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Aranceles (I)

Planeta Tierra

Ramón Tamames
Ramón Tamames Cristina BejaranoLa Razón

En estos tiempos de la segunda Era Trump, raro es el día en que no surge la palabra aranceles; a propósito de cuando EE.UU. quiere imponer su particular solución al problema a otro país cualquiera. A base de amenazarlo con subir los aranceles de aduanas si no acepta sus exigencias.

En España hemos tenido sucesivos aranceles en la época contemporánea, empezando por el de 1869, de Laureano Figuerola. Ministro de Hacienda que fue con los gobiernos que presidió el General Prim, tuvo un carácter más bien liberal, aunque también disponía de una cláusula protectora, llamada base 5, por si acaso.

Vino después el arancel más proteccionista de Cánovas del Castillo, de 1891, que aseguró el mercado interior para el textil catalán, la siderúrgica vasca, así como los cereales castellanos y el carbón asturiano. Proteccionismo que se reforzó aún más con el arancel del ministro de Hacienda Amós Salvador –con Segismundo Moret como Presidente del Consejo de Ministros— desde 1906. Manteniéndose en altos niveles de ventaja preferencial prácticamente para todos los productos españoles; frente a la importación de Francia, Reino Unido y Alemania.

Idéntica tendencia mostró el nuevo arancel de Francesc Cambó, 1922 –con jefe de Gobierno a Antonio Maura—, con el que España cubrió un largo periodo: la Gran Depresión desde 1929, la República, la guerra civil y la postguerra, hasta 1959. Un tiempo en el que lo más protector ya no fueron los aranceles, sino las restricciones cuantitativas a la importación; como cupos, cuotas, etc., o simplemente las costosas licencias a las importaciones. Fue la caída en el bilateralismo, con la ruptura del librecambio.

La vuelta a la normalidad se produjo en España en 1963, al promulgarse el arancel Ullastres, nombre del ministro de Comercio en ese tiempo. España se preparó a partir de ese momento para su adhesión a la Comunidad Europea (1986), y la gradual adopción de su arancel CE, con niveles protectores mucho más bajos.

Seguiremos la próxima semana con la actual trumpiana guerra arancelaria, tan brutal como inoportuna, como veremos.