Ruptura

Pablo Iglesias vuela los puentes entre Podemos y Yolanda Díaz

Rompe la relación con la que fuera su candidata y marca la línea a seguir: Podemos debe ser «respetado». El exlíder estalla contra la vicepresidenta y el partido saca pecho del liderazgo de Ione Belarra como referente en la izquierda

Sin tapujos. Podemos, con Pablo Iglesias como principal urdidor de la estrategia, ha derribado los muros de contención, la frágil cuerda que hasta ahora evitaba hablar de ruptura en la izquierda. La relación entre el partido morado y Yolanda Díaz se mantenía hasta ahora en un tira y afloja, que pasaba por constantes momentos de tensión, pero que se intentaban rebajar posteriormente, por un futuro común, que hoy ya se avista imposible. Hasta ahora se evitaba confrontar con dureza en público con la que supuestamente es su candidata. De hecho, hasta la pasada semana se hablaba de la ministra como la «mejor candidata» para Podemos. Pero eso ya es pasado. El partido marcó ayer en la capital un antes y un después y las consecuencias del calibre de los mensajes directos y desatados contra ella no tardarán en producirse porque si la izquierda tenía dificultades para entenderse, a partir de ahora los obstáculos se aprecian insalvables después de que el exlíder haya estallado contra Díaz, porque Iglesias sigue siendo Podemos.

Y aprovechó el foco y el altavoz de sus jornadas de formación en la bautizada como «Uni de Otoño» como un ajuste de cuentas con la líder de Sumar. Los morados han querido contestar, uno a uno, todos los mensajes que desde el lanzamiento de la plataforma de escucha, en julio, ha ido lanzando Díaz sobre la utilidad de los partidos –que para ella son secundarios– y sobre el modo de hacer política de Podemos, demasiado intrusivo, para ella.

Y para confrontar con ella, el partido ha dejado el altavoz a dos de los máximos defensores de Podemos, a quienes construyeron el proyecto. Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, quienes más rencor guardan a la vicepresidenta por su perfil independiente y distante con Podemos. Ambos, desligados –solo en apariencia– de la vida orgánica morada, pero que, sin embargo, siguen marcando la hoja de ruta del partido, aunque no tengan un cargo oficial. El exlíder morado, quien impulsara a Díaz como candidata de su partido después de abandonar la política, ha dejado claro que no va a dejar su espacio en manos de la vicepresidenta si Podemos no está en la primera línea. A la intención de Díaz de alejarse de las formaciones, contestó que Podemos «debe ser respetado». Como en otras ocasiones quiso dejar claro que su formación había sido «generosa» con ella, por impulsarla como candidata a pesar de no tener carnet morado. Y ahí el órdago. «Y Podemos tiene que seguir siendo generosa para confluir con Sumar en las generales y todas las organizaciones de izquierda» «Pero Podemos», remarcó, «debe ser respetada».

Un Iglesias desatado buscó vengarse de todas las ofensas que a su juicio ha sufrido Podemos. Incluso tildó de «reaccionaria» la actitud de quienes denostan a los partidos. «No hay discurso más reaccionario que el de quien dice que los partidos son el problema». Insinuó que la vicepresidenta espera que le vaya mal a su partido en los procesos autonómicos porque así Sumar tendrá margen en las generales. «¿Quien piensa que le puede ir bien a una candidatura de izquierdas en las generales si a Podemos le va mal en las elecciones municipales y autonómicas? Hay que ser estúpido». Otro dardo. Pero los ataques fueron «in crescendo». Detalló cuáles han sido los choques que han acabado con su paciencia. La guerra en Ucrania y la negociación para la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Iglesias apeló a la «ingenuidad estúpida de muchos sectores de la izquierda que tuvieron miedo a decir que no» al envío de armas a Ucrania. Sobre la renovación del órgano de los jueces los morados presionaban para que la jueza Vicky Rosell entrara como vocal. A su juicio, Díaz aceptó el veto del PP. «Los que aceptaron el veto no podrán reconocer jamás que lo aceptaron», zanjó Iglesias ante un escenario lleno hasta la bandera con 1.250 correligionarios.

Para apuntalar el nuevo tono que la formación abre contra Díaz, Juan Carlos Monedero jaleó a su público para avisar de que no deben entusiasmarse con Sumar si no se cuenta con Podemos: «Quien no respete a Podemos, a la comunidad que hemos levantado para conseguir que el Gobierno de España sea el más decente en mucho tiempo, no puede entusiasmar a los que se emocionaron con el proyecto de Podemos y se equivoca». Las directrices fueron claras. Las cartas están sobre la mesa y sigue sin haber certeza de unidad en la izquierda para 2024. Y en este punto, el partido impulsa a su líder, Ione Belarra, a la que tanto Iglesias, como Monedero e Irene Montero destacaron en sus intervenciones

El rearme de Podemos

Los morados han aprovechado este fin de semana para tratar de retomar el pulso en la calle y el fervor de la militancia en un momento de desmovilización en la izquierda y a ocho meses de los primeros procesos electorales que medirán el apoyo al partido. Pero también al de los dirigentes que reivindicaron la fortaleza del partido con mensajes en clave electoral: “Podemos no está muerto”, fue uno de los mantras que más se escuchó. Bajo el lema de “La fuerza que transforma” el partido se siente preparado para dar la batalla en autonómicas y municipales. Ha engrasado la maquina electoral y en los próximos días la formación empezará una serie de actos por varias comunidades para buscar la movilización de la militancia. En el partido aseguran que la escuela del partido ha servido para el “rearme ideológico” de cara al ciclo electoral. “La organización está lista para las autonómicas y municipales, y con los pies en el territorio”, se congratulan.

Han sido tres jornadas en las que la dirección de Podemos ha observado el calor de la militancia, después de comprobar el “gran nivel de asistencia y participación, así como la multitud de propuestas políticas que se han planteado”, según fuentes de la dirección estatal del partido. Al acto de cierre acudieron 1.250 personas, según datos de la organización.