Verde

SAF, el combustible para reducir las emisiones de la aviación comercial

Cepsa, Iberia, Iberia Express, Vueling y BIOCORC, proponen impulsar su producción y consumo en España

Los combustibles sostenibles reducen un 80% las emisiones de la aviación comercial
Los combustibles sostenibles reducen un 80% las emisiones de la aviación comercialDreamstime

La aviación comercial tiene sus miras puestas en el SAF, (combustibles sostenibles para la aviación, por sus siglas en inglés) para acelerar su transición energética. Un combustible producido a partir de materias primas renovables no derivadas del petróleo: residuos sólidos municipales procedentes de alimentos y desechos de jardín, biomasa leñosa, grasas/aceites y otras materias primas. Es decir, está apoyado en la economía circular. Se puede utilizar ya, de hecho se está utilizando, sin necesidad de modificar los motores de los aviones actuales y permite reducir el 90% las emisiones respecto al queroseno y en todo su ciclo de vida. Por tanto, se considera necesario para cumplir con la legislación y los objetivos europeos en materia de emisiones de gases de efecto invernadero.

El informe «¿Cómo hacer de España el líder europeo de SAF? Hoja de ruta para la descarbonización del transporte aéreo», impulsado por Cepsa, Iberia, Iberia Express, Vueling y Biocirc (Asociación Española de Biocircularidad), presentado esta semana, recoge todos estos argumentos y plantea las claves para que la transición energética del transporte aéreo ponga a España en cabeza de esta nueva tecnología.

Las cuatro compañías, que representan a todos los agentes de la cadena de valor desde la materia prima al consumo, plantean la promoción de la producción y consumo de este combustible como una posibilidad real de garantizar la independencia energética y la descarbonización del sector aéreo en España. De hecho, proponen hacer de ese impulso un proyecto de país para que España alcance ese liderazgo. Para ello, tras analizar las debilidades y fortalezas actuales de esta tecnología a nivel nacional, el informe plantea, el informe plantea, 16 medidas económicas, regulatorias y de colaboración público-privada con las se podría alcanzar ese liderazgo.

Debilidades y fortalezas

El precio es una de las debilidades. Actualmente el SAF es entre tres y cinco veces más caro que el queroseno de origen fósil. Otra es la dificultad de acceso a las materias primas aptas para producirlo, por su dispersión, que incrementa los costes, y la complejidad normativa. Además, la capacidad de producción actual podría cubrir la demandas para 2030, pero no alcanzar las necesidades en 2040.

Para ello, se requiere desarrollar tecnologías para la producción y desplegar instalaciones industriales capaces de satisfacer la demanda y de aprovechar el potencial de materia prima, existente en todo el territorio. Todo esto se traduce en dinero. Esta nueva industria requerirá una inversión de 22.000 millones de euros, marcos regulatorios que permitan afrontar las inversiones y la construcción de más de 30 plantas de producción.

El documento también destaca como puntos favorables que la localización de las plantas de producción de SAF cerca de las materias primas, contribuiría, además de a descarbonizar la economía, al desarrollo social y económico del territorio rural, donde se origina una parte a materia prima, como los restos forestales. Esto es también empleo y el informe calcula que se generarían 270.000 puestos de trabajo, directos e indirectos -y muchos de ellos muy diseminados precisamente en las zonas rurales-, hasta 2050. Asimismo, la hoja de ruta impulsada por las cinco compañías estima que esta nueva industria aportaría 56.000 millones al PIB español hasta 2050.

Qué haría falta

Entre las medidas que se demandan están la agilización de los permisos y autorizaciones a lo largo de la cadena de valor para establecer las infraestructuras necesarias; medidas económicas que pasan desde la creación de un fondo de 300 millones anuales con ingresos procedentes de las subastas de los derechos de emisión, a subvenciones e incentivos fiscales. Más el apoyo, la implicación y la coordinación de todos los niveles de las administraciones públicas. así como las alianzas público-privadas que impulsen la producción y el consumo de SAF.

Margarita de Gregorio, CEO de BIOCIRC, resaltaba en la presentación del informe que «España es el tercer país en potencial de SAF. Y el valor añadido no puede ser más estratégico: permitirá industrializar, sustituir combustibles fósiles por renovables y abordar el reto demográfico».

La cuestión, resumía Maarten Wetselaar, CEO de Cepsa, en el mismo acto, es que «existe una carrera global por posicionarse en este nuevo mercado, por ello hay que acelerar la implementación de las medidas necesarias para que España no pierda esta oportunidad que es el desarrollo de SAF, la principal palanca para la descarbonización del sector aéreo, pero al mismo tiempo puede generar una nueva industria española que fomente el crecimiento económico, la creación de empleo y una mayor independencia energética».

«Eso sí, añadió, la industria del SAF es una maratón. Hemos corrido ya una parte pequeña, pero todavía queda carrera por delante para tener una buena posición».