Solidaridad

Del miedo a donar sangre a ser parte del récord en el año de la covid

El empeño de Miguel Ángel y el de miles de voluntarios permitió cubrir las necesidades de Madrid en 2020

Miguel Ángel Magro, durante un viaje a Roma en febrero de 2020
Miguel Ángel Magro, durante un viaje a Roma en febrero de 2020CedidaLa Razón

Miguel Ángel Magro, madrileño que precisamente hoy cumple 46 años, se hizo donante de sangre siguiendo el ejemplo de su hermano Alfonso, que lleva más de 130 entregas de plasma. Ya lo había intentado en su día, haciendo el servicio militar, pero lo pasó «muy mal», se mareó y no se lo volvió a plantear hasta hace poco, porque aunque el trance de una simple analítica era demasiado complicado para él, quería seguir los pasos de su hermano. Y «hace año y medio» su gesto fue definitivo. Pero no lo hizo solo, invitó a su amigo Juan Cozas a hacer lo propio y se les sumó el pionero, Alfonso Magro, que «como nos vio con un poco de miedo, nos acompañó», cuenta su hermano. Tan en serio asumió el reto que donó cuatro veces en 2020, el año de la pandemia.

Lo ha cogido con ganas pero no falta ese punto de reparo que le impidió hacerlo hasta entonces. «Me da un poco de sudor frío en la frente y me ponen una bolsita de hielo en la nuca y otra en el abdomen, además de una botellita de agua. Paso un poco de nerviosismo, pero son ocho o diez minutos y luego estamos muy contentos», relata incluyendo en esa satisfacción final a sus compañeros donantes.

Los tres hacen siempre hacen su labor altruista en el Centro de Transfusión de Valdebernardo (Madrid), aunque Miguel Ángel se desplaza desde Villacañas (Toledo), donde vive desde hace 25 años. Aprovecha que tiene «clientes en la capital» y cuando está ya libre de sus obligaciones queda con su hermano y su amigo «y nos vamos a donar». Una comida reparadora redondea la cita.

La última vez fue el pasado 15 de diciembre. El 15 de marzo volverá a hacerlo si no le llaman antes para donar plasma hiperinmune. Se lo pidieron –pasó la covid hace un año–, ya ha enviado sus datos y está a la espera de una contestación. En este caso se tardan 45 minutos y «puede repetirse 24 veces al año».

Magro se encuentra además en un grupo de Networking que forman 25 empresarios de diferentes sectores en el que se propuso una jornada voluntaria de donación a la que se unieron siete de ellos, de los que solo cinco pudieron donar. No faltaba quien «también se mareaba». Un equipo ejemplar –agrupado como Asemex– que en el año de la pandemia entregó además 6.000 euros de ayuda a Cruz Roja para «personas vulnerables afectadas por la covid».

«Yo siempre estoy animando a donar sangre», dice Miguel Ángel Magro, que piensa inculcar a sus tres hijos su apoyo en este campo. Y es cosa de familia, porque la hija de su hermano, que cumplió 18 años en agosto, hizo su primera donación en diciembre.

Desde el Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid se agradece la «solidaridad» de Miguel Ángel y la de todos los que como él «ha permitido poder cubrir todas las necesidades hospitalarias en la región» en 2020.

Cada día necesitan 900 bolsas, que llegan al Centro de Transfusión y salen en torno a ese número también cada jornada. Unas 240.000 al año. Los donantes como Miguel Angel disponen de 30 hospitales donde donar, y el propio Centro de Transfusión cuenta con una sala, y además están las unidades móviles. La Comunidad de Madrid contabilizó 228.592 donaciones de sangre a lo largo de 2020, e incluso aumentó del 24 al 31% el porcentaje de personas que repitieron.

Lo de los mareos es «excepcional», dicen desde el Centro de Transfusión sobre los miedos de Miguel Ángel, «pero a él, que cree que le puede pasar, eso no le impide donar. Y todo lo que puede». No faltan voluntarios. «Ha habido gente que ha querido donar antes de la fecha (dos meses)», aseguran estas fuentes. Pero los sanitarios son conscientes de que «hay que cuidar al donante», aunque «algunos hubieran donado hasta el límite».