Educar en casa, ¿cómo lo lleváis?

Muchos padres estamos estos días a punto de tirarnos de los pelos y eso que todavía esto acaba de empezar. El día es largo y la paciencia no siempre es infinita, más bien al contrario. De la misma manera que muchos trabajadores que están acostumbrados a hacerlo desde casa no notan ningún cambio, también hay padres que educan desde casa. Es el famoso homeschooling que cada día gana más adeptos, sobre todo en Estados Unidos. En España no existe una clara regulación sobre ello y, por tanto no tiene tanto éxito pero todo se andará.

Conozco a varias familias que lo hacen y, francamente, los resultados son sorprendentes. Mucha gente cree que educar en casa es “tocarse la nariz” y nada más lejos de la realidad. Es una tarea ardua y cara porque, a medida que van creciendo, se va necesitando refuerzo académico. No hay ningún padre que sepa de todo y lo sepa a la perfección cuando ya están en secundaria.

Particularmente estoy muy a favor de que sea legal en España pero porque soy 100% partidaria de que los padres elijan cómo educar a los hijos, no soy nada partidaria del lema “los hijos no son de los padres”. En realidad todos lo hacemos, educar según nuestros principios, por lo tanto no veo el motivo por el cuál esto no debería estar correctamente legislado. De hacerlo se haría mejor porque, lógicamente, no todo el mundo está preparado para hacerlo. Yo, que tengo tres hijos, dos de ellas en edad escolar obligatoria, solo las ayudo en lengua, literatura e historia. En matemáticas soy nula. Podría ayudarlas hasta la universidad....pero no me apetece. Esa es la otra cuestión, la vocación. Hace falta tener muchísima vocación para educar a tus hijos en casa. Educar en el sentido académico, el otro, se da por sentado.

Una de las personas que educa en casa que conozco desde hace tiempo es Laura Mascaró. Precisamente estos días publicó lo que, a continuación y con su permiso, comparto con los lectores de la razón.

Este mensaje es para todas aquellas familias que no estáis acostumbradas a estar 24/7 con los niños. Vaya por delante que no es ningún juicio ni crítica, sólo pretendo ayudar. Algunos me habéis escrito pidiéndome consejos y recursos sobre qué hacer y cómo organizaros estos días de cuarentena con los niños.Y veo que muchos caéis en lo que, a mi modo de ver, son dos errores:

1) Creéis que tenéis que hacer las funciones del maestro de escuela. No, ésa no es vuestra obligación. La mayoría de los colegios atienden online pero, tanto si lo hacen como si no, no tenéis por qué preparar actividades, digamos, didácticas para los niños. Y no, tampoco pasa nada porque estén 2 semanas o 1 mes sin hacer tareas escolares. Ahora es el momento de entender que todo es educativo. Todo. Es el momento de reconectar con ellos, de tener conversaciones, de buscar actividades en las que podáis disfrutar juntos. Y, mientras, estarán aprendiendo. No tengáis ninguna duda. Hablo de niños pequeños, claro. Si tu hijo está preparando la selectividad, entonces sí o sí debería tener una planificación para estudiar todos los días, con o sin apoyo del centro educativo.

2) También veo que muchos os obligáis a entretener a los niños todo el tiempo. Si hacéis esto, no es que las dos semanas se os vayan a hacer largas. Es que no aguantaréis ni dos días. Conviene tener algún tipo de rutina que incluya las tareas del hogar y también el ocio (y el trabajo, si tenéis la suerte de poder teletrabajar). Víctor tiene 4 años y nos ayuda a limpiar la casa, a hacer la colada, preparar la comida, etc. Los niños también pueden jugar solos (en serio, a veces les cuesta arrancar, pero la mayoría pueden jugar solos un rato cada día), pueden ver películas y jugar a videojuegos (en serio, no se volverán adictos ni psicópatas) e incluso pueden mirar las musarañas. Nuestro equilibrio emocional ahora es más importante que nunca. Si estáis todo el tiempo tratando de tener a los niños entretenidos y tratando de que “estudien”, en pocos días vais a estallar.Y no os podréis ir a dar un paseo para relajaros.

Con todo el cariño os lo digo. No sois ni maestros de escuela ni animadores culturales. Y podéis aprovechar las circunstancias para replantearos vuestra relación con las “nuevas” tecnologías.