Formación Profesional

FP: de patito feo a ser un motor formativo de empleo

Estos estudios, con una vertiente práctica, se amoldan a las necesidades empresariales de cada momento

La parte práctica, realizada muchas veces en empresas, facilita la inserción laboral
La parte práctica, realizada muchas veces en empresas, facilita la inserción laboralDREAMSTIMELA RAZÓN

Atrás quedaron los tiempos en los que la FP era la educación de menor rango, tanto por los estudiantes que elegían esta rama como por las salidas laborales que luego obtenían.

La Formación Profesional (FP) en España está experimentando un crecimiento sostenido y se consolida como uno de los principales motores de inserción laboral y dinamización empresarial en el entorno postobligatorio, respaldada por el aumento continuo de estudiantes matriculados y por sus extraordinarias cifras de empleabilidad. El hecho de que cada vez haya más matriculaciones en FP desde el curso 2018-2019 pone de relieve que los jóvenes y profesionales están optando de manera decidida por una vía educativa que conecta directamente con el entorno productivo y con los nuevos perfiles que demanda el mercado laboral actual.

Según los datos oficiales de los que se dispone, el año académico 2023-2024 ha supuesto un nuevo récord con cerca de 1,2 millones de alumnos en FP. Una cifra que supera, por primera vez, la barrera del millón y que demuestra el atractivo creciente de este itinerario educativo frente a otras modalidades como el Bachillerato o el Grado universitario. Entre las causas que explican este creciente interés por la FP está no solo a la percepción social favorable hacia la empleabilidad de la FP, sino también a la modernización de los programas formativos, la diversificación de títulos y la adaptación de los planes de estudio a sectores emergentes y estratégicos.

Empleabilidad

De hecho, la empleabilidad de la FP constituye su gran fortaleza. Según datos oficiales y estudios sectoriales, la tasa de empleo cuatro años después de finalizar FP de Grado Medio Dual alcanza el 73,8%, mientras que la FP de Grado Superior Dual logra el 80%. No son solo cifras considerables, sino que se sitúan muy por encima de las opciones no duales y que demuestran el impacto de la alternancia entre formación en centros educativos y prácticas en empresas.

Incluso en los no duales, la inserción laboral supera el 65%, consolidando a la FP como una apuesta segura para quienes desean acceder con rapidez al mercado de trabajo. La tasa de afiliación a la Seguridad Social, indicador directo de empleo estable, se sitúa en torno al 70,6% para FP Superior Dual dos años tras la obtención del título.

Otra variable que explica el éxito de la FP es que suelen ser formaciones demandadas por empresas. Esta colaboración y diálogo entre el tejido empresarial y los organismos educativos facilita la creación de nuevas ramas y especialidades de FP especialmente adaptadas a la digitalización, la sostenibilidad y la automatización, entre otros.

Cabe señalar que, en estos momentos, existen 176 títulos oficiales de FP, de los cuales 89 corresponden a Grado Superior y 59 a Grado Medio, junto a una oferta creciente de cursos de especialización que permiten ajustar las competencias de los titulados a las exigencias de sectores como la inteligencia artificial, la ciberseguridad, la energía renovable, la biotecnología o la gestión integral de procesos.

Además, la FP está siendo capaz de responder a la demanda empresarial al actualizar constante sus títulos y a la creación de itinerarios que favorecen la empleabilidad en entornos dinámicos. Por ejemplo, la irrupción de nuevas disciplinas relacionadas con el desarrollo de software, la robótica, la domótica y las tecnologías de la información ha llevado a la puesta en marcha de especialidades diseñadas de forma conjunta por empresas líderes y el Ministerio de Educación, integrando contenidos prácticos de alto valor añadido. Esta colaboración público-privada se traduce en modelos duales que incrementan la empleabilidad de los estudiantes y facilitan la transición directa desde el aula a la empresa.

Junto a los sectores tecnológicos, áreas como la logística, la administración, la sanidad, la atención sociosanitaria y la reparación de vehículos concentran una demanda creciente de perfiles técnicos cualificados, y la FP se convierte en la principal vía de acceso para estos puestos. La digitalización de la industria manufacturera y el auge de las operaciones logísticas de última milla están redefiniendo la necesidad de nuevos titulados en especialidades como automatización industrial, transporte y movilidad, gestión de información y comercio electrónico, que encuentran en la FP una rápida puerta de entrada a empleos de calidad.

Cohesión social

El impacto de la FP sobre la inclusión laboral es especialmente relevante en entornos rurales y regiones con elevado desempleo juvenil, donde la formación asume un rol protagonista en la generación de oportunidades y en la fijación de talento. La flexibilidad de los programas y la posibilidad de realizar prácticas en empresas del entorno contribuyen a la arraigada implantación de la FP en sitios donde otras ofertas educativas presentan mayores dificultades de adaptación. La tasa de afiliación a la Seguridad Social de los titulados en FP de Grado Medio Dual llega al 53,7% apenas dos años después de la graduación, lo que convierte a este itinerario en una herramienta fundamental para la cohesión social.

Por otro lado, la competitividad internacional de la FP española se ve reforzada por la homologación de títulos y por la atracción de estudiantes extranjeros que buscan formación contextualizada y orientada a los nuevos nichos de empleo europeos. La diversificación de la oferta permite una adaptación ágil a los cambios tecnológicos y a los requisitos que imponen las transformaciones digitales y ecológicas en el empleo, asegurando que los titulados mantienen la pertinencia de sus competencias en ciclos de innovación cada vez más breves.

El vínculo entre FP y empresas va más allá de la mera inserción laboral: se configura como un modelo de formación continua y de recualificación que permite a profesionales en activo actualizar sus competencias y especializarse en ramas emergentes, como la gestión de datos masivos, el mantenimiento predictivo en industria 4.0 y la administración de infraestructuras cloud. Desde los programas diseñados para sectores tradicionales, como la industria alimentaria, el turismo y la construcción, hasta los ciclos dedicados a nuevas profesiones, la FP responde de manera efectiva a la demanda concreta de las empresas, generando valor añadido y promoviendo el desarrollo de talento alineado con los retos estratégicos del país.

La formación dual, en particular, emerge como modelo paradigmático gracias a la colaboración estructural entre centros educativos y empresas, que facilita la adaptación de los planes formativos a los cambios del entorno.