Cristina L. Schlichting

Y lo último, lo de Dani Alves

La ministra Montero se atribuyó el mérito de la detención del futbolista y aseguró que cualquier mujer española está protegida gracias a la ley del «solo sí es sí»

La secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez 'Pam'; la ministra de Igualdad, Irene Montero, y la delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, ayer en el Ministerio
La secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez 'Pam'; la ministra de Igualdad, Irene Montero, y la delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, ayer en el MinisterioAlberto OrtegaEuropa Press

Era «propaganda machista», lo dijo muy clarito la ministra de Igualdad, que la ley del «solo sí es sí» no iba a beneficiar a los agresores sexuales. Se estaba tramitando la norma y le advirtieron en contrario desde la oposición política, hasta el PSOE de Castilla-La Mancha, pasando por un informe del Consejo General del Poder Judicial. Pues nada, erre que erre. Ahora van 274 abusadores sexuales beneficiados y 20 excarcelados. Cuatro meses después de que la Ley Montero haya entrado en vigor, ni una dimisión por el estropicio. Los casos son muy graves: tíos que violaban a sus sobrinas, parejas que agredían sexualmente a los hijos de sus mujeres y hasta el marido de Mónica Oltra, ex vicepresidenta valenciana, que se masturbaba con la mano de una niña acogida en la residencia de menores donde trabajaba. Todos favorecidos por la nueva ley.

Si todo tu discurso como ministra pivota sobre la defensa de la mujer y las personas transexuales ¿cómo es posible que no asumas responsabilidades por un fracaso tan sonoro? ¿Trescientas mujeres machacadas por el éxito legal de sus torturadores dan igual? ¿Trescientas familias que pasan de nuevo por la incertidumbre judicial y reciben un bofetón humillante le resultan a la ministra prescindibles? Pues sí, ya lo explicó entre risotadas su secretaria de Estado, «Pam»: no son «miles y miles»… a otra cosa, mariposa…

Alfonso Guerra ha salido a precisar que la ley está mal hecha y que ésta es la consecuencia de haber encargado las cosas a personas inadecuadas. La ex alcaldesa de Madrid Manuela Carmena se ha referido a la necesidad de no caer en la soberbia y abrirse a modificar la ley. Nada. Ni dimite la ministra ni la secretaria de Estado, ni se piensa en modificación legal. Y resulta humillante comprobar la falta de atribuciones de Pedro Sánchez, que se ha resignado a gobernar con los ministros que le impone Podemos. ¿De verdad va a arrastrar el PSOE esta ignominia hasta las elecciones? Porque por toda España hay en marcha cientos de procesos de revisión de penas y el goteo nos puede poner la cosa, con toda facilidad, en 500 agresores favorecidos. ¿Le compensa al presidente esta ignominia, este desdoro por una injusticia manifiesta?

Acorralada por la situación, Irene Montero recibió la noticia de la presunta violación cometida por Dani Alves como agua de mayo. El fin de semana 21-22 de enero redactó un tuit atribuyéndose el mérito de la detención del futbolista y aseguró que cualquier mujer española está protegida por el Estado gracias a la ley del «solo sí es sí». A más de un jurista se le alzó la ceja. ¿Desde cuando un ministro señala a un reo que no ha sido juzgado? ¿Dónde queda la presunción de inocencia? ¿Acaso no influye en la opinión pública el que la responsable de Igualdad baje el pulgar frente al rostro del jugador? Tan grave fue la intervención y tan imprecisa que la abogada de la víctima, Ester García López, salió al paso para reiterar que su cliente «no estaba en prisión sin fianza por la Ley del ‘’solo sí es sí'’, sino por los indicios de criminalidad y el riesgo de fuga». La letrada alabó esta decisión de la jueza del caso. «La posibilidad de fuga del señor Alves, quien tiene una condición económica favorable y doble nacionalidad fueron determinantes para su arresto», señaló.

Extrañar, no me extraña nada después de ver tarifar a feministas clásicas como Carmen Calvo frente al rodillo de Montero, pero es triste ser mujer en esta legislatura y que pasen por heroínas de la causa señoras populistas capaces de todo por continuar en el poder. El 2problema Montero» va a enturbiar toda la campaña electoral. A las mujeres les enfurece justamente y, por más que se intente tapar, muestra que el feminismo puede serlo de boquilla si lo que te importa no son las personas, sino los proyectos ideológicos al servicio de un partido.