
Energía
Sánchez dice que la energía nuclear es un "lastre"... pero los expertos avisan de que eliminarla aumenta el riesgo de otro gran apagón
Un informe del Consejo General de Ingenieros Industriales asegura que apagarlas aumentará la vulnerabilidad ante picos de demanda

A Pedro Sánchez no le gusta la energía nuclear. Es un hecho que ha quedado demostrado al poner en marcha un calendario para cerrar el parque de centrales de este tipo que hay en España comenzando por la extremeña de Almaraz y decir el lunes, tras al gran apagón, que son "un lastre" para el sistema energético. En su hoja de ruta está convertir al país en el paraíso de las renovables. Un objetivo hacia el que se empuja desde Europa que, sin embargo, sí tiene entre sus prioridades esta fuente de generación energética por considerarla renovable y, ahora que la situación geoestratégica mundial está en un momento tan delicado, básica para conseguir la autosuficiente energética y no depender del gas ruso.
Pero ni siquiera este giro ha cambiado ha cambiado el parecer del Gobierno de Sánchez, que siguen enrocado en el cierre de las nucleares pese a que las renovables se han convertido en las principales sospechosas de provocar el gran apagón que dejó el lunes a España sin energía. Y eso que, como explican los técnicos de la materia, su eliminación conlleva aumentar los riesgos de que la historia se repita.
Basándose en criterios estrictamente técnicos y alejados de debates políticos sobre la materia, el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales (CGCOII) publicó un informe el pasado mes de marzo sobre el cierre de la central de Almaraz en el que advierte, en términos más globales, de que la eliminación de las nucleares "reducirá la capacidad de generación base en España, en caso de que la capacidad de generación se sustituya por sistemas de almacenamiento tal y como prevé el actual Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC 2023-2030), aumentando la vulnerabilidad ante picos de demanda".
Según los ingenieros industriales, "esto puede generar mayor presión sobre el sistema eléctrico, con posibles impactos en la estabilidad de la red".
Intermitencia
El documento también pone de relieve que, entre los efectos que puede tener para el mix energético la eliminación de la energía nuclear, pueden estar los incrementos de intermitencia en el sistema energético. Las renovables, recuerda, son intermitentes y no pueden garantizar una generación constante las 24 horas del día. "Sin una fuente estable como la nuclear, el sistema dependerá en mayor medida de condiciones climáticas, lo que podría generar desajustes en el suministro", advierte.
La alternativa que se plantea para garantizar esta continuidad en el suministro, las baterías, no están todavía preparadas para los ingenieros industriales. "La infraestructura de almacenamiento energético (baterías o bombeo hidráulico) aún no está lo suficientemente desarrollada técnicamente para compensar esta intermitencia y su coste económico es incierto, por no ser tecnologías maduras (a diferencia de las tecnologías de generación actuales) y desconocerse el comportamiento futuro de este tipo de baterías por pérdida de capacidad de almacenamiento con los ciclos de uso", avisa.
Para estos profesionales, el cierre de las nucleares españolas podría ocasionar la paradoja de que el país tuviera que aprovisionarse de más energía procedente de Francia, uno de los países precisamente que más decididamente apuesta por esta fuente energética. Con el agravante, además, de que las interconexiones energéticas con el país vecino no son precisamente las más idóneas y apenas alcanzan un 2% de capacidad.
España podría tener que depender de un país eminentemente nuclear como Francia
El interés francés en acelerar las interconexiones es más que dudoso. No las necesita para garantizarse su seguridad energética gracias a su ingente producción nuclear y a la expansión renovable. El interés inversor de Francia va más allá y radica en establecer una posición eléctrica tan favorable que haga imposible que ningún país vecino pueda competir con precios y garantía de suministro, atrayendo así industrias de todo tipo.
En lo que respecta al impacto de la sustitución de la nuclear por otras fuentes, el informe advierte de que España debería aumentar la producción de electricidad con centrales de ciclo combinado, lo que incrementará la dependencia de importaciones de gas. El precio de esta materia prima, recuerda, "depende de factores externos e inestabilidad geopolítica, lo que podría traducirse en un aumento de los costes eléctricos".
También asegura que la sustitución de una fuente sin emisiones de CO₂ por una que sí genera gases de efecto invernadero es "un retroceso en los objetivos de descarbonización". Y añade que "incrementará las emisiones de CO₂, elevando la demanda de derechos de emisión en el mercado europeo, lo que encarecerá los costes energéticos para la industria y los consumidores finales, afectando la competitividad económica del país".
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