Yolanda Díaz

La defunción del proyecto de Iglesias

No es difícil ver en la Francia Insumisa de Mélenchon la estrategia que inspira a Díaz y que, necesariamente, pasa por dejar en la irrelevancia política al PSOE.

La plataforma Sumar, que impulsa la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y que ya se encuentra inscrita en el registro de partidos del Ministerio del Interior, no es sólo un cambio más de nombre en el mundo de la izquierda radical, sino que supone el certificado de defunción del proyecto de Unidas Podemos que llevaron a cabo Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero.

También, por supuesto, una nueva toma del Palacio de Invierno por parte del Partido Comunista de España, a través de Izquierda Unida, cuyo alcance es prematuro pronosticar, aunque la escaramuza interna vivida por la coalición podemita en Andalucía se saldó con la victoria en toda la línea de la candidata apoyada por los comunistas orgánicos, Inmaculada Nieto, frente al candidato morado Juan Antonio Moreno. A estos efectos de lucha por la preminencia en la representación del espacio político que queda a la izquierda del PSOE, los malos resultados electorales cosechados por Nieto son irrelevantes, aunque explican la ambigua modulación del discurso de la ministra Díaz, consciente de que el tiempo de Unidas Podemos como alternativa al socialismo ha pasado.

En cierto modo, no es difícil ver en la Francia Insumisa de Mélenchon la estrategia que inspira a Díaz y que, necesariamente, pasa por dejar en la irrelevancia política al PSOE. Si bien no es el momento de entrar en las propuestas de la líder in péctore de la izquierda comunista, que, por otro lado, no aportan novedad alguna al discurso de la nueva mayoría social de unos partidos que se quedaron sin referentes ideológicos válidos tras la caída de la Unión Soviética, lo cierto es que en la nueva plataforma pueden encontrar fácil acomodo las bases de Unidas Podemos –otras cuestión muy diferente es el destino político que aguarda a algunos de los actuales dirigentes, como Ione Belarra, sin ir más lejos–, pero, como ya hemos señalado en nota editorial anterior, poco cambiará en el panorama político español si Díaz no consigue ampliar su espectro electoral hacia el sector más radical del socialismo, por un lado, y, por otro, incorporar al proyecto a los hermanos separados que siguieron la estela de Íñigo Errejón.

En cualquier caso, la puesta de largo de Sumar llega en un momento oportuno, con la legislatura ya agotada, lo que facilita el proceso de cohesión y reagrupamiento que pretende Díaz y que exige una mayor política de confrontación con el ala socialista del Gobierno. Otra cuestión es si el alejamiento de todo lo que representa Pablo Iglesias será baza suficiente para que la extrema izquierda española remonte electoralmente, entre otras cuestiones, porque el valor político de Yolanda Díaz, figura bien valorada en las encuestas, tiene todavía que confrontarse con la realidad de las urnas. Y pese al cuidado que ha puesto para no exponerse demasiado, lo cierto es que su opción política no ha hecho más que caer.