La opinión

La vieja guardia y los independientes

La experiencia del gallego es dilatada, por eso no tiene la necesidad de rodearse de personas que no le hagan sombra, sino todo lo contrario

Feijóo ha tomado el camino contrario al que había recorrido Casado. Su antecesor entendió la renovación del Partido Popular como sinónimo de sustituir a los dirigentes que habían destacado en periodos anteriores por personas sin experiencia, pero de su confianza.

Pero, no es lo mismo ser campeón de Murcia en lanzamiento de huesos de aceituna que secretario general de un partido nacional. El resultado ha sido catastrófico y ha tenido como consecuencia que el PP ha decidido no volver a hacer experimentos. La primera decisión de Feijóo fue cancelar los planes de venta de la sede de la calle Génova, la siguiente, parapetarse con la vieja guardia de Rajoy. La experiencia del gallego es dilatada, por eso no tiene la necesidad de rodearse de personas que no le hagan sombra, sino todo lo contrario.

Esperó, con paciencia, años hasta que vio la oportunidad de liderar el PP, viendo como se disputaban el liderazgo Cospedal, Sáenz de Santamaría y Casado. Pero sabía como quería llegar: sin rivales y a petición de todos los demás. Ha pasado página a los problemas de corrupción, pero no ha renegado de una etapa ni de todos los dirigentes del momento.

Las maneras de Pedro Sánchez son más parecidas a las de Casado. Ha sacrificado a hombres y mujeres capaces, por equipos menos bregados, ha puesto el acento en el fichaje de ajenos al PSOE, como Irene Lozano, que se empleó a fondo en sus tiempos de UPyD insultando a los socialistas y ha querido dar brillo a sus gobiernos con el nombramiento de independientes.

Todas estas decisiones, lejos de fortalecer al Partido Socialista, lo han debilitado porque ha sido una especie de reconocimiento tácito de que lo malo está en el partido y que hay que buscar fuera. Todos los que conocemos a Pepe Griñán sabemos de su honradez y que no se apropió de un solo céntimo ni de los ERE ni de ningún otro lado. La decisión judicial del Tribunal Supremo ha sido de las más controvertidas y disputadas, a tenor de lo ajustado de las opiniones de los magistrados, de los votos particulares y la sensación de juicio mediático que busca el impacto público se ha extendido.

El gobierno indultó a los presos del procés, pero donde hay razones para hacerlo es con Griñan. Difícil tarea para una dirección política que ha apartado sistemáticamente a sus dirigentes históricos en una estrategia de adanismo estéril.