Sabino Méndez

Lo desconocido

Viendo que iba hacia el desastre, el Gobierno ha decidido añadir aceleración desordenada y confusión para ver si, tensionando así, moviliza a su desmotivada izquierda dogmática

Sede del PSOE en Ferraz el días después del 28m.
Sede del PSOE en Ferraz el días después del 28m.David JarLa Razón

En política, existen incógnitas, magias y misterios. Son tres conceptos que usamos de una manera intercambiable cuando en realidad expresan diferentes facetas de lo desconocido y tienen muy poco que ver entre sí. Su único punto de contacto es que todos se refieren a esa borrosa zona de las cosas de las cuales ignoramos por qué pasan y que son difíciles de prever. Aplicados esos conceptos al devenir político, no hay momento más álgido donde se concentren que en un día de elecciones. Una vez alcanzado ese clímax, los tres conceptos pueden separarse con más facilidad y su decantación ilumina sobre el significado de los resultados.

La incógnita es algo que desconocemos pero que puede despejarse esperando que nos lleguen los datos necesarios. En la ciencia y la aritmética no hay misterios o magias, sino incógnitas que simplemente se resuelven cuando disponemos de esos datos. La larga espera de ellos puede ser tan desasosegante que cree una sugestión de misterio. La incógnita de estas elecciones (dado que era un desconocimiento científico y matemático) ya se ha desvelado. Se han abierto las urnas y ya sabemos donde han ido a parar los votos de los indecisos que en esta ocasión eran legión. Los indecisos han hablado, podría decir un líder dado a la épica y la pomposidad. Pero en realidad lo que ha hablado han sido los números, porque los políticos no compiten unos contra otros, sino que pelean todos contra una cifra: la cifra de sufragios que les otorgará el permiso para gobernar. A la vista de los datos, está claro que el ascenso del PP no se ha debido solo a la desaparición de Ciudadanos, sino que ha recogido votos de más sitios.

Despejada la incógnita, los misterios y las magias sin embargo permanecen. Ahora bien, la única magia que ya alberga la política moderna es la del carisma personal, algo de lo que actualmente tiran casi todos los políticos a falta de un proyecto sincero o de convicciones sólidas. Cierto es que, hace unas cuantas décadas, la política gozó de la magia que proporcionaba el idealismo a las mentes humanas sobre todo jóvenes. Pero hoy en día idealistas quedan pocos y están todos enfadados. La única magia que queda es esa sorprendente e inevitable capacidad de atracción de las personas irresistiblemente simpáticas. Al político actual le importa más ese don que la propia verdad de las cosas. Por eso, después de la debacle, Sánchez se ha lanzado inmediatamente hacia lo desconocido, pensando que fiado a su propio carisma puede reducir al máximo el daño que le espera. Confía en hacer magia. Pero la magia es superstición, engaño, mentira, convencer al crédulo, jugar con sus anhelos e impaciencia.

Hoy, cuando las películas de magos protagonistas están de moda, el político se pone a la altura del público comercial y busca escenificar el papel de taumaturgo aunque se quede en simplemente trauma-tarugo. Entramos en una época que pronto considerará herético a todo aquel que descrea de la importancia o existencia de la magia. Pero lo mágico solo nos lleva desbocados hacia lo desconocido. En el caso actual, a compatibilizar unas elecciones con la presidencia europea: algo nunca visto y de difícil organización.

Al final de todo, nos queda el misterio. El misterio es lo más grande. El arte existe por el misterio de las cosas. Por el misterio estamos al fin y al cabo en esto; por el misterio de la vida humana. No hay sociedad secreta que haya guardado mejor el sentido de sus fines que la propia humanidad. El domingo se resolvieron las incógnitas y quedó claro quien propone recurrir a soluciones mágicas y quién no. Pero el misterio de cómo evolucionara todo esto antes de las generales sigue intacto. Viendo que iba hacia el desastre, el gobierno ha decidido añadir aceleración desordenada y confusión para ver si, tensionando así, moviliza a su desmotivada izquierda dogmática. Lo desconocido es su último burladero. La campaña para las generales ya había empezado y los resultados del domingo eran los primeros argumentos electorales. Pero saber cual es el criterio que ha guiado las erráticas decisiones gubernamentales de los últimos meses, ese sí que es el verdadero e insondable misterio.