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Berlusconi resiste... por ahora

La Razón
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El primer ministro italiano sobrevivió ayer por los pelos al último envite de la oposición. En el Senado, donde el Gobierno de centro derecha disfruta de una cómoda mayoría, Silvio Berlusconi se impuso por 162 votos contra 135. En cambio, en la Cámara de Diputados, "Il Cavaliere"sufrió la gota gorda. La moción de censura salió derrotada por sólo tres votos (314 contra 311).

Berlusconi se mantiene en el poder gracias a los tejemanejes emprendidos los últimos días para comprar las voluntades de los diputados de la oposición, especialmente aquellos vinculados a su díscolo y antiguo aliado Gianfranco Fini. La Fiscalía de Roma se ha visto obligada a abrir una investigación sobre los supuestos pagos recibidos a cambio del voto favorable. Algo que, por otra parte, no sorprende en la Italia de "Il Cavaliere".

El líder del Pueblo de la Libertad ha visto cómo la cómoda mayoría de cien escaños que logró arrancar al centro izquierda en las elecciones de 2008 se ha visto reducida a sólo tres. ¿Se puede gobernar con tales apoyos durante los dos años y medio que restan de legislatura? Todo depende de la Liga Norte de Umberto Bossi, que se ha convertido ahora en el auténtico dueño del futuro político de Berlusconi. Por ahora, los ligistas quieren que aguante el Gobierno un poco más para poder completar las reformas federalistas que ambicionan.

La verdad es que nadie desea unas elecciones anticipadas en este momento. Berlusconi ha visto cómo ha descendido su popularidad en medio de escándalos sexuales, casos de corrupción y disputas políticas internas. La izquierda, sin un líder y un programa creíbles, no se encuentra en condiciones suficientes para arrebatar el poder a la derecha. Y el nuevo partido de Fini busca aliados centristas para convertirse en una verdadera fuerza decisiva de la vida política italiana. Algo así como el grupo bisagra entre la derecha y la izquierda.

Preguntado recientemente sobre si ha llegado el final de Berlusconi, el escritor italiano Umberto Eco respondía que el primer ministro es "un no muerto, un vampiro", lo que le hace más peligroso que si estuviera vivo. Y ya sabemos que los vampiros pueden vivir miles de año. ¿Aguantarán tanto los italianos?