Tregua
La izquierda reclama a Podemos que deje liderar a Yolanda Díaz
Exdirigentes y actuales cargos del espacio confederal afean que Iglesias no haya sabido «irse» de la política
Los últimos acontecimientos vividos en la política y, sobre todo en la izquierda, en un momento de incertidumbre sobre las futuras alianzas de cara a las próximas elecciones generales, ya causan preocupación, sobre todo en un espacio que, se presenta hoy dividido.
La campaña de repliegue interno iniciada por Podemos en su «Uni de otoño» tenía el objetivo de marcar la línea a seguir: demostrar la fortaleza de los morados ante la militancia de cara a los comicios autonómicos y municipales y, la más estratégica y curtida en el último mes, tratar de atar a la vicepresidenta Yolanda Díaz a su espacio, una vez que ésta ha marcado distancias inequívocas con los partidos políticos. Recordarla, en resumen, que, la ministra no es autónoma, sino que debería depender de la fuerza que, según el partido, la dio su proyección actual. Para ello el partido usó a Pablo Iglesias –quien dejó la política hace un año y seis meses–, que emprendió un claro ajuste de cuentas con la que hasta hace un año mantenía una estrecha relación de amistad.
Una estrategia que, con dos semanas ya de por medio, ha sido analizada ya en la izquierda, tanto entre los exdirigentes de Podemos, como por parte del resto de actores políticos que componen la alianza de Unidas Podemos. Y que no tiene su aceptación. Según algunos exlíderes del partido morado y parte de estos aliados del espacio confederal consultados por este diario, el análisis es común. «Iglesias y Podemos deben dejar liderar a Yolanda Díaz», secundan. Estas fuentes creen que el espacio morado no está «acertando» en su análisis que se abre de cara al próximo ciclo electoral. Les ven anclados en el pasado, en una pantalla anterior en la que el contexto político y socioeconómico era distinto, en referencia a la emergencia de Podemos en 2014. Cuando, según asegura una fuente crítica con la estrategia del partido, los de Pablo Iglesias irrumpían con fuerza y como «novedad» y «caballo ganador por el cambio» y como artífices de la ruptura del bipartidismo. Ahora, creen que tras la llegada de tantas escisiones en la izquierda, el elector pide «unidad, propuestas constructivas y cero egos políticos», resumen.
Exdirigentes del partido que acompañaron en alguna época a Iglesias y a su dirección creen que «todavía están a tiempo»de remendar la decisión de los morados de confrontar a la vicepresidenta y de retomar las relaciones una vez que Díaz culmine su proyecto de escucha. Esperan que Podemos y Sumar puedan llegar a un acuerdo de cara a las próximas elecciones generales, aunque también piden «generosidad» a la vicepresidenta a la hora de repartir el peso orgánico de cada formación que forme parte de la plataforma de Díaz. Creen que Iglesias y Díaz deberían «sentarse a rebajar sus diferencias», aunque admiten la dificultad de esta operación. Y es que sobre cómo se estructurará Sumar una vez que Díaz decida presentarse como candidata en 2023, en Podemos, pero también en el resto de partidos, no conocen sus planes. Es una de las críticas que más se escucha tanto como dentro de la política activa como fuera. De momento, Díaz no desvela sus planes y hoy continuará con su «escucha» en Valencia.
Criticas a Iglesias
En este análisis también se coincide en la «estrategia errada», dicen, de que el partido morado siga los dictados de Iglesias, a pesar de su salida de los cargos orgánicos de Podemos. Desde el espacio se cree que «hay que saber cuando es el momento de abandonar la línea política» y coinciden con exdirigentes que Iglesias «no ha sabido irse». Él mismo criticaba hace años al expresidente Felipe González por no dejar del todo la política y convertirse en un «yonki del poder». Él prometió no buscar la exposición pública y política, pero de eso han corrido ya muchas hojas del calendario. En el entorno de la vicepresidencia siempre que se pregunta sobre cómo se toman las declaraciones de Iglesias, como cuando pidió «respetar» a su formación, la respuesta es la misma. «¿Pero no se había ido de la política?», dicen con ironía.
También preocupa en el PSOE esta batalla descarnada contra la que creen que debe ser la próxima líder de la izquierda. No se esconden los recelos por la vuelta notoria de Iglesias y por su marcaje y se preferiría un consenso entre todas las fuerzas, conscientes de que para la votación en las urnas, necesitan que este espacio resista.
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