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Albiol: «El "procés"de esta legislatura está muerto»

El hombre de Rajoy en Cataluña aspira a una movilización histórica el 21-D y a ser la fuerza decisiva en el próximo Parlament para cerrar heridas y promover cambios en Educación y en los medios públicos

Xavier Garcia Albiol
Xavier Garcia Albiollarazon

El hombre de Rajoy en Cataluña aspira a una movilización histórica el 21-D y a ser la fuerza decisiva en el próximo Parlament para cerrar heridas y promover cambios en Educación y en los medios públicos.

- ¿Hacia dónde va el independentismo?

–Están en una fase de desorientación muy importante. Su relato ha llegado al final gracias a la contundencia democrática de Mariano Rajoy. Ahora necesitan construir una nueva escenificación para seguir resistiendo durante los próximos meses y mantener la confianza de sus seguidores. Están en la fase de resituarse en su discurso político y desde el punto de vista personal después de que ha quedado en evidencia que no se ha cumplido nada de lo que decían.

–¿Murió el «procés» y no tendrá 2ª parte?

–El «procés» de esta Legislatura está muerto. Y ha sido la acción del Gobierno la que ha acabado con un proyecto unilateral de independencia que en los últimos años sólo ha conseguido dividir a la sociedad catalana y crear incertidumbre y desconfianza.

–Pese a eso, ¿cree que habrá una mayoría independentista el 21-D?

–Eso dependerá de la conciencia de los hombres y mujeres que no son independentistas y que creen en la Constitución. Si todos los constitucionalistas que van a votar en las elecciones generales, y en unas autonómicas se quedan en casa, van esta vez a votar, el independentismo pasará a la historia durante mucho tiempo.

–Pero aunque haya una mayoría secesionista, parece que se están recolocando para abandonar la vía de la independencia unilateral, ¿no?

–Yo me presento a estas elecciones convencido de que podemos provocar un cambio histórico. Pero en el caso de que el independentismo consiga una mayoría de diputados, deberá presentar un proyecto ajustado a la legalidad. Si no, Rajoy estará legitimado y obligado a tener que actuar para aplicar de nuevo el artículo 155.

–¿Arrimadas tendrá su apoyo para ser presidenta de la Generalitat si es la candidata más votada de los constitucionalistas?

–Sería un error vender la piel del oso antes de cazarlo. Hay que esperar al día 21, y cuando tengamos el resultado encima de la mesa habrá que ponerse de acuerdo en lo prioritario y urgente. Pero antes todos debemos aspirar a conseguir los mejores resultados. Nosotros trabajamos para ser el partido con el mayor crecimiento electoral.

–En algunas de sus últimas declaraciones ha dado a entender que no se fía del PSC, ¿es así?

–Yo sólo me fío de nosotros mismos. De nadie más. El PSC está jugando a lanzar mensajes contradictorios cuando lo que quiere es un acuerdo con las fuerzas progresistas, y eso sólo pasa por Podemos y ERC. Esto sería muy perjudicial para los intereses de la mayoría de los catalanes. Por eso no me acabo de fiar del PSC, como tampoco lo hago de Cs. Estos últimos decían que iban a apoyar a la lista más votada en las generales de 2015, y luego llegaron a un acuerdo con el PSOE, y después intentaron un acuerdo con Podemos para echar a Rajoy del Gobierno.

–Por partes, si me permite. ¿Iceta no ha estado ante esta crisis donde tenía que estar?

–En los últimos meses se ha posicionado de una manera clara como partido constitucionalista, pero no hace tanto, en 2013, reclamaba un referéndum para que los catalanes decidiéramos nuestro futuro. Es el mismo PSC que ahora ha apoyado la Constitución y que a la vez defiende la conveniencia de ese pacto con los radicales, que sería pasar del fuego que significa el independentismo a las brasas del pacto con el populismo de extrema izquierda.

–Pero el PSC ha dicho que ya no está con el derecho a decidir, e Iceta ha precisado que no apoyará ni a Junqueras ni a Puigdemont como candidatos a la Generalitat.

–La tentación real de Iceta es el pacto con ERC y con Podemos. Ahora habrá que ver si después del 21-D toma la decisión de posicionarse del lado del único proyecto que puede servir para pasar página de la etapa más gris de Cataluña de los últimos cincuenta años.

–Antes comentaba que tampoco se fía de Cs. Dado que su compromiso con la Constitución parece indiscutible, ¿en qué no se fía? ¿Están siendo desleales con el PP?

–A Ciudadanos le pierde el regate en corto y el oportunismo político. No tienen ningún problema en cambiar cada semana de opinión según crean que les van las encuestas. En septiembre estaban radicalmente en contra de que se aplicase el artículo 155. Al cabo de unas semanas cambiaron de opinión. Ya le he comentado que dijeron que iban a dejar gobernar a la lista más votada en las generales, y a la hora de la verdad buscaron el pacto con Sánchez e Iglesias. Deciden en función de sus intereses electorales y de lo que entienden que es una oportunidad política, aunque eso choque con los intereses reales de España.

–Este pulso y las diferencias que se visualizan dentro del bloque constitucionalista, ¿no puede acabar perjudicándoles ante el 21-D? Por no presentar la imagen de un proyecto conjunto creíble y sólido.

–La posibilidad de un proyecto global ante estas elecciones quedó abortada cuando Albert Rivera señaló hace unas semanas que no estaba dispuesto a ir ni con el PP ni con el PSC en una candidatura única. Pero por encima de ideologías, a los tres partidos nos debe unir la defensa de España y de la Constitución.

–¿Qué objetivo personal se ha marcado usted en estas elecciones?

–Crecer y ser la fuerza que decida el Gobierno de Cataluña. Somos un partido de gobierno. Yo he sido alcalde de la tercera ciudad de Cataluña en una etapa de crisis muy difícil y estamos en condiciones de ofrecer el mejor proyecto a quienes no son independentistas. Por eso nuestra aspiración es tener la representación necesaria para tener poder de decisión en la Generalitat.

–¿Con cuántos escaños?

–Yo no hablaría de escaños. Éstas son unas elecciones excepcionales y la alta participación va a provocar movimientos que hagan saltar la sorpresa donde menos te lo puedes esperar. Una de esas sorpresas puede ser el buen resultado de mi partido. El PP catalán es el que mejor puede seguir la línea que ha marcado el Gobierno con el artículo 155. Somos los que mejor garantizamos que no habrá marcha atrás en el proyecto de cerrar embajadas y todos los chiringuitos independentistas porque las decisiones que están funcionando, y que han servido para que vuelva la normalidad y se frene la caída económica, las hemos tomado nosotros desde el Gobierno de España.

–Si no consigue el objetivo de mejorar electoralmente, ¿qué lectura personal haría de ese escenario? ¿Seguirá al frente del PP catalán?

–Ya le he dicho que nuestro objetivo en estos comicios es crecer y poder construir un Gobierno alternativo. No me he planteado nada más.

–Decía usted que su partido es el principal responsable de que Cataluña vuelva a la normalidad con el artículo 155. Fue pactado con PSOE y Ciudadanos, pero, en cualquier caso, si el PP es el que hace el trabajo, ¿por qué los frutos parece que se los está llevando Rivera según las encuestas?

–Algunos son unos profesionales de hablar y de hacer creer que ellos dirigen la acción cuando en realidad no gobiernan en ningún sitio. En la oposición es muy fácil decir aquello que te interesa electoralmente, pero cuando uno gobierna tiene que actuar con el corazón, pero también con la cabeza, y la prioridad no es dedicar el tiempo a presentar las decisiones con un envoltorio atractivo para los votantes sino ser efectivos y eficaces para resolver los problemas. Cs no gobierna ni toma decisiones, sólo se dirige a los votantes.

-- ¿Usted qué siente cuando le tachan de facha o le identifican con la extrema derecha?

–Me siento orgulloso de ser una persona con unos principios que se sitúan en el centro derecha. Represento a una parte de la sociedad catalana y hoy hay un espacio abierto para trasladar lo que está haciendo el Gobierno de España por los catalanes y presentar un proyecto de futuro que permita pasar página de esta etapa tan mala. Hay que impulsar un Gobierno que tenga como prioridad dar seguridad y reconstruir una sociedad fracturada.

–En estos meses se han visto escenas de presión a las FSE, denuncias de padres por acoso en las escuelas. ¿Hay una parte de la sociedad catalana enferma?

–Hay una parte de la sociedad que está fanatizada políticamente. No atiende a razones objetivas, sino emotivas. Y desde la Generalitat hay que dejar de hacer campaña por el fanatismo y abogar por el sentido común, la lógica y la prosperidad. Si quien tienes enfrente te dice que le da igual que Cataluña se arruine para conseguir una independencia que nadie te va a reconocer fuera, a partir de ahí es muy difícil llegar a ningún acuerdo ni avanzar en nada.

–¿Y este problema se resuelve solo con unas elecciones?

–No solo. Es el primer paso para recuperar la normalidad. Además tiene que haber medidas. Si gobernamos impulsaremos cambios, por ejemplo en el modelo educativo para que deje de haber una parte del sistema público que se dedica a adoctrinar ideológicamente. Tiene que haber revisiones también en otros ámbitos.

–¿En cuáles?

–Hay que garantizar la neutralidad de los medios de comunicación público y acabar con una acción exterior que se dedica a insultar y desprestigiar España. Nunca más se debe volver a subvencionar el odio. Basta de animar el enfrentamiento con recursos públicos.

–Decía usted que «si gobiernan» harán cambios en educación, pero Aznar gobernó ocho años, y Rajoy ya ha estado un mandato con mayoría absoluta, y ahora otro en minoría. ¿Por qué no han aprovechado esos gobiernos para hacer los cambios?

–Porque deben hacerse dentro del Pacto de Educación, como ocurrió con el pacto de pensiones. Y mientras no se pueda hacer a nivel nacional, la solución pasa por aplicar medidas en Cataluña que actúen como elemento corrector, en coherencia con el tronco común del sistema educativo y que sirvan para consolidar un sistema que garantice una formación adecuada sobre la realidad de la sociedad catalana y española.