Viajes
Un «paraíso verde» en mitad de África en el que se habla español
El turismo internacional propicia la conservación de la naturaleza en los países que albergan la mayor biodiversidad del mundo, como Ruanda, Kenia o Guinea Ecuatorial
El turismo medioambiental en África goza ya de un gran protagonismo. La apertura del continente al resto del mundo está propiciando la mejor conservación de su patrimonio natural. Lugares como el Parque Nacional de Nyungwe, en el suroeste de Ruanda, han pasado de la incertidumbre legal a ser declarados Patrimonio Mundial de la UNESCO, en 2023. Antes de ello, este bosque –uno de los más antiguos del continente– enfrentaba amenazas constantes, como la tala de árboles, la minería ilegal o la caza furtiva.
La integración comunitaria, la exportación de productos locales a terceros países y abrirse al turismo exterior han sido tres pasos clave para lograr la preservación ambiental de este parque. Encontramos ejemplos similares en otros lugares de África, donde el desarrollo humano y la cooperación internacional han transformado los espacios naturales, convirtiéndolos en destinos de renombre mundial y consiguiendo equilibrar la conservación con un interesante amanecer comercial.
Zambia, como toda la región africana, también brinda un ejemplo excelente de los efectos positivos del turismo, como son las nuevas inversiones y la creación de empleo. Además, esto ha propiciado que el 30% del territorio esté hoy en día protegido. También Kenia se ha convertido en todo un referente de turismo salvaje y atrae, cada año, a miles de visitantes a sus reservas naturales.
Dentro de esta tendencia, Guinea Ecuatorial se posiciona como un destino «megadiverso» especialmente atractivo para el mercado hispanohablante, ya que es el único país de África donde se habla español (es el primer idioma oficial). Este pequeño territorio de África Central acoge en sus poco más de 28.051 km² –algo así como la extensión de Galicia–, una riquísima variedad de flora y fauna, cada vez mejor protegida.
Ubicado en la región central del continente, este paraíso atesora montañas revestidas de jungla, manglares y arrecifes de coral. «La superficie forestal ocupa más del 90% de Guinea, y en ella habita una inmensa diversidad cultural y biológica», señala Francisco J. Cabezas, doctor en Biología, investigador de la Universidad Complutense de Madrid y del CSIC en el proyecto «Flora de Guinea Ecuatorial», que inició en 2001.
Pero lo mejor es que «lo que falta por conocer de África es impredecible», señala el experto. «Por cada especie de flora que se conocía en Guinea, durante nuestro proyecto nosotros encontramos dos; eso significa que probablemente haya el doble de biodiversidad de lo que se cree y puede haber en torno a 8.300 especies de plantas», ya que este tipo de selvas son «el ecosistema terrestre más complejo de la Tierra».
Además, «Guinea Ecuatorial guarda una conexión histórica, cultural y emocional con España más que relevante. Es un trocito de España en el centro de África», afirma. Para los turistas de habla hispana, esto representa una ventaja significativa, ya que elimina la barrera del idioma y permite una experiencia mucho más cómoda y enriquecedora, pero también está ayudando a la conservación de la flora y fauna del país. Iniciativas en colaboración con universidades e instituciones españolas han contribuido a documentar mejor la biodiversidad de Guinea Ecuatorial a través de proyectos como «Ecotono», de la Universidad Politécnica de Madrid en colaboración con la Universidad guineana.
No obstante, también cuentan con proyectos propios, como el del Instituto Nacional de Desarrollo Forestal y Gestión del Sistema de Áreas Protegidas de Guinea Ecuatorial (Indefor). A través de esta entidad, se lleva a cabo la Iniciativa de Biodiversidad, un plan de aplicación de la ley de conservación de áreas protegidas que implica el despliegue de cámaras trampa en áreas protegidas para monitorear e identificar actividades ilegales. Estos datos son fundamentales para guiar los futuros esfuerzos de conservación. Además, desde 2015, Guinea Ecuatorial forma parte de la Iniciativa para los Bosques de África Central, que tiene como objetivo reconocer y preservar el valor de los bosques de la región para mitigar el cambio climático.
Así, con su diversidad de paisajes, su fauna única y sus avances en políticas para la conservación, sumando la calidad de sus infraestructuras y comunicaciones –por encima de sus vecinos africanos–, el país está listo para consolidarse como un destino imprescindible para conectar con la riqueza natural del continente sin renunciar a la comodidad de un entorno hispanohablante.
Un paraíso al que acudir alguna vez en la vida
Guinea Ecuatorial disfruta de una geografía privilegiada con la que genera una amplia variedad de experiencias turísticas. Más allá de su territorio continental, cuenta con tres joyas naturales como la isla de Annobón, la isla de Corisco y la isla de Bioko. En esta última se encuentra la capital, Malabo. Un buen plan de viaje pasa por recorrer sus calles y sorprenderse con la Catedral de Santa Isabel, emblema arquitectónico de la era colonial española, para luego adentrarse en la reserva científica Caldera de San Carlos para fascinarse con su alta población de primates en peligro de extinción.
También encontramos la Playa de Ureka, donde varios ríos se abren paso entre la selva en una impresionante coreografía natural que da a morir en impactantes cascadas directamente al mar, misma localización donde existe un Santuario animal para tortugas marinas que utilizan su arena para desovar.
Por su parte, la isla de Corisco es conocida por sus aguas cristalinas y representa la otra cara de la moneda de Guinea, lejos de la emoción e intensidad de otros planes, es una oportunidad única para desconectar del bullicio y explorar la vida marina en un estado puro, inmaculado. Por su parte, Annobón es un santuario para diversas especies de aves y ofrece una experiencia mágica de ecoturismo, dentro de un entorno inimaginable para el visitante europeo, con playas de ensueño y un impacto humano casi imperceptible.
Turismo responsable
Otro aspecto que desmarca a Guinea Ecuatorial de otros destinos similares es su firme compromiso con la sostenibilidad. Bajo la Agenda 2035, el país está impulsando iniciativas para diversificar su economía, apostando por energías renovables y una agricultura sostenible mediante una estrecha colaboración con el tejido empresarial. La planta hidroeléctrica de Oyala ya exporta energía limpia a Gabón, y el gobierno ha rechazado proyectos de deforestación masiva en un esfuerzo por preservar su biodiversidad.
«Son conscientes que el medio ambiente es un recurso económico que puede ser equivalente al del petróleo para el futuro del país», señaló Jesús Suso, CEO de Avante, durante un reciente foro en LA RAZÓN sobre el desarrollo sostenible en Guinea Ecuatorial, quien señaló que «se está protegiendo más que nunca». En esa línea, el emprendedor afirma que el país está dando pasos firmes en la implementación de medidas de conservación como la creación de Áreas Protegidas.
Esta figura legal ya cubre un sustancial 20% de la tierra del país –desempeñando un papel crucial en la lucha contra la caza furtiva y la tala de árboles– e integra ejemplos como la Reserva Natural del Estuario del Río Muni o el Parque Nacional del Pico Basilé, en Bioko, cuya cima está especialmente protegida y cuenta con una de las vistas panorámicas más espectaculares del continente.
Por lo tanto, Guinea Ecuatorial se perfila como una opción más que interesante para los viajeros de habla hispana que buscan un destino virgen sin rechazar el compromiso ambiental con el país. Estamos ante un momento ideal para descubrir este paraíso oculto, que aúna el respeto por el entorno con una experiencia cautivadora.