Belén Bajo

Lamento gitano

El lamento «muchísimo» de Sánchez dará a Fernández Mañueco sus mejores resultados en Castilla y León

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro SánchezPhotogenic/Claudia AlbaEuropa Press

Que Sánchez aún no haya hablado con su ministro de Consumo tras la polémica desatada con el sector ganadero después de acusarle, en un medio extranjero, de producir carne de mala calidad y de ejercer el maltrato con los animales, dice mucho del poder, escaso en este caso, del presidente del Gobierno sobre los ministros de Podemos.

Es tan grave que un ministro del Gobierno ponga en entredicho la calidad de la carne del país que gobierna como grave que el presidente del Gobierno no le haya pedido explicaciones, ordenado que rectifique, desautorizado públicamente, ni cesado. Sánchez se ha limitado a lamentar las declaraciones de Garzón porque no se corresponden con la realidad del sector ganadero. Es verdad que no ha sido un lamento cualquiera, ha sido un lamento en grado superlativo, «muchísimo» dijo Sánchez, como si se tratara del Lamento Gitano de Manolo Caracol. Pero ¡ay!, solo ha sido un lamento.

Yo no digo que le llame a su despacho que, con el ajetreo –me subo al Falcon, me bajo del Falcon y asciendo al Puma–, y con tanto viaje secreto –que por seguridad nacional no pueden trascender a la opinión pública–, es normal que no disponga del tiempo suficiente para tener una conversación con Garzón. Pero una llamada, un SMS o un whatsapp con un rectifica, digo yo que podría haber hecho, a no ser que sus expectativas sean la copla y los lamentos sin llegar, por supuesto, a la altura de un Antonio Quintero, Rafael de León o Manuel Quiroga.

El lamento «muchísimo» de Sánchez dará a Fernández Mañueco sus mejores resultados en Castilla y León y ha puesto en evidencia que la entrevista en The Guardian no es un bulo de la derecha, si no que el bulo es que Sánchez mande y controle a sus ministros.