El análisis
El PP se dispara, Vox se estanca
Mientras los populares han crecido nueve puntos desde las generales de 2019 gracias a la debacle naranja, los de Abascal necesitan no bajar del 15% para seguir siendo decisivos
La unificación del centro derecha es una necesidad para que comunistas, separatistas y filoetarras dejen de influir en el gobierno de España. El PSOE tiene dos caminos: el de persistir en la actual mayoría Frankenstein o el de una gran entendimiento con el PP. De momento la actual dirección socialista descarta la segunda opción. Por lo que el centroderecha debe ponerse a encontrar una fórmula que garantice tras las próximas elecciones generales el control del Congreso de los Diputados por las derechas, y solo hay dos alternativas, una mayoría absoluta del PP o la suma de PP y Vox.
La primera opción es a fecha de hoy muy difícil de lograr si no se realiza antes de las elecciones generales una migración masiva del electorado de Vox al PP. Pero no es un hito imposible. Tenemos el ejemplo reciente de la Comunidad de Madrid, de cómo en cuestión de días se desmoronó Cs y medio millón de madrileños votantes de los naranja se pasaron en masa al PP.
La segunda opción viene determinada por la Ley d´Hondt y el reparto de escaños. Únicamente manteniéndose Vox entre el 13% y el 15% del voto conseguiría suficientes escaños, entre 45 y 50, para sumar con los del PP la mayoría absoluta. Bajar de ese porcentaje significaría quedar en 30 ó 35 escaños. La diferencia de diputados se la repartiría prácticamente a partes iguales PSOE y PP, con lo que mejorarían los socialistas, mientras los populares bajarían su expectativa de conseguir la mayoría absoluta junto con Vox.
Interesa a Abascal mantener el actual statu quo; el PP en el entorno de los 130 escaños y Vox con unos 50, ya que de esta forma Vox es imprescindible para gobernar.
Los de Abascal conocen sus propias fortalezas y debilidades y saben perfectamente que el techo de Vox es el actual, que ya no mejorarán el resultado de noviembre de 2019, por lo tanto mantendrá una estrategia de resistencia para retener al máximo número de votantes y demorar la inevitable emigración hacia el PP. Gestos como la fallida moción de censura de octubre de 2020 y la numantina campaña de mayo en las elecciones a la Asamblea de Madrid no pasan desapercibidos. Necesitan demostrar continuamente a sus votantes la necesidad de la existencia de una formación política como es la de Santiago Abascal. Por lo tanto, es de esperar que este partido continúe derrochando imaginación para justificar su utilidad. O lo que es lo mismo, utilizando un símil naval, la línea de flotación de Vox es el 15 por ciento del voto. El día que baje de ese porcentaje el Partido Popular ya no puede esperar que los escaños de Vox sean suficientes para conformar una mayoría absoluta. Sencillamente Vox ya no será un instrumento válido para que las derechas lleguen a la Moncloa. Es de esperar que haya sobreactuación de Vox de aquí a las próximas elecciones. Con un Vox en el 12 por ciento de los votos, se repetiría el gobierno Frankenstein.
Será agotador mantener cohesionado al electorado de Vox, ante la perspectiva de que solo a través del voto al PP se garantice al centroderecha alcanzar el poder. De hecho, desde las elecciones generales de noviembre de 2019, Vox se mantiene estancado, pasando del 15,1% al 15,3% del voto en la última encuesta publicada por LA RAZÓN hace diez días.Sin embargo, los populares no han dejado de crecer, situándose ahora en el 29,8%, es decir, nueve puntos más que en 2019. El crecimiento del PP se ha basado principalmente en la absorción de la mayoría del votante de Ciudadanos. Concluida esta fase el Partido Popular pone ahora su punto de mira en los votantes de Vox. Génova sabe que periódicamente los de Vox debe recurrir al órdago, y espera que en una de las próximas ocasiones comenta un error fatal, para que el electorado de Abascal se coloque bajo las siglas de los populares, y esta desbandada sucederá en el momento que los de Abascal pierdan dos o tres puntos porcentuales, y el voto útil justifique el voto al PP, y Vox pase del 15,1 por ciento al 3,1% del voto. En las elecciones autonómicas madrileñas de mayo Ciudadanos pasó en tan solo dos años del 19,5% al 3,6 por ciento.
El buque del Partido Popular navega junto al de Vox en este proceloso océano electoral, el navío popular es sabedor que en cualquier momento debe aprestarse al rescate de los votantes de Santiago Abascal.
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