Coronavirus

Montero acude al rescate ante la inexperiencia de Illa

En el Gobierno reconocen que el titular de Sanidad está «desbordado» y que la polémica de los test defectuosos «le ha pasado por encima». María Jesús Montero entra a coordinar la compra centralizada de productos sanitarios

Consejo de Ministros y rueda de prensa
María Jesús Montero, ayer en Moncloa, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de MinistroslarazonEFE

Conforme crece la curva de contagios, más cuesta arriba se le hace al Gobierno la gestión de la crisis del coronavirus. En un principio, tras decretar el estado de alarma, el Ejecutivo contó con un cierre de filas casi total y cierta unidad por parte del resto de partidos de la oposición, pero a medida que avanzan los días, van surgiendo más discrepancias –arrecian incluso las críticas– y se cometen los primeros errores, que han tensionado al Gabinete en las últimas horas. La compra de 50.000 test a un proveedor no homologado y con una sensibilidad tan baja que otorgaba falsos negativos ha hecho que surjan incipientes grietas en el mando único.

Fuentes consultadas por este diario atribuyen los problemas surgidos a «la inexperiencia» del ministro de Sanidad, así como a la «saturación» del mercado. Una saturación que se asemeja a la del propio Salvador Illa, a quien reconocen «desbordado» por los acontecimientos. El que fuera secretario de Organización del PSC y filósofo de formación aterrizó en el Ejecutivo, tras la negativa de Miquel Iceta, como parte de la cuota catalana y como un trampolín para posicionarse en la línea de salida para, en un futuro, competir por el liderazgo del partido de los socialistas catalanes. Su vinculación con la Sanidad era nula, pero desde su entorno se apuntaba a su trayectoria como «gestor» como el principal aval para el puesto. Este bagaje se ha demostrado insuficiente para las dimensiones de una crisis que le «ha pasado por encima».

El estado de ánimo que palpita en Moncloa no podría calificarse de malestar, es más, existe cierta comprensión hacia Illa, al que algunos sectores le reconocen que se «está comiendo él solito el marrón», así como que los proveedores de material están fallando, algo que no es –en absoluto achacable al ministro–. «El mercado está loco», se justificaba el titular de Sanidad en una comparecencia en el Congreso, en la que llegó a preguntar a la oposición si hubiera sido mejor no comprar este material.

Su soledad queda patente en la medida de que sus compañeros del mando único han evitado en las últimas horas salir a respaldarle en la compra de los test defectuosos, más allá de las polémicas palabras de Sánchez –rescatadas recientemente– en las que presumía hace días de haber «materializado la compra y la puesta en marcha de test rápidos, test fiables y homologados. Es muy importante la homologación porque deben contar con todas las garantías sanitarias». Ningún ministro se quiere «quemar» con esta polémica y en Podemos despejan el balón hacia el PSOE, celebrando ahora el nulo espacio que se les dio en su día en la toma de decisiones de la crisis sanitaria.

Aunque en la asunción de responsabilidades se haya dejado en exclusiva a Illa, en Moncloa no están dispuestos a soltar las riendas y que la problemática de los test defectuosos eche por tierra su credibilidad en la gestión de la crisis. El Gabinete ha movilizado a un peso pesado del Ejecutivo, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para que forme parte del equipo que coordinará en el futuro la compra centralizada del material sanitario. Hacienda y también Industria –cartera muy vinculada con el ámbito comercial– entran en juego para auxiliar a Sanidad ante su inexperiencia. Sin embargo, la propia Montero quiso salir ayer al paso de las informaciones que la colocan al mando, asegurando que «Hacienda no ha asumido la gestión», sino que todo el Gobierno «se ha puesto a disposición de Sanidad para lo que pudiera necesitar». «Seguiremos colaborando para que los productos lleguen a la mayor velocidad en una acción coordinada y un gobierno cohesionado», puntualizó para evitar suspicacias.

Pero esa coordinación no se vio el pasado jueves, mientras el propio Illa comparecía en el Congreso, desde la Secretaría de Estado de Comunicación se apresuraban a puntualizar la información sobre los test, una suerte de enmienda al ministro. «La partida devuelta de test rápidos defectuosos contaba con homologación europea para su compra y comercialización en todo el espacio comunitario», aseguraban desde el Ejecutivo, apuntando que «el Gobierno no adquirió estos test a China, sino a un proveedor nacional». Pero en este mensaje de puntualización volvía a poner en evidencia a Sanidad, asegurando que la operación de los test «no está relacionada con la compra de material sanitario anunciada el miércoles por el ministro Salvador Illa» y en cuya coordinación ya participaban Hacienda e Industria, sino que «se inició antes de que las autoridades chinas facilitaran nuevos listados de sus proveedores al Gobierno de España». «El Gobierno, a través del Ministerio de Sanidad, inició hace varias semanas los contactos con varias empresas para la adquisición de test diagnósticos, de los cuales existen varios sistemas en el mercado», aseguraban desde Moncloa.