
La Crónica
Feijóo cruza el Rubicón y convierte a Sánchez en un activo tóxico
En un punto de no retorno, el PP aplicará a Pedro Sánchez la política de residuo radioactivo
El informe de la UCO añade un nuevo punto de inflexión en la relación del PP con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Son palabras mayores que el jefe de la oposición decida no asistir a un acto en el que está el Rey Felipe VI para no compartir espacio institucional con el jefe del Ejecutivo. Un plantón al que se sumó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
No es un gesto para llamar la atención de un día, ya que en la dirección popular apuntaban que es un punto de no retorno. «Empezaron robando en las primarias (que ganó Sánchez en el PSOE) y no han dejado de hacerlo», fue el desahogo del jefe de la oposición.
Feijóo convocó la manifestación de la pasada semana en Madrid porque sabía que «se venían cosas» antes del verano que iban a complicar «muy mucho» la situación al presidente del Gobierno antes de irse de vacaciones.
En las conversaciones que se escuchan detrás de las paredes del PP circula un análisis político que no exige grandes conocimientos como politólogo para llegar a esas conclusiones. La Legislatura ha llegado a un nivel en el que el Gobierno puede caer sólo por tres motivos. Por una rebelión interna dentro del partido, posibilidad que el PP descarta porque, como buenos conocedores de las dinámicas internas, y de las maniobras de dominación de la cúpula sobre las estructuras territoriales, saben que hoy no hay posibilidad de que esa rebelión se produzca. Siguiente supuesto, la moción de censura. Depende de Feijóo, y él sabe también mejor que nadie que no explorará ese camino sin garantías de que no sirva para unir a los socios y a Vox en su contra.
Desgaste de Sánchez
No es tanto que Feijóo aspire a ganarla como que sí aspire a que se llegue a un marco de desgaste de Sánchez en el que una censura sirva, aunque el PP la pierda, para que en el PSOE asuman que continuar ganando tiempo es mucho más costoso, incluso personalmente para él, que convocar elecciones. Sería el llamado fallo sistémico, desde la consideración, además, de que todo puede ir solo a peor.
Si Feijóo ha acertado en su previsión de que se venían cosas determinantes, que clarificarían el escenario antes del verano, también puede que acierte la información que le ha aconsejado que se ponga ya en modo campaña de las elecciones generales. Parece que esa «información» que llega al PP está mejor orientada que la que manejan en el núcleo socialista. Si no, es imposible entender que el martes pasado todavía Sánchez se estuviera reuniendo con su equipo para acordar un cierre de filas total alrededor de su secretario de Organización, también del fiscal general del Estado, porque entendía el presidente que si caía ese cortafuegos iba a ser muy difícil resistir el envite. La misma noche previa a que se hiciera oficial el informe de la UCO, todavía Ferraz emitía un comunicado en el que el partido cerraba filas alrededor de Santos Cerdán.
El PP va a seguir arañando en el «cajón de madera» que dicen que le espera al presidente del Gobierno. La corrupción no es un accidente ya para el PSOE, sino que es como una gota de ácido que cae cada día sobre la imagen de un presidente que hizo de la moral su estandarte y que hoy intenta no mirar a los espejos.
Feijóo sigue trasladando a su partido que deben pisar el freno, que no actúen con precipitación, y que entiendan que la clave es que Sánchez siga en un proceso de corrosión irreversible, que no tiene marcha atrás. En el PP la urgencia crece, precisamente, por el miedo a que, contra cualquier previsión, un secretario general sobreviva a la caída de dos secretarios de Organización.
Feijóo va a seguir meditando sus pasos, aunque, atendiendo a esa información que les llega, ya hay más hitos establecidos en la estrategia que seguirán implementando en los próximos meses. El Congreso Nacional será su plataforma de lanzamiento como candidato a La Moncloa. Y en el PP saben que seguirán saliendo más audios y filtraciones que dejarán en evidencia algunas de las declaraciones en las que ayer se parapetó el presidente del Gobierno en su huida hacia adelante. E incluso están convencidos de que aparecerán indicios que afectarán a las las siglas del PSOE y que continuarán cercando al líder socialista. «Es un líder en cuenta atrás».
En Génova se respira convicción respecto a que Sánchez está políticamente acabado. Puede seguir en Moncloa, pero para el Partido Popular no lidera, solo resiste. «Ya no tiene relato ni autoridad ni crédito». El último auto de la UCO agrava el deterioro institucional del Gobierno, de la parálisis institucional y de la crisis política. «El sanchismo ha terminado aunque él todavía no lo sepa».
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