Suspenden Sanfermines

Un veterano corredor de encierros: «Va a costar mucho no ver toros por Pamplona»

Javier Navascués lamenta que la pandemia obligue a suspender por segundo año Sanfermines

Por segundo año consecutivo, la pandemia ha provocado que se cancelen los Sanfermines. No habrá «Riau Riau», ni cabezudos, ni encierros, ni el «pobre de mí». «Dos años sin ver toros por las calles de Pamplona va a costar mucho a los aficionados», asegura Javier Navascués quien, con 35 años, lleva casi 20 corriendo todos los encierros. Confiesa que, aunque comprende que por la situación actual no se hace posible la fiesta, conserva la esperanza de ver aún encierros en los pueblos.

Javier Navascués dice que a él lo que más le gusta es «no perderle la cara al toro; mirarle a los ojos» porque en ese momento «siento seguridad». Por ello, más que corredor dice que es «recortador de vacas y de toros. Espero al momento en que se rompe la manada, cuando se queda rezagado».

Navascués es «famoso» en Pamplona por su participación en todos los encierros y lo que más le gusta es cuando los niños le identifican en la carrera o por la calle. «¡Mira, es Javi!», «¡el del pueblo!». Y dice orgulloso que «ya hay chavales con 18 años que corren muy bien». No es especialmente religioso, pero si «tengo algo» con San Fermín. «Le llevo en el coche, toco madera cuando hay que correr o pienso en él cuando me pasa algo malo. En esos momentos, si existe algo, me aprovecho de ello». Este experto corredor «de toro rezagado» es de Cintruénigo y recuerda cómo los ocho primeros años que participó en los encierros «me hacía 180 kilómetros para bajar a Pamplona». «Coger, llegar, sonar el cohete, caerte, volver a casa y entrar a trabajar». El año pasado ya tenía las vacaciones reservadas, pero las canceló y este «lo pasaré trabajando».

Para correr, dice que hay que estar entrenado físicamente, pero, sobre todo, psicológicamente. «Puedo sentirme más seguro que alguien que haya estado solo preparado físicamente». Porque, al igual que en la vida, en esta carrera también hay que saber retirarse a tiempo. «Primero encuentras el hueco, y cuando echas la vista atrás y tienes al toro, te retiras, porque ahí ya no te sientes fuerte para seguir la carrera». Sin embargo, cuando el toro se para «tienes que saber guiarlo a los corrales». Admite que en estos años ha tenido «momentos tensos» y pasó miedo en el último encierro en el que, con el resto de corredores, quedaron taponados en el callejón. «Vi cómo la gente se empezaba a ahogar». También el miedo se hace presente «sobre todo los primeros días». Lleva varias roturas de huesos pero «he tenido mucha suerte, nunca me ha pinchado un toro».

Para un navarro, Sanfermines es «lo más grande», y sus encierros. Además, Navascués mantiene el contacto a través de las redes sociales con británicos, canadienses, estadounidenses que van a Sanfermines «solo para correr». «¡Algunos corren mejor que yo! «Uno era del Ejército americano y había estado en la guerra de Irak. No le tenía miedo a nada. Sé jugaba el pellejo día tras día», recuerda.

Lo difícil de la crisis del coronavirus no solo es quedarse sin fiesta sino lo que ésta da a la ciudad. «Para la hostelería es un gran porcentaje de sus ganancias y también muchas ganaderías lo están pasando mal».

Confía en que la vacuna Covid sea el «chupinazo» de la vuelta a la normalidad.