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Novena y dos vidas

Planeta Tierra

Ramón Tamames
Ramón Tamames Catedrático de Estructura Económica / Cátedra Jean MonnetCristina BejaranoLa Razón

La idea de que no hay un más allá en la vida de los humanos podría ser cierta. Y si se aspira a convencer a alguien de eso, convendrá valorar previamente de qué va esta vida normal que tenemos. Que no se me negará que tiene poco de trivial y mucho de extraordinaria e inexplicable en cuanto a su razón de ser.

Pero transcurridos siete millones de años desde el momento en que los homínidos se separaron de los demás primates en el curso de la evolución, ahora hay dos grandes peligros para nuestra primera vida colectiva: uno ecológico, y bélico el otro. Ambos no podrán ser conjurados con una armonía universal, de la que podrían ser base los heraldos, aún con toda clase de insuficiencias, del Acuerdo de París de 2015 frente al cambio climático. Y en segundo término, el principio aprobado por la ONU en 2017 de supresión de las armas nucleares y anteriores textos de desarme, etc.

En ese contexto siempre amenazado, el ser humano puede sentir el instinto de la felicidad en las raras ocasiones en que tenemos la sensación de un equilibrio casi perfecto; circunstancias en que intuimos la grandeza del privilegio de haber nacido. Creo haber tenido esa sensación alguna vez, la última, el 5 de diciembre de 2018, víspera de los 40 años del referéndum de la Constitución Española de 1978. Algo que celebramos muchos ex parlamentarios escuchando en el Auditorio Nacional de Música de Madrid la Novena Sinfonía de Beethoven.

En esa circunstancia, en mi cerebro, se unieron el recuerdo histórico del referéndum constitucional, junto con la alegría de muchos firmantes de la Constitución, que pensábamos haber cumplido con nuestro deber. Ese pensamiento convergió con el adagio maestoso previo al “Himno a la Alegría” de la propia Novena. Fue un momento perfecto, no exento de algún tipo de relación cósmica indescifrable. Me sentí transportado al nivel de lo sublime. Luego, al salir a la calle, ya era otra cosa. Ahora celebramos los 200 años de la Novena.