Defensor del Pueblo
Un alcalde del PP gana su "pleito" contra el tributo a un republicano
Impone que la placa por un deportado a un campo nazi esté en el cementerio y no en un lugar público
Son adoquines dorados que comenzaron a ponerse en Berlín en 1992. Placas metálicas, conocidas como «stolpersteine» –literalmente, palabra alemana que designa una piedra en el camino que puede hacer tropezar al caminante– rebautizadas como «piedras de la memoria», que se vienen colocando desde entonces, en el caso de nuestro país, en homenaje a republicanos que fueron deportados a los campos de concentración nazis durante la II Guerra Mundial.
Tras el primero que abrió el camino, se han instalado más de 100.000 adoquines en 29 países diferentes. En España, con alrededor de 7.500 deportados asesinados, ya hay más de 500 en 79 municipios, y en Castilla y León, con 381 muertos, se contabilizan más de 60 «stolpersteine».
Hontoria de Cerrato
Hace tres semanas se instalaron diez de estos adoquines artesanales en Sant Feliu de Guíxols, tres en Santa Pau y seis en Olot (Cataluña), pero la actualidad devuelve a Castilla y León al primer plano por el rechazo de un Ayuntamiento del PP a poner un «stolpersteine» en la localidad palentina de Hontoria de Cerrato. Al menos, no de cualquier manera. El pasado diciembre, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Palencia denunció la negativa del alcalde, Juan Antonio Abarquero, a permitir un homenaje a Antonio García Hevia, un vecino del municipio que murió en el campo de concentración de Gusen, aledaño a Mauthausen, en 1941.
Según la ARMH, a finales de 2024 la asociación y los familiares de García Hevia, con el respaldo del grupo municipal de IU, solicitaron al consistorio de Hontoria la cesión de un local para celebrar un acto de reconocimiento y la autorización para colocar un «adoquín de la memoria» en su honor. Sin embargo, la asociación aseguró que el regidor se opuso y recurrió a «tácticas dilatorias» para impedir la celebración del homenaje, como rechazar la recepción del escrito de solicitud o exigir pruebas de parentesco cuando los documentos necesarios obran en poder del propio consistorio, según la ARMH.
Hijo y nieto de pastores, Antonio García Hevia nació en Hontoria de Cerrato en 1898 y, tras huir a Francia durante la Guerra Civil, fue capturado por el ejército nazi en 1940 y deportado a Mauthausen, donde fue asesinado en julio de 1941. Según la ARMH, su caso no es único, ya que en la provincia de Palencia hubo 30 deportados a campos de internamiento nazis, de los cuales 19 fueron asesinados, pero nunca se ha celebrado un homenaje oficial en su recuerdo.
Procurador del Común
En el último pleno ordinario del año pasado el alcalde se negó a incluir la petición en el orden del día y a responder a las preguntas de los familiares y del concejal de IU. La ARMH advirtió de que, si la negativa persistía, recurriría a instancias como el Defensor del Pueblo, el Procurador del Común y la Secretaría de Memoria Democrática para lograr el reconocimiento buscado para García Hevia.
Visto el asunto de nuevo en el pleno consistorial el pasado marzo, el primer edil leyó un escrito precisando que «la Ley de Memoria Democrática no establece deberes a los ayuntamientos para la organización o autorización de actos de homenaje», pero se mostró abierto a ceder un espacio público para celebrar el acto en agosto y colocar una placa o adoquín, si bien en el cementerio municipal, en el lugar próximo a placas ya existentes.
«El lugar idóneo es el cementerio y no una plaza o lugar público», dijo Antonio Abarquero, explicando que, si accedieran a este tipo de homenajes, «tendrían las calles llenas de símbolos», según recogió «El Norte de Castilla».
La ARMH recurrió finalmente, y el Defensor del Pueblo acaba de pronunciarse en estos términos: «Es legítimo discrepar de la decisión adoptada referida al lugar elegido para la colocación del adoquín, pero lo cierto es que el ayuntamiento ha accedido a su petición, que resultaba un tanto indeterminada en este punto», por lo que rechaza la apertura de una investigación. Insiste la institución en que «corresponde al consistorio decidir el lugar adecuado», de manera que rechaza las pretensiones de los demandantes.
El documento, al que ha tenido acceso la cadena Ser, recomienda que «siendo legítimo que deseen que dicho adoquín sea colocado en otro lugar, que entiendan más adecuado, se les sugiere que remitan un escrito al ayuntamiento en respuesta al acuerdo que les fue remitido a fin de solicitar que reconsideren el lugar de colocación. Para tal fin, sería de utilidad que propusiera lugares concretos a fin de que el ayuntamiento se pronuncie acerca de su conformidad o no».
Un gesto de respeto ideado por un alemán
Las «stolpersteine» son bloques de cemento de 10x10x10 centímetros insertados en el suelo y que, en la parte superior, llevan incrustada una placa de latón de 10x10 centímetros con el nombre y las fechas clave en la vida de las víctimas deportadas a los campos nazis. Cada «stolperstein» se coloca en las aceras, formando parte de ellas, con la superficie superior casi al ras del suelo. Su diseño se basa en la idea de que, al percibir el resalte en el camino, las personas se detengan y se inclinen para leer lo que está grabado en la placa. Un gesto de respeto ideado e iniciado por el artista alemán Gunter Demnig.