Sucesos

Así es la impactante decadencia de Sito Miñanco en prisión

El narco gallego ha sido trasladado a la cárcel madrileña de Estremera por seguridad y sufre un gran deterioro físico. Su novia Leonor le sigue visitando

A la izquierda, Miñanco, en un juicio en 2018. A la derecha, el narco en una imagen de archivo
A la izquierda, Miñanco, en un juicio en 2018. A la derecha, el narco en una imagen de archivoSalvador SasEFE

Si José Ramón Prado Bugallo se hubiera dedicado a un negocio normal, ya se habría jubilado y podría estar disfrutando de su Cambados natal y su popular fiesta del Albariño los cuatro días previos al primer domingo de agosto. Pero él siempre quiso volar alto y su destino no era una vida convencional. Sito Miñanco, el narcotraficante gallego más famoso, cumplió el pasado 23 de septiembre los 65 años y lo tuvo que celebrar en prisión de Zuera (Zaragoza), donde estuvo dos años antes de ser trasladado el pasado 28 de septiembre a la de Estremera (Madrid).

Quienes han tratado con él a lo largo de las últimas décadas dicen que es un tipo educado, inteligente y es conocedor de que solo un golpe de suerte le libraría de pasar el resto de su vida en el módulo de alguna prisión española. Aunque oficialmente ya ha entrado en la tercera edad su deterioro físico es mayor del que cualquier hombre de 65 que, como él, no ha tenido grandes vicios.

«Está muy muy envejecido, como si fuera un abuelo de 80 años y, además, no cuida su apariencia física lo más mínimo: abandonado total», comenta un funcionario. Sito luce pelo largo, desaliñado, no se quita el chándal y apenas se asea lo imprescindible: «Puede que esté tocado emocionalmente, aunque no lo exteriorice nunca. Él es muy correcto y trata de no destacar nunca, no va de «capo» como sí han hecho otros; no es su personalidad. No se si por salud deteriorada o porque anímicamente no está bien: hay un tipo de presos que cuando ya llevan mucho tiempo en prisión se abandonan y él es que no se cambia ni cuando va a comunicar por locutorios con su novia», aseguran.

La única que trata de levantarle el ánimo es su hija, Isabel Prado Pouso y su novia: Leonor Ivanova Pérez, que vuelve a verse cara a cara con él durante 40 minutos a través de la mampara del locutorio, después de que los últimos encuentros autorizados en Zuera fueran suspendidos por el coronavirus.

«Conmigo, todo problemas»

Junto a su hija, Leonor es la única que sigue incondicionalmente con Sito, a pesar de los problemas que acarrea mantener una relación sentimental con un narcotraficante de la talle de Miñanco, tal y como él mismo el dijo antes de su última detención en Algeciras, según captaron unos micros ocultos en su coche Saab 93: «Todo son problemas, tenías que estar ahora tranquila y relajada Leonor. Son problemas, yo lo único que te puedo causar son problemas, tía. Solo problemas te puedo causar». Aun así, ella sigue yendo a visitarle, sobre todo ahora que la covid ha provocado la suspensión de los vis a vis íntimos. Sito, a sus 65 años, y por lo deteriorado de su estado, sería una persona vulnerable.

De hecho, él pidió su excarcelación porque consideraba que era grupo de riesgo y que ni el juzgado ni Instituciones Penitenciarias podían garantizar «su derecho a la vida e integridad física» si enfermaba de Covid en la cárcel. Algo que, hasta ahora, no ha ocurrido. Allí, en la prisión zaragozana, Sito era «cabo del office», esto es el jefe en el servicio de reparto de comidas del módulo en el lenguaje penitenciario. Gozaba del respeto del resto de internos, que se dirigían a él como «Sito» y no José Ramón.

«En realidad era como el jefe de todo el módulo, el interno con mayor autoridad. Los presos pasaban, pillaban la bandeja de comida y le decían “gracias señor”», explican desde Zuera. Durante los casi dos años que ha estado allí, ha recibido en vis a vis familiar a su hija, su yerno e incluso sus nietos. Sin embargo, la pandemia truncó los encuentros y el narcotraficante gallego tuvo que conformarse con las videollamadas, como el resto de presos.

A finales de septiembre fue trasladado (contra su voluntad) a la prisión de Estremera, situada a 80 kilómetros de Madrid capital según dicen, por seguridad ya que este tipo de presos con tanto poder económico no suelen estar mucho tiempo en la misma cárcel para prevenir, según fuentes penitenciarias, que pueda sobornar a funcionarios e incluso directivos de la cárcel, como ya ha ocurrido.

Ahora, Sito está en una celda del módulo 12, destinada a preventivos reincidentes, delincuencia organizada... gente que ya ha estado antes en prisión. Ya ha recibido al visita de su novia Leonor través de locutorios (los íntimos siguen sin autorizarse por la pandemia) pero su estado físico ha llamado la atención de algunos funcionarios que ya habían coincidido con él en otra época.

El deterioro de Sito parece irreversible

ejos quedan ya los años en los era el «jefe» de Pontevedra, el tipo carismático que por la noche planeaba a toda velocidad, sorteando las bateas de las Rías Baixas a bordo de su embarcación estrella, la «Rayo de Luna». El contrabandista de tabaco que comenzó a hacer negocios con los cárteles colombianos siempre fue un «obseso» de las planeadoras: sabía que era clave contar con los mejores medios de transporte y en si última detención, en Algeciras, hasta le pillaron un plano (probablemente diseñado por él) de la que sería la mejor embarcación de la historia.

De hecho, ya dedicó a principios de los 80 mucho tiempo al diseño de este tipo de lanchas en un astillero de Sanxenxo y en el 89 lució la primera «grande» (de casi 16 metros de eslora) bautizada como «Sipra» (por Sito Prado) y ha seguido en ello hasta la última vez que le «cazaron» en la «operación Mito», encargando la fabricación de las suyas propias en Astilleros Facho S. L., en su Cambados natal, donde llegó a ser casi hijo predilecto y hasta presidió el equipo de fútbol local, que llevó a lo más alto y hasta jugaron pretemporada en Colonia (Alemania) como un equipo de Primera División. Como todos los mitos, sobre el gallego circulan en Pontevedra cientos de leyendas a su alrededor y es venerado y odiado a partes iguales. Al llamado «Pablo Escobar de la ría» le hicieron hasta «narcocorrido»: «Tekno Trafikante» de la banda «Os Papaqueixos», en la que dicen con ironía que Sito Miñanco es un «preso político».

Ahora, afronta los últimos meses en prisión antes del señalamiento de su próximo juicio en la Audiencia Nacional. Y lo hace con nuevo abogado, Jacobo Teijelo, quien ha sustituido a Gonzalo Boye, letrado de Puigdemont, investigado por blanquear supuestamente para el narco.

Aunque en la última ocasión sí le pueden relacionar de forma relativamente fácil con un cargamento de cocaína, como a todos los grandes narcos, a Sito le siguen investigando por blanqueo. Su patrimonio es incalculable y la mayoría lo tiene fuera de España. ¿Por qué entonces seguir traficando? «Siempre hay una gran parte de ego con toda esta gente, de poder decir yo te pongo aquí 3.000 kilos de Colombia... Sito no sabe vivir de otra manera y, además, es que no sabe delegar, se implica mucho porque de verdad le preocupa que cojan a su gente y le acabamos situando en puntos o en conversaciones que él bien que no le hace falta estar», explica un veterano agente de la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional. Ahora, sin embargo, volverá a estar bastante tiempo entre rejas.