, muy creativo y muy bondadoso, al tiempo que muy ejecutivo. Era entrañable con sus amigos y socios. Adorable con su familia. Un hombre muy bondadoso con un corazón inmenso». «Era un hombre con profundos y firmes principios y creencias. Enérgico y compasivo, católico practicante. De hecho, gran parte de las ayudas que prestaba en vida las canalizaba a través de obras e instituciones de la Iglesia. “Yo les financio esto (una obra o un proyecto) y ustedes rezan por mí, y creo que salgo ganando”, le oí decirle a unas monjitas en una ocasión».

Da nombre a una fundación que se fue germinando con el paso del tiempo. Sin embargo, el no llegó a ver sus primeros brotes verdes porque la idea de montarla no la plasmó, hasta 15 días antes de su muerte, en un testamento ológrafo “porque era muy consciente de la necesidad de hacer cosas por mejorar el mundo. Era algo que él tenía clarísimo y que quería que nosotros continuáramos a través de esta institución». Sara Losantos Ucha, vicepresidenta de la entidad, no sabe como fue forjándose en su cabeza la idea, «pero durante su enfermedad, que fue larga, hizo varios escritos en los que iba diseñándo con el fin de perpetuar la labor que había realizado en vida».

Identidad propia

Hoy en día, la Fundación Mario Losantos del Campo tiene una misión muy determinada: «Contribuir al desarrollo integral del ser humano, mediante acciones específicas centradas en los ámbitos de la salud y la educación». Pero hasta llegar a esta concreción, la FMLC pasó por diversas fases. «Al principio, estábamos muy sensibilizados con el tema de la muerte. Apoyamos a los enfermos en fase terminal sometidos a cuidados paliativos con la colaboración de voluntarios, y nos percatamos de que cuando fallecían sus familiares necesitaban ayuda y, así, surgió de modo natural la necesidad de tener un área de psicología del duelo que finalmente se ha consolidado». Pero no bastaba porque el patronato quería conferirle una identidad propia. Así se reafirmaron en que la educación y la salud son los motores para cambiar este planeta, «de manera que todos nuestros proyectos de cooperación y desarrollo en África y Bolivia llevan ese sello».

La filosofía de la Fundación es clara: «Ayudamos a desplegar proyectos que ayuden a generar riqueza en esas poblaciones. No nos conformamos con dar una aportación, sino que queremos contribuir a colaborar en la construcción de las bases del desarrollo».

Los proyectos de la Fundación son numerosos y diversos. En España destacan tres líneas: psicología del duelo, investigación y educación integral y sensibilización. En África cuenta con un programa de salud en Kenia, puesto en práctica a través del dispensario de Todonyang y otro de alimentos en Malaui. Además, tiene una guardería en Kapador, desde el que se presta atención nutricional a la población infantil de la zona. En Malaui se ofrecen becas a los mejores estudiantes. También avala Saint Mary de Benga, un colegio de Primaria. En Bolivia, El Salvador colabora notablemente en el cuidado de los menores del barrio marginal de El Tejar (La Paz). A finales de este año se abrirá un centro de Educación Especial en la misma zona.

La FMLC es la fundación más transparente en la categoría de familiares según «Construir confianza 2017. Informe de transparencia y buen gobierno en la web de las fundaciones españolas», que elabora la Fundación Compromiso y Transparencia. «La transparencia es uno de nuestros pilares», dice la vicepresidenta. «Perdemos en privacidad, pero ganamos en transparencia. La sociedad se merece que lo seamos y demos testimonio. Desgraciadamente, la opinión pública tiene una mala imagen de las fundaciones. A mí me han llegado a decir que lo hacemos con una finalidad: defraudar o pagar menos a Hacienda. ¿Qué necesidad tengo yo de emplear mi vida, mi tiempo y mi dinero para defraudar? Pues ninguna. La transparencia ayuda a dar una imagen real de las fundaciones y demostrar que nos dedicamos a hacer un poquito el bien».

Psicología del Duelo

Una de las líneas de trabajo que le dan un valor añadido a la FMLC es la psicología del duelo. Se trata, por un lado, de ofrecer asistencia psicológica gratuita a personas que han sufrido la pérdida de un ser querido y no consiguen superar por sí solo el dolor y, por otro, impartir cursos y talleres formativos sobre este proceso a profesionales del ámbito socio-sanitario. Sara Losantos explica que está línea sólo la trabajan en España, «aunque la hemos internacionalizado gracias a un blog muy seguido en Suramérica y Canadá». «Su objetivo prioritario es que se asuma que la muerte es un proceso natural y que si la persona necesita ayuda es porque en algún momento del mismo se ha bloqueado».