Yihadismo

La crisis con Argelia alienta el desembarco de yihadistas en España

La suspensión del tratado de amistad desde enero ha disparado la inmigración ilegal por la ruta de Levante y el riesgo de infiltración de islamistas en las pateras

La Policía detuvo ayer a un supuesto yihadistas en Mataró (Barcelona) con formación militar y experiencia en combate tras su regreso de Siria
La Policía detuvo ayer a un supuesto yihadistas en Mataró (Barcelona) con formación militar y experiencia en combate tras su regreso de SiriaPOLICÍA NACIONALPOLICÍA NACIONAL

El notable incremento de la inmigración ilegal que llega desde Argelia a España a bordo de embarcaciones de todo tipo (un 45%) conlleva un problema adicional: la posible presencia de miembros de bandas yihadistas entre los que intentan encontrar una vida más digna en Europa.

No se trata de una mera hipótesis de trabajo, sino que la experiencia demuestra que ya lo han intentado, por lo que se han adoptado las correspondientes medidas de reforzamiento en los lugares de arribada de dichas embarcaciones.

Al Estado islámico (Daesh) y su amenaza permanente contra Occidente, hay que unir ahora a Al Qaeda, que, desde la muerte en Afganistán de su máximo cabecilla, Ayman Al Zawahiri, en una operación de la CIA, busca por todos los medios articular una venganza en forma de atentado de gran magnitud.

Argelia, en especial la ciudad de Orán, se ha convertido en el punto de partida de las embarcaciones que llegan a Baleares y la costa levantina. Infiltrarse entre los inmigrantes es algo que los terroristas dominan a la perfección, como lo demostraron en los atentados de París de 2015, cuando los yihadistas llegaron desde Siria vía Grecia con documentación falsa. Las consecuencias son de todos conocidas.

Pero el peligro ha rondado también a España. Hasta en tres ocasiones, la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional ha abortado los planes terroristas que, pese a tener su entrada por las costas levantinas, tenían como destino común Cataluña, bien para organizar el paso a Francia o para perpetrar acciones criminales en suelo español.

El tratado de Amistad suspendido desde enero incluía «la cooperación en la lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada». «Las altas partes contratantes reafirman su voluntad común en la lucha contra el terrorismo transnacional, de conformidad con las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas. Para ello, acuerdan reforzar su cooperación bilateral, particularmente en el ámbito de la coordinación y el intercambio de información entre los servicios competentes de los dos países y la prevención y lucha operativa contra el terrorismo», dice el tratado, en el que también se habla de la «cooperación en materia de control de los flujos migratorios y de lucha contra el tráfico de seres humanos».

Expertos en la materia han señalado que la cooperación en estos asuntos, antes incluso de la suspensión del tratado, era «manifiestamente mejorable» (Argelia no acepta la devolución de sus nacionales que llegan ilegalmente a España), aunque no dudan de que, en caso de que las autoridades del país magrebí detecten un intento de infiltración terrorista, lo aborten en territorio propio o se lo comuniquen, a través de vías policiales, a las autoridades españolas. La colaboración continúa. Ocurrió en el pasado y, si no lo hicieran ahora, se colocarían en una posición muy difícil respecto a la lucha contra el yihadismo, que es un compromiso internacional al margen de disputas locales por otros temas.

El incremento de la inmigración que parte de sus costas hace más difícil el control y evitar que se «cuele» algún terrorista. Las malas relaciones diplomáticas, que no terminan de mejorar, pese a noticias contradictorias generadas en Argel, no contribuyen a crear un clima de confianza y tranquilidad en este punto. Que el yihadismo llega en patera a España, en este caso desde Argelia, donde opera Jun and Kilafah, la franquicia del Estado Islámico (Isis, Daesh), es algo demostrado.

La repetición de los hechos demuestra que existe una estrategia preconcebida por parte de Daesh para esta ruta, según los citados expertos. A favor cuenta con una serie de factores como que los inmigrantes, por lógicas razones geográficas, no pueden ser sometidos al procedimiento de devolución en frontera, como ocurre con los marroquíes. Además, los terroristas van provistos de documentación falsa y cuentan ya con contactos en la Península para moverse hacia los puntos de destino.

Barcelona, por varios factores, es uno de los destinos preferidos. De un lado, está la «venganza pendiente» de Daesh por la muerte de los integrantes de la célula que cometió los atentados de 2017, algunos de los cuales fueron abatidos por agentes de los Mossos d’ Esquadra . Y, por el otro, la cercanía de la frontera con Francia. Ello no quiere decir que los yihadistas puedan tener otros destinos dentro de España y que, si se da el caso, intenten cometer atentados en nuestro país.

En abril de 2020 fue arrestado en Almería, adonde había llegado en patera, uno de los Foreign Terrorist Fighters-FTF (combatientes extranjeros) de Daesh más buscados de Europa. Se trataba de un hombre, de nacionalidad egipcia y británica, Abdel-Majed Abdel Bary, que venía acompañado de un «guardaespaldas» y de otro individuo para realizar labores de logística (apellidados Siddiki y Chollouah), todos con documentación falsa. Aún no se han revelado los objetivos que perseguían y cuál era su destino.

El año pasado, en sendas operaciones relacionadas entre sí, nuevamente la CGI detectó la entrada, también por Levante y en patera, de varios individuos que viajaron a Barcelona. Los arrestados dependían en Argelia de un sheikh, una especie de jeque o emir, que, curiosamente, en marzo de ese año, abordó una patera y llegó a España. Los agentes de la CGI lo tenían monitorizado desde el primer momento y pronto se dieron cuenta de que, una vez llegado a la Ciudad Condal, donde vivía en un piso compartido, realizaba las funciones necesarias para configurar una célula yihadista. Incluso, se habían comenzado gestiones para comprar armas largas en el mercado negro.