José Antonio Vera

En defensa de la igualdad

Los políticos tienen siempre carta blanca para ir más allá de lo que está vetado al resto de los ciudadanos

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a los barones llegando a Génova
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a los barones llegando a GénovaGonzález Pérez

Mucho se ha escrito y criticado sobre el acto del PP del próximo domingo en Madrid, por entender unos que es partidista y otros que no se debería haber convocado antes del discurso de investidura de Feijóo. Como dijo ayer Borja Sémper a Alsina, los populares forman una organización enorme donde hay opiniones diferenciadas sobre muchos asuntos, sin que ello vaya en menoscabo de la jerarquía del partido ni colisione con el funcionamiento democrático del mismo, sino al contrario. Más bien es en el PSOE donde se expulsa a los disidentes y se menosprecia a quienes opinan distinto. Y es el PSOE de Sánchez quien en realidad está detrás de la campaña contra el acto convocado para el próximo día 24 a las 12 en la Plaza de Felipe II de Madrid, bajo el significativo lema de «Frente a la Amnistía, Igualdad». Cierto que al ser una convocatoria de partido, aunque con invitación expresa a cualquier ciudadano, puede quedar su repercusión más reducida en cuanto a la amplitud del espectro político a abarcar. Pero no será un acto menor, en ningún caso, en la medida en que, además de Feijóo, se escucharán con atención los discursos de Rajoy y Aznar, que en la materia que nos toca tienen bastante que decir. Sin olvidar que a la misma convocatoria asistirán también el alcalde Almeida y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, junto al resto de los barones territoriales. Es más que previsible que, para no marginar a ningún barón con relación a otro, se ponga más el acento en las intervenciones del presidente del PP y los exjefes de Gobierno, y menos en los dirigentes territoriales. Un criterio más que razonable habida cuenta de la dimensión que tomó el poder municipal y autonómico del Partido Popular tras los comicios de mayo.

Estando como está ya asegurada la crítica de la izquierda y del PSOE al desarrollo del evento, sea cual sea su resultado, es evidente que del mismo saldrán jugosos titulares y no pocos comentarios. Las razones esgrimidas para la concentración son tan numerosas y graves que tiene toda lógica que el partido más votado en las pasadas elecciones generales encabece la protesta. Sin que ello reste fuerza a la manifestación organizada en Barcelona para el próximo 8 de octubre por Sociedad Civil Catalana, abierta a la totalidad de los partidos constitucionales y demás organizaciones ciudadanas, y a la que se espera la asistencia de no pocos representantes del socialismo tradicional.

Quienes desde posiciones gubernamentales sostienen que no hay motivo, están ocultando lo mollar de la cuestión. Estamos ante un atentado contra la igualdad de los españoles. Contra la igualdad de los territorios. Contra la igualdad dentro de la clase política y de los políticos con relación al resto de la ciudadanía. Y todo ello a cuento de la torticera razón de que hay que conservar el poder a cualquier precio. Sánchez tiene que seguir en la Moncloa y da igual la factura a pagar. No por mejorar la convivencia en Cataluña, como se dice, pues vemos estos días que justamente esa convivencia se está empezando a resentir de nuevo por las medidas a tomar. No es de recibo que se modifique la normativa legal para favorecer a quienes aprobarán esa reforma. Es una auto-amnistía, como ha dicho estos días algún socialista ilustre. Quienes violaron las normas penales son justamente los que van a aprobar la exculpación de sus delitos. El señor Puigdemont absolviéndose a sí mismo. Algo que debería estar expresamente prohibido y penado por la ley, por no ser de recibo que una organización pueda votar sobre un tema que exculpa de delitos gravísimos a su principal dirigente. En los tribunales es obligatoria la abstención en tales casos, pero los políticos tienen siempre carta blanca para ir más allá de lo que está vetado al resto de los ciudadanos. Un atentado contra la Igualdad.