Editorial

El incuestionable liderazgo del Rey

Hay un abrumador apoyo a la Corona, a su nexo excepcional con el pueblo y a su condición de salvaguarda de la unidad de la nación, sus derechos y libertades

La clase política antisistema, que anida hoy en el gobierno y en la mayoría parlamentaria que lo sostiene, anda obsesionada en mantener viva una entelequia, una ficción en torno a la vigencia, incluso la legitimidad, del modelo de Estado y de su Jefatura. Se alienta un escrutinio popular sobre la Corona que es en realidad un artefacto creado y sostenido por la izquierda comunista y los independentistas de todo jaez que aprovechan sus extraordinarios altavoces mediáticos y de poder en ese cometido. El propósito es invocar y generar a partir de su presión, su insistencia torticera y la continuada trapisonda algo parecido a malestar y contestación sociales sobre la Monarquía. El propósito es simplemente el desgaste a cualquier precio y en torno a todo escenario o coyuntura en el que puedan sacar ventaja. El hándicap es que sus campañas orquestadas desde el poder que ostentan no prenden en la gente, ni siquiera llegan a causar rasguño en la epidermis social. Todo lo contrario. Don Felipe goza de un extraordinario predicamento entre los españoles, con autoridad no ya indiscutible, sino creciente. No hay un solo estudio de opinión que discuta o comprometa esa verdad tangible, corroborada semana a semana en el escrutinio público de sus frecuentes apariciones por todo el país. A diferencia de los políticos gobernantes, que se esconden de los españoles y de sus problemas, el jefe del Estado sabe cuál es su lugar y recibe respeto y consideración. En los sondeos del CIS, tan ensalzados por la extrema izquierda y los independentistas, la Monarquía es objeto de preocupación para el 0,3 de los españoles. O sea, para nadie que no sea esa parte de los representantes de la soberanía nacional que empozoñan incluso las inquietudes de sus representados. Este fin de semana los socios del gobierno y sus aliados han salido de nuevo en tromba contra el Rey a propósito de su mensaje de Navidad con toda clase de patrañas y ruindades. En las palabras reales se había pedido lealtad a la Constitución y unas instituciones que respeten y cumplan las leyes, desde la integridad y la moralidad. Era una apelación necesaria, como su aliento, esperanza y cercanía en estas duras semanas de rebrote del contagio. La encuesta de NC Report para LA RAZÓN de hoy rubrica el respeto y la confianza en el monarca que es también la censura a los políticos que lo denigran a sabiendas que no puede defenderse. El sondeo recoge un abrumador apoyo a la Corona, a su nexo excepcional con el pueblo y a su condición de salvaguarda de la unidad de la nación, sus derechos y libertades. Siete de cada diez españoles así lo manifiestan. El 80% valora de forma positiva el discurso de Nochebuena y su carga política y moral. Solo un 14% se desmarca. Es la cualidad del liderazgo aplastante del Rey, su impronta única, lo que perturba a los enemigos de la España constitucional que encarna y a la que quieren reducir a escombros. Hay un fraude moral, una estafa política a costa de la monarquía contra el país que debe caer más pronto que tarde como sus responsables.