Elecciones municipales

28-M: El PP se enfrenta al reto de resurgir en Cataluña

La descomposición de Ciudadanos alienta sus expectativas en las próximas elecciones de mayo y se antoja decisivo en Barcelona y Tarragona

El líder del PP en Cataluña, Alejandro Fernández durante su intervención en la segunda jornada del debate de investidura
El líder del PP en Cataluña, Alejandro Fernández durante su intervención en la segunda jornada del debate de investiduraAlberto EstévezAgencia EFE

Tras las elecciones de diciembre de 2017, Xavier García-Albiol -el hombre que conquistó Badalona para el PP- sentenciaba que era un descalabro inadmisible que no podía volver a repetirse. En aquella ocasión, había una excusa de causa mayor. Los pésimos resultados se explicaban por el auge de Ciudadanos que concentró el voto de derechas y antiprocés. Inés Arrimadas lograba 36 diputados, relegando a al PP a cuatro diputados y poco más del 4 por ciento de los votos. El PP de Albiol se estrelló como nunca tras aplicar el 155 y pasó a ser el farolillo rojo del Parlament por detrás de la CUP, perdiendo así y por primera vez el Grupo Parlamentario.

Albiol fue sustituido por Alejandro Fernández como cabeza de cartel en febrero de 2021. El objetivo, de mínimos, era recuperar el Grupo Parlamentario perdido por primera vez en 2017, en el peor invierno del PP en Cataluña. El reto requería de cinco diputados.

Lo cierto es que el resultado aún fue peor. Creían haber tocado fondo en 2017 pero siguieron cavando para 2021. Tal fue el batacazo, que el PP estuvo al borde de ser extraparlamentario. Se quedó en tres diputados y superó por décimas el umbral del 3 por ciento, consolidando con creces la última posición en la Cámara catalana. Un desastre sin paliativos. Esta vez fue Vox quien se alzó con un sonoro triunfo logrando 11 diputados, irrumpiendo como cuarta fuerza en el Parlament. Siendo Cataluña la única autonomía donde VOX no sólo pasaba por delante del PP sino que superaba con comodidad la suma de los escaños de PP y Ciudadanos tras el hundimiento de estos últimos que se dejaron la friolera de 30 diputados en las urnas.

La reconstrucción, con Albiol como estandarte

Pues bien, tras dos históricas debacles en Cataluña, el Partido Popular podría empezar la reconstrucción en las próximas elecciones municipales de mayo. Todos los sondeos en unas elecciones catalanas pronostican una holgada remontada y dan por segura la recuperación del Grupo Parlamentario. Ahora, sí. El CEO (el CIS catalán) dio en su último sondeo de noviembre una horquilla entre 11 y 16 diputados a los de Feijóo. Esas cifras se aparejan a los resultados de 2015 cuando el PP se hizo con 11 diputados por 19 (su mejor resultado en Cataluña) en 2012 (18 en 2010 con Alicia Sánchez-Camacho).

La actual legislatura parecía tocada de muerte tras consumarse el cisma entre los de Junqueras y Puigdemont con la espantada de éstos últimos del Govern luego de una consulta interna que obligó a Puigdemont a arremangarse para que no perdieran los partidarios de sus tesis: a ERC ni agua. Pero el fantasma del adelanto electoral parece desvanecerse por dos motivos. Todo indica –aunque nada se puede dar por seguro- que Pere Aragonès logrará aprobar los presupuestos para 2023 con los votos de Illa. Y, en cualquier caso, porqué no es viable moción de censura alguna a su Presidencia pese a sólo contar con 33 de los 135 diputados.

Siendo así las cosas, el Partido Popular deberá medir su recuperación en las próximas elecciones municipales, unas elecciones que siempre le han sido esquivas. Hoy su única Alcaldía histórica en Cataluña es la de un pequeño pueblo de la comarca de l’Alt Penedès. Pontons, 532 habitantes. Una circunstancia curiosa porque en las elecciones catalanas de 2021, el triunfo en Pontons fue para los de Puigdemont seguido de ERC mientras el PP se quedaba en la tercera plaza con el 15 por ciento de los votos. Peor les fue en las elecciones legislativa de 2019 cuando también fueron superados por Unidas Podemos, quedando en cuarto lugar en el municipio. La otra excepción es el pueblo leridano de Gimenells, de poco más de 1.000 habitantes. Pero ahí hay una de esas triquiñuelas de la política cuando pesan más nombres que las siglas. El antiguo alcalde del PSC, Dante Pérez, fichó por el PSC y hoy es el alcalde de la población gracias a un acuerdo con el mismo PSC que se quedó con un concejal.

Cataluña cuenta con 947 municipios. Ciudadanos no ha logrado ni una sola Alcaldía en estos años. Ni una. Ni tan siquiera ha estado cerca de lograrlo. Lo que se dice pronto. Y VOX, ni se acerca remotamente a Alcaldía alguna. La única campanada estruendosa la ha dado en dos ocasiones García Albiol logrando la Alcaldía de la tercera ciudad de Cataluña, Badalona. Hoy, la cuarta, al ser superada en población por Terrassa, ciudad gobernada por una escisión del PSC y por ERC.

Albiol fue alcalde Badalona una legislatura entera, de 2011 a 2015, pese a estar en minoría en el pleno municipal. Lo que representó una hazaña. Un hito. Y romper por primera vez con un tabú, el del Cinturón Rojo de Barcelona. Contaba con 11 de los 27 concejales. CiU –por aquellos tiempos- favoreció la Alcaldía de Albiol al negarse a avalar la lista del candidato socialista (9 concejales) que contaba de saque con el apoyo de los tres de ICV. Cabe decir que Artur Mas se había convertido en President de la Generalitat unos meses antes gracias al concurso del PP en la investidura y con los que mantuvo un acuerdo de legislatura hasta 2012. Ver para contar.

Ya para entonces, Albiol demostró su capacidad de aglutinar voto dejando a Ciudadanos con el 1 por ciento. Pese a mejorar resultados, la suerte le fue esquiva en 2015. Pasó del 33 al 34 por ciento de los votos. Pero la Ley de Hond le dio un concejal menos. Ciudadanos, por su parte, entró en el ayuntamiento por los pelos. Ocurrió que Ciu fue a la baja y en esa legislatura el PSC se alió con las fuerzas de izquierda e independentistas. Sumaban mayoría absoluta. Y la Alcaldía fue para Dolors Sabater, hoy jefa de filas de la CUP en el Parlament.

Albiol volvió a la carga en 2019, cuando superó el 37 por ciento de los votos y logró 11 concejales, rozando los 12. Pero esta vez fue el PSC quien se alzó con la Alcaldía, pese a ser la tercera fuerza del Consistorio por detrás de ERC. Los socialistas pusieron en un membrete a la coalición que lideraban los republicanos que se situaron justo por detrás de Albiol. O ellos (PSC) o Albiol. Y esa tesitura catapultó al socialista Álex Pastor a la Alcaldía. No duró mucho. Pastor fue sorprendido en un control de los Mossos durante la pandemia. Se dio a la fuga. Resultó que no sólo se había saltado el confinamiento durante el estado de alarma, además fue pillado in fraganti bebido y drogado.

Pastor dimitió ipso facto, arrastrado por el escándalo. Los grupos de izquierda se pelearon. Y Albiol logró recuperar la Alcaldía en mayo de 2020. La alegría duró hasta noviembre de 2021. Cuando el nombre de Albiol apareció en los Papeles de Pandora como apoderado de una empresa en el paraíso fiscal de Belice. Todos los grupos se unieron para echarlo. Nuevamente el PSC se hizo con la Alcaldía, el mismo chantaje. O nosotros o Albiol. Desde entonces ejerce el socialista Rubén Guijarro de primer edil en Badalona, pese a que ocupó el tercer lugar en la lista. Se saltaron

Los sondeos que manejan los partidos vuelven a dar a Albiol como claro ganador en Badalona. Incluso podría estar cerca de los 13 concejales en el mejor de los casos, a uno de la mayoría absoluta. Una situación que, de confirmarse esas previsiones, pondría en manos del único concejal de Junts su retorno a la Alcaldía. Si es que Junts mantiene la representación municipal en Badalona, circunstancia que pende de un hilo. De no ser así, los grupos de izquierda podrían impedir por enésima vez que Albiol se hiciera con la Alcaldía si lograran ponerse de acuerdo y sumar 14 ediles en la investidura. Lo que no va a ser nada fácil a tenor de las discrepancias exhibidas. Las fricciones entre PSC, ERC, CUP y Comunes han sido una constante en Badalona.

Castelldefels, la segunda excepción

La otra plaza metropolitana donde el PP lleva años ganando es Castelldefels. Es una ciudad de costa, limítrofe con la turística Sitges. Históricamente, en Castelldefels, se han afincado buena parte de las estrellas barcelonistas. Desde Ronaldinho a Messi. Una ciudad a 15 minutos de Barcelona, a 10 del aeropuerto y con una playa de más de cinco quilómetros. Cuenta con 67.000 habitantes y el PP aventajó al PSC en dos ediles en las últimas elecciones municipales. Lo que fue insuficiente pues el tripartito PSC-Podemos-ERC reunió a 14 de los 25 ediles del Consistorio ante los 8 del PP, 2 de Ciudadanos y 1 de Junts. Se antoja difícil para el PP lograr la Alcaldía por mucho que lograra atraer los dos concejales de Ciudadanos. A menos que la entente de izquierdas se rompiera o no sumara. Lo que no parece nada probable. Al contrario que en Badalona, las fuerzas de izquierda en Castelldefels han convivido sin los sobresaltos de la ciudad de Albiol.

Tarragona, votos decisivos

En Tarragona, en cambio, el PP puede tener un papel relevante. Pese a no contar para ganar. La Alcaldía está en manos de ERC por primera vez tras desbancar al PSC de Ballesteros y sus fracasados Juegos del Mediterráneo. Republicanos y Socialistas se excluyen mutuamente. Lo mismo ocurre en Barcelona o Lleida. En las tres ciudades se disputan la victoria. En Tarragona empataron a concejales en 2019 pese a aventajar el PSC en votos a los republicanos. La última encuesta de Gesop, diciembre de 2022, daba la victoria con claridad al PSC en Tarragona. Por el contrario, el último sondeo interno de los republicanos daba la victoria al actual alcalde Pau Ricomà (ERC) que hoy ejerce la Alcaldía con 7 de los 27 concejales gracias a un acuerdo con Comunes (2), CUP (2) y Junts (3). 14 de 27. En la oposición, junto al PSC, se quedaron Ciudadanos (4) y PP (2). El PSC ha incorporado a sus filas al exportavoz de Ciudadanos en Tarragona, Rubén Viñuales, con la intención de atraer los votantes de una marca política en estado de descomposición. Si el PP logra hacerse con una tajada del voto de Ciudadanos podría tener mucho decir en una ciudad que ya gobernó con CiU. En paralelo a la Diputación de Tarragona, durante diversas legislaturas en manos de CiU y PP.

Barcelona, la otra clave

El PP logró a duras penas retener, con Josep Bou, dos concejales en la capital catalana en 2019. También ahí estuvieron a punto de tocar fondo. Si el grupo municipal de Ciudadanos ha acabado como el rosario de la aurora, el del PP no ha ido mucho mejor. Sus dos concejales andaban a la greña desde el primer día. Pese a eso, todos los sondeos vaticinan que el PP estará en el Consistorio de Barcelona gracias a la brisa de cola que augura mayores expectativas para los populares. Sin candidato aún por determinar, la representación de los populares podría valer oro en el fragmentado consistorio barcelonés. Ya ocurrió con Ciudadanos, su voto fue determinante para impedir que Ernest Maragall fuera alcalde. Un pacto cocinado por Miquel Iceta y Jaume Collboni (repite como candidato pese a las dudas que genera) dio la Alcaldía a Ada Colau.