
Exteriores
España se juega su prestigio tras revocar los contratos con Israel: "Esto solo lo hace un país tercermundista"
El gesto de consumo interno de Sánchez despierta el temor de que se nos considere «un socio poco fiable»

Los efectos de la supuesta rescisión de la compra de munición a Israel por parte del Gobierno de España tiene más aristas que la mera pérdida económica por muy millonaria que esta sea. Nuestro país se juega su prestigio como socio fiable entre los aliados y, en especial, con el Estado de Israel, con el que las relaciones diplomáticas llevan más de un año congeladas.
Las reiteradas críticas de Pedro Sánchez a la brutal guerra en Gaza que siguió a la ola de atentados de Hamas del 7 de octubre fue caldeando el ambiente hasta la ruptura definitiva en mayo de 2024, cuando el Gobierno reconoció al Estado palestino. Inmediatamente después de aquel gesto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, llamó a consultas a su embajadora en Madrid, Rodica Radian Gordon. A día de hoy la dirección de la legación diplomática sigue desierta.
Probadas en combate
Cabe preguntarse ahora si la maniobra política de ayer para apaciguar a los socios de Sumar va a salir más cara de lo que parece. Sobre todo teniendo en cuenta que se trata solo de un gesto para consumo interno que en nada cambia la realidad sobre el terreno. Y es que España ha seguido y seguirá comprando equipamiento militar al Estado hebreo porque su tecnología es puntera y se trata de un país tan aliado como lo es Estados Unidos a pesar del presidente Trump.
El general retirado Juan Montenegro aseguró a LA RAZÓN que los contratos de las Fuerzas Armadas con Israel son «numerosísimos». La relación es muy estrecha. «Todos los drones que hemos utilizado en Afganistán, por ejemplo, son de IAI, la Industria Aeroespacial Israelí. Igual que el sistema PASI —la Plataforma Aérea de Sistema Integrado, un dron grande de reconocimiento—, que lo compramos directamente en Israel y se desplegó en Afganistán. Era lo más fiable que había en su momento. También las radios tácticas, las UHF, VHF, EHF… todo eso es israelí. Y están probadas en combate. No discutimos con quién combaten o cómo, pero están probadas».
En opinión de este veterano militar, representante de España en los comités militares de la OTAN y de la UE entre 2018 y 2021, esto puede dañar «aún más» la imagen de nuestro país en los foros internacionales y entre los aliados occidentales. «Es que Israel es de nuestra órbita. Tiene estatus de observador en la OTAN y representación en Bruselas. Siempre hemos tratado con ellos de tú a tú. ¿Sería mejor que le compráramos armamento a países como Rusia o Corea del Norte? Estos contratos vienen de antes, no se pueden deshacer así. No podemos actuar como un socio poco fiable».
"No va a ocurrir"
Fuentes consultadas por este periódico dudan de que el contrato quede sin efecto. Aseguran que, una vez firmado, un documento de estas características no se puede incumplir de la noche a la mañana. «Romper un compromiso internacional no es tan fácil. Una vez firmado, lleva una burocracia tremenda: hay que declarar el usuario final, que debe ser un gobierno legalmente establecido. No se puede cancelar así como así. La única forma sería pagar y no recibir la munición. Y, sinceramente, eso no creo que vaya a ocurrir».
«Nadie va a dimitir, no va a haber manifestaciones, y las balas llegarán. Igual que llegaron los drones, las radios y llegará el nuevo sistema de lanzacohetes. El diseño inicial de ese sistema también es israelí aunque se vaya a fabricar aquí por la empresa Escribano con participación de Indra. Lo van a montar en camiones españoles, pero la base tecnológica es israelí y hay que pagar la patente. Estas cosas solo las hace un país tercermundista y España e Israel son países serios. Claro que puede dañar a nuestra imagen, pero… ¿más aún de lo que ya está?».
Al cierre de esta edición aún no se había producido una reacción oficial del Gobierno de Netanyahu a una maniobra que, sin duda, tendrá repercusiones políticas. La reunión en Múnich el pasado 21 de febrero del ministro Albares con su homólogo israelí, Gideon Saar, destinada a descongelar la crisis ha quedado en agua de borrajas.
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