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Editorial

España, fuera del mayor foco diplomático

Los «tempos», tan importantes en política, marcan una decisión tomada de urgencia y, probablemente, a instancias de una llamada a última hora desde Presidencia

Pedro Sánchez Eduardo ParraEUROPAPRESS

Los equipos de propaganda de La Moncloa tratarán de hacernos ver como un triunfo de la Diplomacia española la participación del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la reciente reunión telemática de «países voluntarios» o «países dispuestos» que reúne a una treintena de mandatarios en apoyo de Ucrania. Pero lo cierto es que el jefe del Ejecutivo tiene delegada su representación en la Comisión Europea, al mismo nivel que Malta, por citar un ejemplo, cuando intervienen los pesos pesados de la coalición política de apoyo a los ucranianos o, como en esta ocasión, cuando se trata de contrastar con Washington la estrategia a seguir en el terreno o cuando, que es lo más común, hay que reiterar la posición europea frente a los bandazos del presidente norteamericano Donald Trump, que parece extrañamente fascinado por la figura de un dictador como Vladimir Putin. Dado que hace días que las citadas reuniones estaban convocadas, pero que el equipo de comunicación de Exteriores no había anunciado hasta el último momento la presencia por videoconferencia desde La Mareta de Sánchez en la conferencia informativa de la tarde de ayer, cabe suponer los esfuerzos desplegados por los equipos del ministro José Manuel Albares, quien, por cierto, se había desayunado con las críticas coincidentes en los medios de comunicación ante la exclusión de la representación española entre las grandes potencias europeas.

Los «tempos», tan importantes en política, marcan una decisión tomada de urgencia y, probablemente, a instancias de una llamada a última hora desde Presidencia que, sin embargo, no va a impedir que la opinión pública interprete la situación desde la realidad palmaria de que, mientras los líderes de las mayores economías de Europa discutían con Trump el futuro de Ucrania, el presidente Sánchez se mantenía ausente en su retiro vacacional. Esa realidad, insistimos, palmaria, de que España está fuera de los focos principales de la diplomacia mundial, no se ha producido de repente, sino que es el fruto indeseado de la cohabitación en el Gobierno con unos partidos de extrema izquierda que nada tienen en común con las posiciones tradicionales de nuestro país en el concierto de las naciones, y que hacen demagogia para su cada vez más escasa clientela con asuntos de enorme gravedad, porque afectan a las principales alianzas de España y, especialmente, a los acuerdos y colaboraciones que garantizan los mejores medios de defensa para nuestras Fuerzas Armadas. Si, además, se le suma el habitual oportunismo del inquilino de La Moncloa, a quien no vamos a negar su olfato político, autoerigiéndose como adalid de la resistencia anti-Trump, que sigue siendo el líder de la primera potencia militar del globo, entenderemos que no dejen de multiplicarse los problemas exteriores de todo tipo, poco graves en apariencia, pero que sostenidos en el tiempo pueden acarrear graves consecuencias para nuestros mercados exteriores, desde el tráfico marítimo a la cooperación en Seguridad.