Tecnología

Identificación digital ¿gubernamental o privada?

La UE quiere unificar y estandarizar los DNI digitales como el español o el estonio, frente a propuestas privadas más o menos establecidas

e-Residency Digital ID Card Kit. Identificación digital
e-Residency Digital ID Card Kit. Identificación digitalLa Razón

Quiere utilizar un nuevo servicio en Internet o comprar un producto en una página nueva. Así que tiene dos opciones: o crearse un nuevo usuario en dicha página web o, llegado el caso, utilizar el usuario que ya tenga dado de alta en una gran empresa tipo Google o Facebook. Pero cada vez que elegimos esta opción «no tenemos ni idea de lo que sucede con nuestros datos», según denunciaba en su momento Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Por este motivo, la Comisión está trabajando en un proyecto para que el que todos los ciudadanos, los residentes y las empresas de la UE que deseen identificarse o confirmar determinada información personal puedan tener una identidad electrónica europea segura: eIDAs, que incluso conllevará que esas plataformas lo acepten para registrarse en ellas. «Una identidad en la que confiemos y que todo ciudadano pueda utilizar en cualquier lugar de Europa para cualquier tipo de operación, desde el pago de sus impuestos hasta el alquiler de una bicicleta. Una tecnología que nos permita controlar qué datos se utilizan y cómo».

La Comisión estableció una serie de objetivos e hitos para la identificación electrónica en su Comunicación «Brújula Digital 2030»: El camino europeo para la década digital. Por ejemplo, de aquí a 2030, todos los servicios públicos clave deben estar disponibles en línea, y todos los ciudadanos tendrán acceso a registros médicos electrónicos; y el 100 % de los ciudadanos tendrá acceso a una identificación electrónica segura, lo que significa que están reconocidos en toda la Unión, lo que les permitirá tener pleno control sobre las transacciones de identidad y los datos personales compartidos.

Más allá del DNIe

En España contamos desde hace tiempo con el DNI electrónico (DNIe) que buscaba precisamente, que este sistema de identificación se adecuara a los tiempos de la Sociedad de la Información, para lo que incorpora un pequeño circuito integrado (chip) que es capaz de guardar de forma segura información y de procesarla internamente.

El objetivo de este DNIe es que se pudiera utilizar para cuestiones tan diversas como realizar compras firmadas a través de Internet, hacer trámites completos con las Administraciones Públicas a cualquier hora y sin tener que desplazarse ni hacer colas, realizar transacciones seguras con entidades bancarias, acceder al edificio donde trabajamos, o participar en una conversación por Internet con la certeza de que nuestro interlocutor es quien dice ser. Pero la realidad es que no toda la población es capaz de utilizar todos estos servicios (en muchos casos porque para ello hay que descargarse una serie de claves y programas adicionales, lo que acaba complicando la tarea) y lo cierto es que su uso real está prácticamente limitado a los servicios públicos en línea. Además, la UE lamenta que, como en el caso de España, muchas de las apuestas que han ido introduciendo otros países no garantizan un acceso transfronterizo ininterrumpido. De hecho, solo el 14 % de los proveedores de los principales servicios públicos en todos los Estados miembros permiten la autenticación transfronteriza con un sistema de identificación electrónica; por ejemplo, para demostrar la identidad de una persona en internet sin necesidad de contraseña. El número de autenticaciones transfronterizas anuales que funcionan es muy reducido, aunque va en aumento.

La opción estonia

Uno de los países más avanzados en Identidad Digital es Estonia. Disponible desde 2014, la e-residency es una identificación digital emitida por el gobierno de Estonia y con la que cualquier persona puede acceder de forma remota a los servicios del país. Implantada primero en el país, esta tarjeta permite autentificarse online de forma segura y firmar documentos utilizando la firma electrónica, así como abrir una empresa 100 % online desde cualquier lugar.

Liina Vahtras, e-Residency Managing Director, señala a La Razón que espera con gran interés la aplicación de la ID europea, ya que «es probable que dé un impulso significativo a la adopción de la identificación digital segura en todo el continente. Y lo que es más importante, también beneficiará a los ciudadanos de la UE en términos de igualdad digital, y es de esperar que inspire a todos los Estados miembros de la UE a mejorar sus servicios públicos digitales».

Siim Sikkurt, director general de Digital Nation, sirvió «orgulloso» al gobierno de su país durante 10 años y se «retiró» hace un año para fundar Digital Nation para poder construir sociedades digitales en todo el mundo. «La experiencia de Estonia se está usando en muchos otros países del mundo. Ha cambiado la manera en que vive la gente», defiende.

Según su visión, implantar estos sistemas digitales «no es una cuestión de tecnología» sino de voluntad. «Hace 10 años tuvimos claro que teníamos que tener un gobierno digital», refuerza, reconociendo que estos proyectos de identidad digital «son un programa de gobierno y los gobiernos no suelen ser rápidos».

Una visión ¿altruista?

Más allá de los gobiernos, y pensando en esa identidad digital, pero a nivel global, el CEO de OpenAI creó en su momento otro proyecto, Worldcoin, con el que quiere que todo el mundo pueda tener esta identificación digital. Según Ricardo Macieira, Regional Manager para Europa de Worldcoin, el sistema que propone permite verificar que las personas son quienes dicen que son y no una máquina o un robot y teniendo el control sobre qué tipo de datos y cuánta información desean compartir con terceros.

Para construir esta identidad digital, hacen falta varios pasos. Para poder tener esta identidad, la compañía desarrollo The Orb, un dispositivo en forma de esfera que captura tu iris. The Orb es una máquina que reconoce si la persona que está de frente es un humano y está vivo. Toma dos imágenes de tu iris, realiza un iris code y la añade a una base de datos para verificar que no te has registrado antes y dar el World ID a cada persona. La compañía asegura que no recopila ningún dato. «Simplemente al descargarte la app te pedirá verificar tu número, pero sin tener que introducir tu nombre y apellidos o dirección de e-mail».

«Cerca del 50% de las personas en el mundo no tiene ni pasaporte u otro papel», asegura, por lo que la compañía está en conversaciones permanentes con gobiernos y entidades sociales. «Creemos muy firmemente que podemos ser una gran ayuda para saber cómo regular, y a garantizar, que la inteligencia artificial al final funciona de un de un modo que sea benéfico para todos», sostiene.

En cualquier caso, «World ID no pretende competir con los sistemas de identidad digital, ya que su objetivo es permitir a las personas dar fe de que son humanas y únicas, no de quiénes son. Los programas de identidad digital suelen tener como objetivo identificar quién es una persona. Worldcoin, a través de World ID, no quiere saber quién eres, solo que eres único y humano», detalla Ricardo Macieira, Director General Regional para Europa de Tools for Humanity, colaborador del proyecto Worldcoin para La Razón. La compañía insiste en que su reto es verificar la humanidad, no identificar a las personas como pretenden los sistemas oficiales.

Algunas dudas resueltas por la UE

Esta versión digital convivirá con la analógica y serán los estados los responsables de desplegar este proyecto, aunque se abre la puerta a que lo hagan con una empresa privada. La única condición es que cada ID sea compatible con las del resto de países, tengan o no las mismas características y prestaciones. Habrá dos niveles de seguridad (básico y alto) que deberán ser adoptados por otro tipo de sistemas de identificación (como tarjetas sanitarias). El nivel de seguridad dependerá del elemento que guarde las claves del monedero electrónico. Estas claves impedirán el acceso no autorizado a datos personales sensibles mediante cifrado. Se apuesta por utilizar el elemento seguro ya incorporado en los documentos nacionales de identidad electrónicos, como el DNIe, puesto que el chip del DNI es emitido por el Gobierno.