Audiencia Nacional
Condenas que suman 130 años de cárcel para la narcored que introducía cocaína en cajas de bananas
Los agentes se incautaron de 4,8 toneladas con un valor de casi un millón de euros, además de un arsenal: un kalashnikov, dos pistolas, un revólver King Cobra, granadas de mano...
Quince integrantes y colaboradores de una narcored que introdujo 4,8 toneladas de cocaína en España, adonde la droga llegaba camuflada entre fruta importada de Costa Rica, han sido condenados a penas que suman 130 años de prisión por delitos contra la salud pública en el seno de una organización criminal, depósito de armas de guerra y falsedad en documento oficial.
La Audiencia Nacional absuelve a tres de los acusados, la mayor parte de nacionalidad neerlandesa y que según recoge la sentencia manejaban un negocio "muy lucrativo" -la droga incautada en una nave del polígono industrial de Santa Teresa (Málaga) hubiera alcanzado en el mercado un precio de más de 934 millones de euros- a juzgar por su nivel de vida, pues "disfrutaban de viviendas y vehículos de lujo o relojes" (Rolex y Patek Philipe) "y joyas de elevado precio".
Además del tráfico de cocaína, que transportaban a través del puerto de Setúbal (Portugal), la organización se dedicaba a la fabricación, distribución y venta de drogas sintéticas, concretamente MDMA y MDA, elaboradas con productos que importaban de China. Además, algunos de los condenados -cuyas penas oscilan entre los seis y casi doce años de prisión- tenían en su poder una "gran variedad y cantidad de
armas".
No en balde, en el doble fondo de un coche los agentes hallaron cinco subfusiles con sus respectivos cargadores (tres de ellos con silenciadores), un fusil kalashnikov, dos pistolas, un revólver y cuatro granadas de mano, dos montadas y dos sin espoleta.
Granadas de fragmentación
El tribunal explica en la sentencia que tanto el subfusil AK 47 como el revólver King Cobra, que tenía borrado el número de serie, estaban cargados y en condiciones de ser utilizados. Y respecto a las granadas de mano, que también se encontraban en perfecto estado de funcionamiento, señala que se trataba de granadas de fragmentación que al explosionar lanzan metralla. Dos de ellas estaban montadas y en condición de ser utilizadas.
La Audiencia Nacional impone las penas más elevadas a los dos líderes de la organización de narcotraficantes, Marco Conrnelius Huijsman y Hans Leendert Martinus Verheij. Al primero le condena a once años y once meses de cárcel por tráfico de drogas y falsedad en documento oficial y al segundo, a once años y medio de prisión, pero solo por el primero de los delitos. A ambos les impone el pago del triple del valor de la cocaína aprehendida que fue, en concreto, de 934.314.469,94 euros.
La Sala aplica a todos los acusados la atenuante muy cualificada de dilaciones indebidas puesto que han pasado siete años desde que la investigación se puso en marcha.
Según la resolución judicial, la organización criminal se sirvió de la sociedad Renxportim para introducir la cocaína desde Costa Rica (en septiembre de 2018 comenzaron los preparativos para el trasporte de la droga, que llegó a nuestro país el 22 de octubre). Esta empresa fue la destinataria del contenedor que embarcó en Costa Rica a bordo del Cala Pedra el 10 de octubre de 2018 con 4.855 paquetes de cocaína envueltos en plástico y cinta adhesiva, camuflados entre bananas.
Operación de madrugada
Finalmente, agentes de los GAR de la Guardia Civil irrumpieron en la nave de Málaga donde almacenaban la droga la madrugada del 23 de octubre de ese mismo año, interviniendo los paquetes con 4.889.868 gramos de cocaína con una pureza superior al 80 por ciento.
Según contó en el juicio uno de los agentes que participaron en la operación, tardaron bastante en poder entrar en la nave porque el portón estaba sellado y tuvieron que empotrar un coche para abrirlo.
Dentro estaba un camión de fruta (que transportaba la droga desde Badajoz), y muchos más vehículos, algunos de ellos furgonetas. Otro de los agentes recordó que al examinar el camión "vieron que debajo de las bananas había cocaína". Los detenidos disponían de llaves y teléfonos de la marca BQ, característica de teléfono encriptados de encrochat.
La organización, explicó, "tenía un torito y con él, entre todos los agentes de Guardia Civil y Policía Nacional, descargaron el camión, separaron la droga de las bananas, contaron los paquetes y los pesaron por unidades".
El tribunal destaca la gran capacidad delictiva de la organización habida cuenta de la diversidad de sustancias estupefacientes a cuyo tráfico y fabricación se dedicaba en cantidades muy elevadas, así como los numerosos medios materiales con que contaba como vehículos, inmuebles, sociedades y teléfonos.
Vínculos con "Sito Miñanco"
Desde principios de 2017, UDYCO Costa del Sol Torremolinos sabía de la existencia de una organización criminal de origen holandés asentada en Benalmádena de la que formarían parte, entre otros, Hans Leendert Martinus Cornelius Verheij y Marco Cornelius Hujsmans, que se dedicaba a realizar transportes de cocaína entre Suramérica y España así como a "blanquear los beneficios obtenidos de dicha actividad en la Costa del Sol" (finalmente no fueron acusados de blanqueo), donde disponían de un patrimonio significativo, sociedades mercantiles y disfrutaban de bienes muebles e inmuebles de lujo.
En el marco de la "operación Mito", en 2016, el Grupo II del GRECO Costa del Sol de la UDYCO Central había tenido conocimiento de que unos individuos de origen holandés asentados en Marbella y Benalmádena -Martinus Hendrikus Wilhelmus Gommans y Ronald Jozed Sanders- tenían relación con el principal investigado en dicha causa, José Ramón Prado Bugallo, "Sito Miñanco", como parte de una organización criminal encargada de introducir en España y Holanda grandes cantidades de cocaína, habiendo sido investigados en sus países de origen en numerosas ocasiones.