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La “infodemia” del coronavirus: la crisis sanitaria provoca un “tsunami” de bulos

El Observatorio Español de Internet alerta del aumento de la ciberdelincuencia y del “estrés social” que generan las noticias falsas

El Whatsapp es un terreno abonado para los bulos y las noticias falsas
El Whatsapp es un terreno abonado para los bulos y las noticias falsasLa Razón

No hay más que echar un vistazo al WhatsApp cada día para darse cuenta de que, durante la crisis sanitaria del coronavirus han proliferado de forma exponencial el número de bulos y noticias falsas. Algunas se esconden incluso detrás de llamamientos desesperados y audios sobrecogedores, pero ¿quién hay detrás de esos bulos enviados a millones de españoles? El Observatorio Español de Internet (OEI) alerta del aumento de los ciberdelitos durante la pandemia del Covid-19, que en algunos casos se ha traducido no solo en bulos propagados a través de las redes sociales sino en intentos de “hackeo” a sistemas informáticos de hospitales o en mensajes que infectan miles de móviles.

Este organismo que se dedica a detectar vulnerabilidades propias de la red y advertir a los ciudadanos de esos peligros diagnostica lo que está sucediendo como una “infodemia”, una “epidemia de información falsa”. Y recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya alertó sobre su existencia y advirtió de que “puede complicar las tareas de los equipos sanitarios”. Se trata, dice el OEI, “de un tsunami de información falsa capaz de penetrar en el interior de millones de hogares”, algo que ya sucedió durante la crisis del ébola en 2014.

Algunos de los bulos más virales, por ejemplo, alertan de un inminente estado de excepción o denuncian la compra de respiradores reservados solo para políticos o supuestos bloqueos de compra de material sanitario. Ataques informáticos a instituciones sanitarias o fraudes en la venta de productos constituyen otras malas prácticas.

Otros encriptan la información o utilizan el móvil del usuario como antena repetidora del “spam”, sin que el afectado se dé cuenta. Pero, ¿quién está detrás de estas prácticas invasivas? Según advierte este organismo en un comunicado, “los perfiles que incentivan estos delitos telemáticos son entre otros empresas de marketing agresivo que aprovechan el tráfico digital para generar ingresos publicitarios” o ciberdelincuentes “que buscan un beneficio rápido a través de fraudes y estafas, captan y venden bases de datos de teléfonos o emails que copian gracias a mensajes que los usuarios reenvían por WhatsApp”.

Todo ello genera “grandes beneficios” de los que se benefician “grupos organizados de ciberdelincuentes a nivel global”, asegura el OEI. Por si fuera poco, estos comportamientos son difíciles de perseguir y seguirles el rastro es una tarea complicada porque el 75% de estas prácticas “son deslocalizadas y provienen de fuera de la Unión Europea”. De hecho, la Policía ha alertado de que en los últimos días se han comprado 12.000 dominios sobre coronavirus que podrían ser utilizados para estafas online.

Medios de comunicación “zombies”

En muchos casos, “los ciberdelincuentes infectan el terminal con “malware” copiando la agenda de contactos o infectando el disco duro y hasta diseñan sitios web en pocas horas o envían emails con remitentes truncados que aparentan proceder de instituciones oficiales”, avisa Francisco Canals, director del Observatorio Español de Internet. “Cuentan con programas informáticos capaces de enviar mensajes de WhatsApp a millones de usuarios”, añade Canals, que afirma que estas informaciones “generan un estrés social evitable”.

Durante los últimos años, además, han “perfeccionado sus sistemas de propagación y cuenta con sus propios canales de difusión, en los que no faltan medios de comunicación “zombies”, miles de cuentas falsas en Twitter o seguidores artificiales comprados en redes sociales”, explican.

Y es que durante la crisis sanitaria el uso de WhatsApp ha crecido un 700% y las llamadas de voz, un 40%. Un aumento del tráfico que “es aprovechado por todos los agentes que operan en el mercado de la ciberdelincuencia a nivel mundial”, señala el responsable del observatorio.