Mirando a 2023

Sánchez inicia la catarsis del PSOE

La Ejecutiva Federal designa hoy a los nuevos portavoces en el Congreso y el Senado. Lastra seguirá como «número dos» en Ferraz pero pierde protagonismo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a los portavoces salientes del Congreso, Adriana Lastra, y Senado, Ander Gil
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a los portavoces salientes del Congreso, Adriana Lastra, y Senado, Ander GilEUROPA PRESS/E. Parra. POOLEuropa Press

El Partido Socialista sigue con la lenta digestión de la debacle electoral que sufrió el pasado 4 de mayo en la Comunidad de Madrid. El shock inicial está superado, por supuesto, pero las réplicas del terremoto que dañó los cimientos de la formación –no en vano, el PSOE rompió su suelo histórico en la región– siguen todavía hoy percibiéndose. La contundencia de la victoria de Isabel Díaz Ayuso obligó a Pedro Sánchez a recalcular su estrategia y acometer la «renovación pendiente», tanto en Moncloa como en el partido, para fortalecer las estructuras del Gobierno y del PSOE para concurrir a los ciclos electorales de 2023 en condiciones de disputar la victoria. La catarsis se inició con la remodelación del Gabinete antes del verano y seguirá ahora con el partido, que encara una cita decisiva del 15 al 17 de octubre en el 40º Congreso Federal que se celebrará en Valencia.

El objetivo del presidente con estos cambios es recuperar la iniciativa política y la conexión perdida con la calle. El 10 de julio culminó la renovación del Gobierno, donde dio muestras de querer recoser las viejas heridas internas del pasado y de apostar por la renovación generacional con el fin de construir futuros liderazgos territoriales que se vayan forjando más allá del casi inmediato horizonte temporal del final de la legislatura. Ahora, es el turno del PSOE. Por lo pronto se espera un adelgazamiento sustancial de la estructura de la Comisión Ejecutiva Federal, que reducirá su mastodóntico tamaño actual. Ya no hay favores que pagar. Si nos guiamos por la impronta que Sánchez marcó en la crisis de Gobierno el mensaje que trasladó a los cuadros de su partido es que nadie es imprescindible. El presidente volatilizó su núcleo duro sin mirar atrás y en el PSOE cunde el pánico ante la posibilidad de que tampoco haya miramientos ahora.

Los socialistas celebraron ayer la presentación de la campaña de afiliación, acto que curiosamente tenía en agenda el defenestrado José Luis Ábalos el mismo día que se desencadenó la remodelación del Gobierno y que, como consecuencia se vio obligado a cancelar. Ayer lo encabezaron Adriana Lastra y Santos Cerdán. El evento se convirtió en un acto a mayor gloria de la que ya es hoy ex portavoz del PSOE en el Congreso, donde los asistentes ensalzaron su labor y advirtieron: «Pero que no se va». En efecto, no se marcha, Lastra mantendrá su puesto de vicesecretaria general del PSOE en el 40º Congreso, pero en la práctica perderá protagonismo al ceder el altavoz que suponía la Cámara Baja. De hecho, aunque tras la crisis de Gobierno se ocupara de recordar y reivindicar que ella es «la número dos del partido», la realidad es que durante estos años apenas ha ejercido esta función y había enfocado toda su visibilidad y trabajo en el Congreso de los Diputados. Junto a ella, Santos Cerdán que, si todo va según lo previsto –algo que nadie se atreve a asegurar– sucederá a su otrora «jefe» Ábalos al frente de la Secretaría de Organización.

La Ejecutiva que se celebra hoy en Ferraz comenzará a avanzar en el camino de la renovación con la designación de los nuevos portavoces en el Congreso y en el Senado. El sustituto de Lastra será una cara nueva, Héctor Gómez. Un perfil desconocido, muy cercano a Sánchez y que denota la dependencia de Moncloa, pues hay voces del partido que señalan que los hilos los moverá desde el Gobierno el ministro del ramo, Félix Bolaños, y el nuevo Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas. En sustitución de este, entrará en la dirección del Grupo, la diputada cordobesa Rafi Crespín y Felipe Sicilia, que seguirá como portavoz adjunto, aumentará su protagonismo. Todo un gesto de reconciliación hacia la federación andaluza tras la salida de Susana Díaz hacia el Senado.

En esta Cámara, será Eva Granados quien cogerá el testigo de Ander Gil, que pasó a la Presidencia del Senado tras la marcha de Pilar Llop a Justicia. Granados es la mano derecha de Iceta en el PSC y perdía comba con la llegada de Salvador Illa a la Primera Secretaría de los socialistas catalanes, por lo que se ha buscado un encaje en el Senado que, no obstante, deberá ser ratificado por el Parlament. Un trámite que su valedor, el ahora ministro de Cultura, no logró superar por el veto de ERC.