Caja "B" del PP
Los arquitectos de Génova 13 desmienten a Bárcenas
Los dos socios de Unifica niegan que aceptaran cobrar en negro
Fuego cruzado en el juicio de la «caja B» del PP. Mientras Luis Bárcenas –que concluyó su declaración tras más de cinco horas repartidas en dos jornadas– siguió con Mariano Rajoy y la antigua cúpula popular en el punto de mira, el arquitecto responsable de las obras de reforma de Génova 13, Gonzalo Urquijo, negó que se reuniera con el ex tesorero y que aceptara cobrar en negro parte de los trabajos. Una supuesta reunión a la que aludió Bárcenas en su declaración y de la que también dijo no saber nada la otra socia de Unifica, Belén García (que también se sienta en el banquillo).
Ambos perfilaron un retrato de Bárcenas en esas fechas (2005, cuando comenzó la rehabilitación de la sede del PP) propio de una persona encastillada en su cargo, con una mala relación con sus compañeros de partido y con el que reunirse suponía poco menos que una utopía.
Urquijo –para quien la Fiscalía pide una condena de tres años y diez meses de cárcel– vino a decir que Bárcenas tenía un poder «increíble» y que prácticamente la gente se apartaba a su paso en los ascensores. «Era alguien intocable, era como Dios. Nadie trataba con él, nadie tenía acceso a él, todo el mundo le teníamos un respeto», explicó con el ex tesorero sentado apenas un par de metros detrás de él.
En esa tesitura –realidad o estrategia procesal, eso deberá decidirlo el tribunal–, el arquitecto afirmó que reunirse con él no estaba al alcance de su mano. Apenas coincidió con el todopoderoso Bárcenas «dos o tres veces» y menos aún con el ya fallecido Álvaro Lapuerta, «un señor muy mayor» de quien dijo que «no estaba muy lúcido».
En esa misma línea de minar la credibilidad de la versión de Bárcenas, afirmó tener conocimiento de que «ha tenido muchos problemas con muchísima gente» y que «no era una persona querida dentro del partido y eso ya se ha visto con Dolores de Cospedal... hasta con los propios gerentes». Y, como muestra, Urquijo contó una anécdota: «Recuerdo que incluso nos llamaron una vez los carpinteros para abrir una puerta un fin de semana. Había un ambiente no muy agradable dentro del partido».
Respecto a esa supuesta reunión donde Unifica y el PP habrían acordado el pago en negro de parte de las obras de reforma, su socia en la empresa, Belén García, dijo no saber nada. Según contó el ex tesorero, tras recibir su propuesta, Urquijo afirmó que tenía que consultarlo con su socia antes de acceder. «No recuerdo que (Gonzalo Urquijo) me dijera que tuviera ninguna. Nunca jamás me mencionó esas reuniones», declaró García, que una y otra vez recalcó, a preguntas del fiscal, que ella no se encargó de esa obra.
«Ni se me hizo ese planteamiento. Además, yo no doy pie para que me hagan un planteamiento de esa índole. No tenía que consultar nada con mi socia», se reafirmó el arquitecto.
La otra mitad de Unifica contó que apenas coincidió con Bárcenas en una primera visita a la sede del PP. «Nos enseñaron la planta baja. Aquello estaba asqueroso». Era, dijo sin reparos Belén García, «una porquería de sitio». En ese cóctel estaba el ex tesorero, «pero no crucé ni una palabra con él ni nadie me lo presentó».
«Nunca tenían dinero –se quejó el dueño de Unifica–. Costaba mucho cobrar». Y explicó que la mitad de las facturas tenían que anularse porque inicialmente les trasladaba una «factura de anticipo» que no se abonaba. E incluso recordó que a veces el PP les pagó con cheques sin fondo.
Antes, Bárcenas siguió con sus reproches a la ex cúpula del PP, a la que tachó de «cobardía» por «no dar la cara» y admitir que «nos hemos financiado irregularmente». Y también detalló que se reunió con Rajoy a comienzos de 2009 por indicación de Javier Arenas. «Le digo que he hablado con Javier Arenas y le he comentado que me queda un saldo en la “caja B” y, teniendo en cuenta las circunstancias (la incipiente investigación del “caso Gürtel” ), entiendo que esto no se va a utilizar y Javier me ha dicho “desentiéndete de esto y entrégale el sobre a Rajoy que él sabrá lo que tiene que hacer», dijo a preguntas de su abogado, Gustavo Galán.
«Yo subo al despacho de Mariano Rajoy, le entrego la cantidad y le enseño las dos últimas hojas para que él viese cómo llevábamos ese tema. Él me pregunta “pero Luis, ¿cómo podéis llevar esto?”». Bárcenas le explica entonces que era una garantía que «nadie pudiese poner en duda que aquí había habido una apropiación indebida por parte de alguien».
«Y la conversación es así de rápida» y a continuación un «espantado» Rajoy –concluyó– «se gira en el sillón y en la destructora que tenía detrás destruye esos dos documentos, que eran fotocopias».
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