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Editorial

Un partido atado a un solo hombre

El PSOE de hoy está tan estrechamente vinculado al sanchismo, con unas bases muy radicalizadas, que la suerte de ambos está vinculada

Pedro Sánchez, en Nueva York Pool Moncloa/Borja Puig de la BellacasaEFE

El anuncio a un medio extranjero por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de su intención firme de presentarse como candidato socialista a las elecciones generales de 2027 no sorprenderá demasiado a quienes, en el seno del PSOE, saben de la extrema dificultad de armar una candidatura alternativa a la del actual secretario general del partido que pudiera recuperar los apoyos perdidos. El mismo hecho de que el propio Sánchez se refiera al objetivo de mantener «la actual mayoría parlamentaria», es decir, la que suma con los partidos nacionalistas y de extrema izquierda de la Cámara, indica que no alberga muchas esperanzas de que el PSOE remonte por sí mismo, al menos, lo suficiente, aunque sea por la mínima, para superar al Partido Popular, ganador claro de los últimos comicios con 16 escaños de ventaja sobre los socialistas, y solo aspira a repetir un resultado que le permita mantenerse en La Moncloa. Sin embargo, y pese a que nadie puede asegurar que una circunstancia sorpresiva o un acontecimiento extraordinario pueda favorecer un cambio en las previsiones que señalan todas las encuestas solventes, la situación personal por la que atraviesa el presidente, con dos familiares cercanos al borde del banquillo y dos de sus más cercanos colaboradores bajo investigación judicial, sumada a las dificultades crecientes para mantener los apoyos parlamentarios de la investidura, hasta el punto de que España parece abocada a un tercer ejercicio sin Presupuestos Generales del Estado, no sólo no auguran un cambio de rumbo en la legislatura, sino que invitan a pensar en una derrota grave del socialismo español que llegaría a poner en peligro su propia existencia como alternativa de gobierno. En el PSOE, por supuesto, son conscientes del riesgo que supone mantener la candidatura de Sánchez y cada vez surgen más voces críticas con la deriva del sanchismo, pero la realidad es que el actual secretario general ha conseguido acabar con cualquier disidencia interna de alguna entidad, incluso, atando a su grupa a dirigentes históricos, como Patxi López u Óscar López, que trataron por diversos medios de que no llegara a encabezar la jefatura del partido. Situación que se repite en la mayoría de las federaciones regionales, con escasas excepciones que difícilmente serían determinantes, tras la acción directa en la composición de los órganos de gobierno llevada a cabo por el hoy encarcelado Santos Cerdán. En definitiva, que el PSOE de hoy está tan estrechamente vinculado al sanchismo, con unas bases muy radicalizadas, que la suerte de ambos está vinculada, mucho más, cuando ni siquiera se vislumbra la posibilidad de que surja un candidato alternativo capaz de disputar el mando de su partido al presidente del Gobierno. La opinión pública seguirá asistiendo a nuevas «iniciativas políticas» del sanchismo, divisivas de la sociedad, que puedan cambiar la actual correlación de fuerzas, porque lo que no se puede negar a Pedro Sánchez es su tenacidad.