Nueva brecha
Rufián aviva la crisis en el independentismo y tensa a Esquerra
Abre una nueva brecha con Junts tras un tuit en el que llama «tarado» a Puigdemont
«Decir que por un tuit mío se proclamó la independencia de Catalunya es de tarado». Esta frase de Gabriel Rufián en TV3 ha desatado hostilidades en el independentismo. Lo dijo a cuenta de su famoso tuit de 2017, en el que cuestionaba la convocatoria de elecciones autonómicas en lugar de un referéndum sobre la independencia. Sin embargo, en la retina del independentismo el tuit quedó fijado como el giro de guion de Puigdemont que cerró la carpeta autonómica y abrió la independentista.
Por si no había quedado claro, Rufián remató: «El tarado es el que la proclamó –la independencia–, no quien publicó un tuit». La tormenta fue inmediata. Junts per Catalunya, siempre ávido de cuestionar a ERC, se rasgó las vestiduras por el ataque a Puigdemont, el presidente legítimo y, además, intocable. Lo hizo su portavoz parlamentario, Albert Batet, y lo hizo desde su escaño en la sesión de control a Aragonés. Al presidente catalán no le quedó otra que desautorizar a Rufián para regocijo de los puigdemontistas. Y como siempre, el complejo de ERC salió a la luz. Dirigentes del partido, Marta Rovira incluida, exigieron una rectificación a Rufián porque «no desautorizó solo a Puigdemont, desautorizó al Govern del que formaban parte como vicepresidente Junqueras y el president Aragonés, entonces secretario de Economía», comentan fuentes republicanas.
El jefe de filas de ERC en el Congreso rectificó aunque sus partidarios lo defienden: «La independencia no se proclamó por un tuit. Y si el president la convocó por un tuit, el error no fue del tuitero», aseguran. En el trasfondo de la polémica, el debate sobre quién debe ser el candidato en las próximas elecciones. Los detractores de Rufián azuzaron sus críticas. Los mismos que aprovecharon que el presidente del partido, Oriol Junqueras, lo propusiera como candidato en Santa Coloma de Gramanet, para dar pábulo a la idea que ambos puestos son incompatibles. De momento, Rufián todavía no ha aceptado la candidatura.
«ERC es permeable a todas las críticas que vienen desde Junts y Puigdemont hoy por hoy no se toca, o no se puede tocar», dicen en el entorno de ERC. Estas mismas fuentes rompen una lanza a favor del dirigente en el Congreso: «Puigdemont nos puede llamar estómagos agradecidos», en su intervención en el reciente congreso de Junts; «Borràs, calificarnos de Esquerra repelente. Nadie les contestó. Pero si Rufián es agrio, entonces se desata la mundial». Un silencio a constatar en esta polémica, el de Junqueras. Otros no callan tanto: «Si el Govern está lleno de estómagos agradecidos, que dimitan los consellers de Junts que también son Govern. No dudes, no lo harán».
Gato ¿sin vidas?
La mayoría de los consultados consideran que Rufián cometió un error «porque se relajó», pero al tiempo le disculpan, «porque Junts siempre tiene una actitud cobarde. Están en pleno conflicto interno y las palabras de Gabriel les han venido como anillo al dedo para centrar el foco en ERC». Y también esta mayoría considera que algunos dirigentes de ERC han aprovechado el «desliz» para segarle la hierba bajo sus pies. «No tiene más concesiones. Un gato tiene siete vidas y Rufián se puede quedar sin vidas, y sin defensores. No le quedan tantas», apuntan. «Hemos vuelto a caer en las redes del victimismo de Puigdemont y de Junts, y encima les hemos dado una carta para desviar la atención sobre la crisis de liderazgo y de modelo de partido» por la que atraviesa la formación neoconvergente y que está lejos de cerrarse. Otros, más críticos, airean su falta de liderazgo en el grupo parlamentario, «cada vez más crítico», algo que desmienten miembros de este grupo que reconocen que «siempre sus palabras son polémicas, no es nuevo, pero ahora alguien aprovecha para erosionar».
Rufián siempre ha sido cuestionado, pero su papel fue fundamental para poner un muro de contención ante los Comunes, sobre todo, en redes sociales. Su estilo ácido y directo, y su actuación de «verso suelto» no gusta en parte de la dirección republicana que reconoce estar incómoda, lo que es aprovechado por sus críticos que lo quieren enviar a Santa Coloma. Sus partidarios le lanzan incluso consejos: «Debe ser más prudente porque aprovechan sus palabras para erosionarlo, porque éstos que le critiquen no abren la boca cuando Puigdemont o cualquier dirigente de Junts menosprecia a ERC».
Rufián lleva en su haber una serie de declaraciones que le han hecho un siete. Acusó a Junts de jugar a James Bond con los rusos, le espetó a Jaume Asens, líder de los Comunes, desde la tribuna del Congreso aquello de no vayas tanto a Waterloo», y ahora ha llamado tarado a Puigdemont por decir que convocó el referéndum tras su tuit. Rufián defiende, lo ha hecho siempre, que lo acaecido en 2017 es el resultado de múltiples factores y las decisiones se tomaron por estos factores, no por un tuit. Sus detractores le saltaron al cuello, pero en estos días ha constatado que no le faltan apoyos, pero «no se puede relajar», apuntan fuentes republicanas, porque el «rival es el PSC de cara a las municipales, no Junts per Catalunya, aunque esté en crisis».
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