Cine

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En busca de la verdad perdida

En busca de la verdad perdida
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¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Son preguntas que el hombre se ha hecho desde que es hombre.

¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Son preguntas que el hombre se ha hecho desde que es hombre. «¿De qué va la vida?» es un documental que trata de dar una respuesta a tan trascendentales cuestiones con la búsqueda de Dios como telón de fondo. «Nos dimos cuenta de que la gente tenía muchos interrogantes sin responder y quienes están desorientados ni siquiera se los plantean. Hablando sobre ellos se nos ocurrió hacer una película que pudiese ayudar a la gente a resolverlos y encontrar un camino», explica Ángel González, uno de los realizadores junto con Hugo Burgos.

El camino de la felicidad

La película intercala las respuestas espontáneas de la gente de la calle a estas cuestiones con las explicaciones de filósofos, teólogos, sacerdotes y científicos, entre otros profesionales. También vemos alguna cara conocida, como la de Irene Villa. «No todos son creyentes, aunque sí tienen un testimonio de vida, como el de la propia Irene, que habla sobre el dolor, el sufrimiento y el perdón de una manera magistral. El astrónomo, por su parte, sin creer en Dios, nos habla de un orden al que no encuentra explicación. Después buscamos a otros que sí la pueden dar. En cuanto a los profesionales, seleccionamos aquellos de mayor renombre, de mayor calidad en sus respuestas, de peso intelectual y humano», añade el realizador.

Rodada en localizaciones de Italia, España, Francia y Argentina, «la cinta tiene como objetivo tratar que la gente encuentre un camino que nosotros consideramos que es el mejor», explica González, a lo que Burgos añade: «Nos gustaría que llegara a esas personas que están más alejadas de Dios; fue pensada para eso, para enseñar el camino de la felicidad. De hecho, termina con un mensaje de esperanza. Pero hay que entrar en la sala de cine sin prejuicios. El que está lejos de Dios, que se acerque, y el que está cerca, que se acerque un poco más».

En una época en que la producción cinematográfica es muy reducida, la financiación de este proyecto fue posible gracias a la aportación privada: «Una persona que creyó en nuestro proyecto y en el mensaje que queremos transmitir nos ayudó económicamente de manera altruista. Son conscientes de que el púlpito de hoy son los medios de comunicación. Si no, para nosotros habría sido imposible. Aunque sea el tema más importante que uno puede buscar en la vida, no es el que cuenta con mayor afición», asegura González.

El momento actual, en el que la sociedad atraviesa muchas dificultades, parece idóneo para este mensaje de esperanza. «No fue hecho a propósito, pero es cierto que la gente se abre más a este tipo de cosas cuando está en una situación complicada. Queremos aportar nuestro granito de arena. La única forma de salir es agarrándose muy fuerte a Dios, que es el único que nos puede sacar de los momentos difíciles. Pero no hay que acordarse de Él sólo cuando uno lo necesita. A veces necesitamos vivir un momento difícil para darnos cuenta de que no somos todopoderosos», dicen.