Entrevista
“Es muy difícil concienciar de lo que no se ve, y la tecnología lo permite” Alicia Asín, fundadora y CEO de Libelium
Datocracia es el gran lema de esta compañía zaragozana que ha encontrado en las smart cities una de sus grandes bazas.
Fundó Libélium al terminar Informática en la Universidad de Zaragoza. Algo que frustró el sueño de pertenecer a la Unidad de Delitos Informáticos de la Guardia Civil. Tenía claro que esta empresa no era algo temporal. Dieciocho años después, Alicia Asín afronta la tercera etapa de su startup con la convicción del poder de la tecnología.
En 2021 sale su socio de la empresa y arrancan una nueva etapa. ¿En qué consiste?
Supone pasar de ser una empresa de hardware IoT, una empresa que vendía sensores conectados, a una visión de empresa enfocada en los datos, que tienen que ser datos de calidad, precisos, fiables. Los datos necesitan un sitio donde recolectarse, gobernarse, gestionarse, almacenarse... Y así nació nuestro producto, que se llama Iris 360. El último paso es transformar esos datos en información. Es la última milla.
¿Qué es lo siguiente?
Tenemos aplicaciones para, por ejemplo, zonas de bajas emisiones, donde estamos cerrando el círculo. Con los algoritmos de inteligencia artificial generamos un gemelo digital de la contaminación en las ciudades. Esto es importante porque, especialmente con la contaminación y con todo lo relacionado con el cambio climático, está fuertemente ideologizado. Puedes ver la boina (de contaminación) de Madrid, pero no vemos la calidad del aire de esta habitación en estos momentos. Es muy difícil concienciar a la ciudadanía y a los gobernantes de las cosas que no pueden ver. Con un género digital somos capaces de visualizar y traducir en un mapa de calor aspectos como los niveles de calidad de aire.
Podemos ir un paso más, somos capaces de aplicar diferentes simulaciones y ver qué escenario futuro queremos conseguir.
¿Qué representa el negocio de venta de los dispositivos?
Todavía tenemos un 60% de dependencia de facturación en el hardware. Pero tampoco nos obsesiona que eso se reduzca. Nuestro objetivo es producir las soluciones con los mejores datos de calidad en cada momento. Si llega un momento que esos datos de calidad se obtienen mejor con dispositivos de terceros, pues así lo haremos.
Estas soluciones, ¿son solamente para cuestiones medioambientales?
Estamos muy enfocados al medioambiente, pero ofrecemos un abanico de soluciones bastante amplio. Dieciocho años han dado para mucho
¿Las administraciones públicas son uno de sus principales clientes?
Sí, a día de hoy más o menos la mitad del negocio de Libélium proviene de administraciones públicas consumiendo soluciones de bajas emisiones, de apartamento inteligente, de riego inteligente también. Somos capaces de correr algoritmos que optimizan el uso del agua en parques y jardines. Hemos llegado a alcanzar resultados de reducir entre un 20 y un 40% del agua y en el contexto actual de sequía de España es bastante relevante.
Antes comentaba que en el tema del medio ambiente hay mucha ideología. ¿Afecta un cambio de gobierno en una administración?
Los cambios de gobierno afectan siempre sin ni siquiera entrar en cuestiones ideológicas. Es mucho más llamativo para nosotros los problemas burocráticos. En los casos de zonas de bajas emisiones, donde puede haber ciertamente más ideología, más opinión sobre lo que debería hacerse, hay una Directiva Europea que obliga a que esto exista. El problema que sí que nos estamos encontrando es que precisamente esa ideología necesita muchísima más racionalización en todas las decisiones y una mayor tecnificación y transparencia.
Con herramientas como la nuestra ayuda a tecnificar la decisión y a explicar de una manera mucho más científica por qué se han tomado determinadas medidas. Es lo que nosotros llamamos datocracia.
O sea, que es más fácil ahora que se tomen en cuenta esos datos, porque además de los datos, se da la pista o la clave de qué se tiene que hacer con esos datos.
Claro, porque realmente... Hay que entender que el IoT pretende cambiar la forma de tomar decisiones en muchísimos negocios, en muchísimos sectores. Es una tecnología totalmente transversal. Es un poco como cuando empezamos a tener email y veníamos del fax. No basta con tener la disposición, hay que cambiar comportamientos, hay que cambiar costumbres, hay que cambiar procesos de negocio. Yo recuerdo hace 18, 17 años que teníamos proveedores a los que todavía había que mandarles los pedidos por fax, era su elemento de confirmación. Le podías decir por un Oye, sí, sí, te lo confirmo. Decían: Sí, pero mándame el fax, porque es lo que recibe nuestro departamento de ventas, hasta que no reciben el fax, no es el documento que inicia todo el proceso de que pongamos en marcha tu pedido. Y fíjate, si esto supuestamente es algo sencillo de cambiar, imagínate el empezar a tomar las decisiones de regar los parques y jardines de una ciudad en función de los datos, que puede ser una cosa diferente cada día.
¿Cómo se hace?
En base al dato, pero transformado ese dato. Estamos cambiando un proceso entero al darle esos datos. Y en muchas ocasiones estamos intentando automatizar algo que a día de hoy no funcionaba de esa manera. Antes teníamos a gente, a jardineros, sentados haciendo un montón de cálculos para saber cuándo había que regar y gracias al IoT y a la inteligencia artificial, ahora esos cálculos se hacen automáticos. Nos estamos saltando un paso, estamos intentando que se tomen las decisiones en tiempo real y generando, además, la inteligencia de negocio y la inteligencia de proceso que nos dice qué decisión hay que tomar.
Son una startup tecnológica, pero no han hecho mucho ruido con las rondas, ¿por qué?
Puede haber muchas posibles explicaciones, pero la más personal es que yo me considero más empresaria que CEO asalariada. Creo que es una diferencia bastante significativa. A veces comentamos de grandes rondas y demás, de fundadores que se diluyen muchísimo y muy deprisa, que levantan rondas astronómicas, pero levantar capital es un trabajo a tiempo completo. La energía que te consume es increíble. La gente que está continuamente de ronda es imposible que haga otra cosa, es imposible que estén en el negocio. Hay dos tipos de CEO o fundadores: los que realmente están pensando en hacer crecer el negocio y los que tienen una visión más, no sé si especulativa o más de conseguir financiar sus salarios por los siguientes 18 meses.
¿Valoran salir al mercado continuo y cotizar en bolsa?
Sí. De hecho, formamos parte del programa IPO Ready, que es una preparación para la salida a bolsa en Euronext. Estamos en estos momentos evaluando las posibilidades. Es cierto que el Libelium, por definición, por el tipo de negocio, por esa naturaleza de plataforma, con la capacidad de seguir haciendo adquisiciones y seguir enganchando verticales, es una candidata muy buena para salir a un mercado bursátil. Pero hay que tener en cuenta es si el momento de liquidez en el mercado es el idóneo, si eso va a permitir la salida de aquellos socios financieros que quieran salir o si la va a posponer. Y si en el corto medio plazo, va a ser lo más estratégico para la compañía. Pero es una opción que estamos evaluando en estos momentos.
Nosotros vamos ejecutando nuestro plan estratégico y el foco está en la creación de valor. Si nosotros creamos una empresa sólida, con beneficios y en crecimiento, las opciones de salida se despejarán y se quedarán totalmente clarificadas.
En su accionario está Axon, que estuvo detrás de la salida a bolsa de HolaLuz…
Fue la salida más exitosa que ha habido a bolsa de todo el BME en su corta historia. Fue la empresa que captó más financiación con diferencia, y el propio Axon también ha salido a BME Growth. Tenemos un socio que conoce el mercado, que conoce las ventajas, sabe cuál es el proceso, lo ha hecho en varias ocasiones y que considera que el Libelium cumple con los elementos de los ingredientes necesarios para que eso sea una opción. Pero también contemplamos la posibilidad de que haya una adquisición por parte de otra compañía...
¿Está abierta tanto a comprar como a ser comprada?
Las empresas nunca se venden, son compradas. Nosotros jamás estaremos a la venta.
¿Qué se tiene que poner encima de la mesa para que diga que sí?
Un proyecto que continúe con el crecimiento que queremos conseguir en Libelium. Al final, la ambición es ser la compañía más importante de IoT del mundo. Tenemos una marca que es uno de nuestros principales activos, muy respetada en el sector, y tenemos muchas cosas por hacer. Tenemos muchísima ambición de crecer, de abrir más países y de seguir generando muchos más verticales y muchas más soluciones. Nuestra visión es que la tecnología sirva para generar beneficios, sostenibilidad y más transparencia dentro de nuestra sociedad.
¿Por qué salió David Gascu de Libelium?
David salió cuando llevábamos en la compañía 15 años. Nosotros no hemos estado en el círculo de las rondas, pero eso no significa que tengamos mentalidad de ser un negocio familiar. La empresa nos pedía un cambio, lo estuvimos hablando con muchísima transparencia de si era el momento para vender la compañía, si era el momento de hacer una ronda de capital. Y al final, de nuevo, las empresas no se venden, son compradas. Estábamos en 2020 y era un momento también de transición y de diferencia vital. David tiene una vida muy rica en torno a otras actividades que ha conseguido que sean profesionales.
¿Ventajas y desventajas de liderar sola una empresa como Libelium?
El mejor momento siempre es ahora, y si no, pues algo estamos haciendo mal. Tener un fondo en nuestro accionariado ha traído muchas cosas buenas, te reta en determinadas decisiones, A mí me está resultando enriquecedor. Y, por otra parte, estamos haciendo cosas a nivel corporativo que antes no hubiéramos podido hacer, como por ejemplo, comprar compañías.
Es de las pocas mujeres que lidera una empresa startup tecnológica. ¿Ha recibido o ha sentido cosas a favor y cosas en contra?
Tengo la suerte de considerarme bastante respetada en mi sector pero es una realidad que las mujeres nos enfrentamos a problemas en este sector, como eventos con una participación femenina bajísima. O paneles e “las mujeres en los guetos” (en tecnología, en ciberseguridad…) nos parece de lo más políticamente correcto. Es más, nos parece positivo. Pero si te cambio la minoría, cualquier otra cosa va a aparecer insultante y va a poner de relieve algo bastante desagradable. Sin embargo, aquí está muy aceptado. Y creo que en muchos casos ha habido mucha invisibilización.
¿Está cansada de que le preguntemos?
Iré a eventos solo de mujeres o que se hagan para ofrecer referentes a la sociedad y para inspirar a otras mujeres, o iré a los paneles principales de los eventos que me inviten. Hay muchas mujeres que sí me han dicho que para ellas soy un referente. Al final vas asumiendo también parte de responsabilidad. Pero siempre que me preguntan por este tema, digo dos cosas. Uno, que es importante que las mujeres opten por carreras técnicas. Es un mensaje para las chicas que están pensando qué carrera profesional tomar, que tengan muy en cuenta que la tecnología está empezando a ser algo como los idiomas. A lo mejor haces derecho, pero es muy posible que una parte de tu trabajo esté relacionado con la ley de inteligencia la ley de servicios digitales, la GDPR, y que algo tendrás que saber de tecnología. Cuanto mejor preparada estés, mejor. O en la parte de finanzas, los modelos de negocio están cambiando. Cuanta más background tecnológico tengas, más opciones profesionales de mayor calidad y mayor salario, vas a poder acceder. Lo primero es que las chicas no se autodescarten del futuro y que piensen verdaderamente en esa elección. Y lo segundo es que una de las decisiones más importantes de su carrera profesional va a ser con quién decidan compartir su vida.
Es una realidad también que muchas mujeres brillantes que han podido tener esa carrera técnica, en algún momento de sus vidas deciden poner en segundo plano su carrera profesional por dedicarle más tiempo a su rol de cuidadora. A veces parece que esto no se puede decir, pero es que es verdad. Y si no lo decimos, no lo vamos a cambiar. Es muy importante esa corresponsabilidad en casa, con quien una decida compartir su vida. Es la decisión más importante, porque depende de si van a poder tener esa corresponsabilidad o no, o incluso en un momento dado, que la otra persona asuma un rol mayor para que ellas se puedan desarrollar. Porque si no, tendremos mujeres muy preparadas, muy brillantes, muy dispuestas, que en un momento dado dirán: “No, pero yo ahora prefiero algo que me permita estar antes en casa”.
Cuando estudió, ¿se planteabas en algún momento montar una empresa?
No es que tuviera una vocación empresarial marcadísima pero nunca tuve sensación de prueba, de temporalidad.
¿Qué es lo que quería hacer?
Estudiar informática fue totalmente vocacional. Me encantaba la tecnología y lo que representa en sí el concepto de la ingeniería. La ingeniería viene de ingeniárselas para la resolución de problemas inmediatos en un plazo y con un coste determinado. Lo que más me gustaba era la criptografía y la parte de seguridad informática. Me estuve planteando hacer las pruebas para entrar a la Unidad de Delitos Informáticos de la Guardia Civil. Fue uno de los sacrificios más grandes que he tenido que hacer en mi vida al ocupar el rol de CEO, el tener que alejarme de lo que es el programar, el tocar ese barro.
¿Se planteaba llegar hasta donde ha llegado?
No sé qué decirte. Soy más de mirar hacia detrás que de proyectar hacia adelante.
Ahora mismo en el IBEX-35 solo hay dos empresas que estén lideradas por mujeres. ¿Libelium llegará a ser algún día una empresa liderada por mujer que cotice en el IBEX-35?
¿Y por qué no? (sonríe)
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