Choque

Moncloa carga contra Díaz: «A este Gobierno no se le puede acusar de falta de valentía»

Las diferencias en el Ejecutivo vuelven a visibilizarse y crecen los nervios con la remodelación del Gabinete como telón de fondo

La vicepresidenta Tercera del Gobierno y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en el Congreso de los Diputados
La vicepresidenta Tercera del Gobierno y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en el Congreso de los DiputadosEUROPA PRESS/E. Parra. POOLEuropa Press

El Gobierno de coalición vivía en un estado de calma tensa desde que Pablo Iglesias abandonó la Moncloa. Calma, porque en el seno del Consejo de Ministros no tenían reparos en reconocer que el clima había mejorado notablemente desde que dejara el puesto para asumir la candidatura de Podemos en la Comunidad de Madrid. Pero también tensa, porque algunos de los conflictos que no había logrado desbloquear antes de su partida, como la ley de vivienda o cuestiones de carácter económico, seguían enconando las posiciones de las dos almas que comparten la coalición.

En la parte socialista del Ejecutivo se felicitaban, en un primer momento, de que con Yolanda Díaz al frente del sector gubernamental morado se había frenado la estrategia de desestabilización que Podemos había emprendido en el pasado como forma de presión interna, para ganar en la opinión pública los debates que no conseguía imponer en la negociación privada. «Ahora los trapos sucios se lavan en casa», señalaba un importante cargo del Gobierno a este diario. Sin embargo, en las últimas semanas, esta actitud ha virado hacia los orígenes y la escalada de tensión ha aumentado entre ambas partes.

Las diferencias que antes se minimizaban o invisibilizaban se han comenzado a escenificar y a enarbolar como bandera. Ahora, las tensiones vuelven a visibilizarse abiertamente y sin complejos. En cuestiones de fondo, como el Salario Mínimo, la Ley de Vivienda o la reforma fiscal que deberá incluirse en los Presupuestos Generales del Estado. Pero también en cuestiones formales como la «guerra de la carne» contra el ministro de Alberto Garzón, que ha provocado una cruenta batalla en el seno del Ejecutivo.

En las últimas horas, los cuchillos vuelan. En Podemos se reconocen sorprendidos y molestos por la severidad de los pronunciamientos contra el titular de Consumo, que simplemente se ha pronunciado sobre una propuesta que lleva años sobre la mesa. En el PSOE lamentan que se abra un debate extemporáneo, en un momento especialmente delicado, en el que todos los esfuerzos están centrados en la recuperación y no en generar más incertidumbre. También lamentan que no se coordinara el mensaje con el Ministerio de Agricultura, conscientes del impacto, que iba a tener para el mismo focalizar la atención en el sector cárnico.

La reacción de Sánchez dio buena muestra del cambio de actitud que existe también por la parte socialista. El presidente, que suele templar los conflictos, desautorizó abiertamente a su titular de Consumo con un tono informal que rozó la humillación: «A mí, donde me pongan un chuletón al punto... eso es imbatible». Más duros han sido otros colegas del Gabinete como la ministra Reyes Maroto: «Estamos ya un poco cansados de que nos digan lo que no podemos hacer», señaló en público. Una sensación que también se transmite en privado por otros ministros de la parte socialista, a los que molesta considerablemente que desde Podemos se les ataque por su falta de gallardía.

«A este Gobierno no se le puede acusar de falta de valentía», señala gráficamente el titular de un importante departamento, en alusión a las declaraciones de Yolanda Díaz para abordar iniciativas como la derogación de la reforma laboral o la subida del Salario Mínimo. El Ejecutivo ha asumido un importante coste político con la concesión de los indultos a los líderes del «procés», una decisión que confían dé sus frutos a medio y largo plazo, pero no están dispuestos a poner en riesgo la recuperación, cuyos visos comienzan a vislumbrarse. Esta es la actitud de prudencia que se exhibe tanto para la guerra abierta por el consumo de la carne como para asumir la subida del SMI.

En el ambiente de crispación interna palpita la crisis de Gobierno que el presidente tiene previsto acometer de manera inminente. El estado de nervios recorre ya el Consejo de Ministros y en Moncloa son conscientes de que la situación no puede sostenerse hasta después del verano. En el PSOE ven en el anuncio de Garzón la necesidad de reivindicarse en un ministerio que es el que menos presupuesto (41 millones) y menos competencias tiene de todas las carteras. No en vano, se desgajó de Sanidad para dar cabida al dirigente de IU.

Podemos no da la batalla por perdida

Desde el partido morado no dan la batalla por perdida, aunque reconocen que «siempre cuesta trabajo» imponer sus posiciones. La ley de vivienda es su bandera y advierten de que, si no hay regulación para la bajada de alquileres, «el grupo parlamentario no dudará en votar no en el Congreso». Sería este escenario el primer bloqueo parlamentario de una normativa de Gobierno por parte de los morados, «son cuestiones por las que el Ejecutivo si puede flaquear», explican en el partido morado.. A finales de junio presidente y Díaz mantuvieron una reunión «larga y positiva», según fuentes gubernamentales, en la que se abordaron estas cuestiones, –SMI, fiscalidad–, al igual que para la futura ley de vivienda «en la que se sigue dialogando».