Zaragoza
Alcalde a la europea
La propuesta de reforma de la ley electoral esbozada por Rajoy pretende dotar de más poder a los ciudadanos y acercar el modelo español al vigente en Europa
La regeneración democrática tiene visos de convertirse en el eje de la política de reformas del Gobierno de Mariano Rajoy en el último año de la legislatura. Tras reflotar las grandes cifras macroeconómicas de España –exportaciones, crecimiento económico, recaudación, empleo– el Ejecutivo se ha propuesto estrechar la brecha que la crisis ha abierto entre gran parte de la sociedad y las instituciones democráticas surgidas en la Transición. Fue el presidente del Gobierno, desde Panamá, quien lanzó la primera pista del curso de acción diseñado en Moncloa. Rajoy afirmó que es necesaria una reforma de la ley electoral para que en las elecciones municipales sea la lista más votada la que obtenga la alcaldía. La idea es conceder más poder de decisión a los ciudadanos, que en no pocas ocasiones ven cómo el juego político entre partidos retuerce el resultado de las urnas y, gracias a una coalición entre las fuerzas políticas que han perdido las elecciones, acaba como alcalde el candidato de la segunda fuerza más votada.
Días después el vicesecretario general de Organización del PP, Carlos Floriano, daba una vuelta de tuerca a la propuesta de Rajoy y sugería que se podría establecer un tanto por ciento de votos mínimo –se ha hablado de un 40%– para que la lista más votada logre automáticamente la alcaldía. Más tarde se escucharon voces que propusieron que, además de un mínimo del 40% de los sufragios, la lista más votada debería aventajar en al menos 5 puntos a la segunda. El PP tendió la mano en diversas ocasiones al PSOE a lo largo de la semana para hallar una fórmula de reforma de la ley electoral que haga sentir a la sociedad que la clase política está dispuesta a cambiar las cosas y a democratizar la vida institucional en nuestro país. De prosperar la reforma, el sistema electoral español se acercaría más a los modelos de elección de los gobiernos locales de nuestro entorno, como Francia,
Se ha especulado con la posibilidad de que esta reforma sea una manera velada del PP de recabar más poder municipal. Un análisis del mapa electoral resultado de las municipales de 2011 no parece confirmar esta suposición. Sólo dos capitales de provincia cambiarían de signo político de prosperar la propuesta para reformar la ley electoral de manera que la lista más votada en las municipales obtuviera la alcaldía si suma más del 40% de los votos y logra aventajar en 5 puntos a la segunda lista más votada. De repetirse los resultados de las elecciones de marzo de 2011 y entrando en vigor la reforma en los términos en los que ha sido anunciada por diversos miembros del Partido Popular, sólo Zaragoza y Lugo experimentarían un cambio en la alcaldía entre las 50 capitales de provincia, Ceuta y Melilla.
Hay una ciudad española que ilustra claramente cómo afectaría la medida estrella propuesta por el PP y anunciada por Rajoy. La lista más votada en Zaragoza en las elecciones municipales de 2011 fue, con gran diferencia, la del Partido Popular, que estuvo encabezada por Eloy Suárez Lamata. Obtuvo 131.350 votos, el 41,26%, y 15 de los 31 concejales de esta ciudad con más 600.000 habitantes, es decir, se quedó a uno de la mayoría absoluta. Muy por detrás quedó el Partido Socialista, cuya lista iba encabezada por el actual alcalde, Juan Alberto Belloch Julbe. Los socialistas lograron el 27,14% pero pactaron con el resto de fuerzas políticas que obtuvieron representación (Chunta Aragonesista e Izquierda Unida) y lograron los 16 votos necesarios para que Belloch revalidara la alcaldía.
La propuesta anunciada por Rajoy y comentada por Carlos Floriano, Gabriel Elorriaga y otros líderes populares contempla que cuando un partido político logre más del 40% de los votos y aventaje en más de cinco puntos a la segunda fuerza política, el partido más votado sea el que vea a su candidato convertido en alcalde impidiendo que una gran coalición de todas las fuerzas «perdedoras» coloque en la alcaldía a otro candidato distinto del vencedor de los comicios.
La otra capital que cumple estos dos requisitos es Lugo. El partido más votado fue el PP con el 44,25%, pero gobierna el socialista Orozco, que sólo obtuvo el 38% de los votos. A estas dos ciudades habría que añadir Vigo, que, sin ser capital de provincia, tiene casi 300.000 habitantes y es la ciudad más grande de Galicia. En las pasadas elecciones la fuerza más votada fue el PP con el 42,39% de los votos. Los populares aventajaron a la segunda lista más votada, el PSOE, en casi 8 puntos. Sin embargo, la candidata del PP, Corina Porro, no llegó a la alcaldía. El actual alcalde, Abel Caballero, perdió las elecciones pero gracias al apoyo de la tercera fuerza política, el Bloque Nacionalista Galego, logró revalidar la alcaldía de Vigo.
El caso de Zaragoza: Belloch gobierna con el 27% de los votos
Algunas voces han expresado su precupación por que la reforma de la ley electoral sea una maniobra del PP para lograr más poder en las próximas municipales. El gráfico sobre estas líneas muestra apenas cambios en el mapa político local de España. Sólo dos capitales de provincia cambiarían de signo político si se extrapolaran los resultados de 2011. La propuesta esbozada por varios líderes del PP, entre ellos Mariano Rajoy, va encaminada a que el juego de alianzas entre los partidos no acabe dando el poder a una coalición de «perdedores» y que la lista más votada por los ciudadanos acabe en la oposición. Éste es el caso, por ejemplo, de Zaragoza, donde el PP ganó con más de 14 puntos de ventaja sobre los socialistas pero se quedó a un solo concejal de obtener la mayoría absoluta. El resto de fuerzas políticas se aliaron y el ex ministro Belloch revalidó la alcaldía. Casos análogos tuvieron lugar en otras importantes ciudades españolas como Segovia, Lugo y, señaladamente, Vigo, el municipio más grande de Galicia, donde el PP ganó con más de 8 puntos de ventaja y, sin embargo, está en la oposición.
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