Belén Bajo

Hispanofobia

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llega el acto solemne de homenaje a la bandera nacional y desfile militar en el Día de la Hispanidad
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llega el acto solemne de homenaje a la bandera nacional y desfile militar en el Día de la HispanidadEduardo ParraEuropa Press

Esa indefinición de España que tiene el Gobierno que gobierna España, que más que un país parece un híbrido de no se sabe qué, cuando se pronuncian los miembros del Ejecutivo y la definen como una nación de naciones, un Estado confederal o de multinivel. Esa indefensión del Gobierno de la Nación a su Nación cuando es atacada por gentes y mentes desconocedoras de la colonización de América. Con esos «esas», indefinición e indefensión, ¿por qué se sorprende la izquierda que en la celebración del Día de la Hispanidad, el Gobierno reciba abucheos e insultos del pueblo español que está orgulloso de ser español? Sería raro, muy raro, que un español se sintiera orgulloso de ser alemán o ruso.

De esa hispanofobia de la que adolece este Gobierno vienen estos lodos. Es inimaginable que el canciller alemán o cualquier presidente de un país no defendiera a su país de los ataques a su país, no tuviera muy claro cómo definir a su país o estuviera dispuesto a redefinir su país. Igual que es inimaginable que un Gobierno esté enfrascado en revivir una Guerra Civil que no vivieron los habitantes del país y en separar a los ciudadanos por bandos, clases y castas.

Pedro Sánchez temía la celebración del Día de la Hispanidad, tanto que no tuvo reparos en llegar casi a la par que los Reyes y evitar el saludo a las autoridades de Madrid. Y es que en su mente privilegiada cree que la culpa de su pérdida de confianza está en la excesiva centralización de sedes del Estado que hay en Madrid y para su remedio ha propuesto un concurso de ideas para descentralizar y compartir Estado.

Con suerte, a lo mejor el Palacio de la Moncloa abandona Madrid. No hay peor ciego que el que no quiere ver.