Marruecos

Karima Benyaich, la dama de hierro de la diplomacia marroquí

Hija del médico personal de Hasán II, es la primera mujer que ocupa el puesto de embajadora del país magrebí en España

La embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich,
La embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich,Javier OtazuAgencia EFE

Semidesconocida hasta ahora para el gran público, la de la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, es una de las figuras emergentes de la crisis diplomática entre Madrid y Rabat. Aunque el Ministerio marroquí de Exteriores ha retirado sine die a la diplomática hasta aclarar todas las interrogantes que envuelven el caso Ghali, Benyaich (Tetuán, 1961) seguirá siendo uno de los nombres propios en las relaciones entre los dos países en los próximos tiempos. Dueña de un español impecable, es la primera mujer que ocupa el puesto de embajadora del país magrebí en España.

Benyaich es hija del médico personal de Hasán II Fadel Benyaich –asesinado a los 37 años en los atentados protagonizados por los militares contra la monarquía alauita en el verano de 1971 en la localidad de Sjirat, al sur de Rabat, con motivo del 42º aniversario del anterior jefe del Estado marroquí- y la granadina Carmen Millán, quien conoció al doctor Benyaich cuando ambos eran estudiantes de medicina en la ciudad andaluza. Karima tenía solo diez años cuando quedó huérfana, como sus hermanos Fadel e Inane. Entonces la familia real alauita la acogió como un miembro más; de hecho, Benyaich se crió con el actual monarca, Mohamed VI, y es amiga personal de la princesa Lalla Hasna.

La embajadora marroquí en España se licenció en Derecho por la Universidad de Montreal (Canadá) y es máster en Ciencias Económicas por la misma universidad. Su hermano Mohamed Fadel Benyaich es también diplomático y fue embajador de Marruecos en España desde 2014 a 2017. En 2008 Karima fue nombrada embajadora de Marruecos en Portugal. En junio de 2017 se convertiría en embajadora del Reino de Marruecos en la España. Además, es miembro de varias asociaciones vinculadas con la mujer, la cultura y la infancia.

Al entregar las cartas credenciales al rey Felipe VI en junio de 2018, Benyaich subrayó que su misión era “llevar a lo más alto las relaciones de amistad y de cooperación multidimensional, desarrollar más aún nuestros intercambios económicos y culturales y velar por los intereses de la comunidad marroquí [en España, cifrada en] casi un millón de personas, que se sitúa en el centro de las preocupaciones del rey [Mohamed VI]”.

En noviembre del año pasado, a raíz de la vuelta a las hostilidades entre Marruecos y el Polisario en el paso de Guerguerat, la embajadora seguía constatando las buenas relaciones entre los dos países: “La cooperación entre Marruecos y España no se limita a la cuestión migratoria y a las relaciones exquisitas entre los ministerios del Interior de los dos países. Engloba otras áreas políticas, económicas y sociales en las cuales las relaciones son excelentes”.

Un mes más tarde, en diciembre de 2020, constatando la crisis entre los dos países, el Ministerio español de Exteriores llamó a Benyaich a consultas a raíz de las declaraciones del primer ministro marroquí Saadeddine El Othmani –del islamista PJD- a una cadena de televisión saudí en las que aseguraba que Ceuta y Melilla eran “tan marroquíes” como el Sáhara. Entonces, la embajadora marroquí manifestó que la postura de Rabat respecto a la soberanía de las dos ciudades autónomas españolas era la misma de siempre.

Hace justo una semana, y una jornada después de la entrada de más de 8.000 personas en suelo ceutí procedentes de Marruecos, la embajadora marroquí en Madrid se convertía en la primera autoridad del país vecino en valorar la situación. Benyaich advirtió entonces que “hay actos que tienen consecuencias”, con lo que vinculaba lo sucedido en torno a la frontera de Ceuta con la crisis abierta a raíz de la presencia en España –y hospitalización en un hospital de Logroño- del líder del Frente Polisario Brahim Ghali. Poco después, el Gobierno de España llamaba a consultas a la embajadora, quien volvería a manifestarse públicamente el pasado viernes.

Entonces la jefa de la diplomacia marroquí aseguraba que si Ghali abandonaba suelo español de la misma manera que entró –es decir, utilizando una identidad falsa y sin conocimiento de Rabat, la crisis entre los dos alejados vecinos se agravaría: “España ha optado por desgracia por la opacidad, actuando a espaldas de Marruecos, acogiendo y protegiendo a este criminal y verdugo, utilizando razones humanitarias como pretexto y atentando contra la dignidad del pueblo marroquí”. Desde Rabat, la tetuaní e hispanomarroquí Benyaich, nueva ‘dama de hierro’ de la diplomacia del país vecino, media en estos difíciles momentos por la superación de la dolorosa e incierta ruptura entre Marruecos y España.