El desafío independentista
El gran empresariado catalán alza la voz contra la independencia
«Los empresarios queremos estabilidad, unidad y puentes. Queremos liderazgos fuertes que sepan explicar lo que está pasando». El presidente de Fomento del Trabajo –la patronal catalana– tenía previsto dirigir anteayer estas palabras en presencia del presidente de la Generalitat, Artur Mas, durante el acto de entrega de las medallas de honor de su asociación. Sin embargo, el plantón de Mas evitó que las escuchara en primera persona, aunque el titular de la Generalitat es plenamente consciente de que ningún gran empresario ha querido avalar hasta ahora el proyecto soberanista que abandera. De hecho, los avisos del mundo económico sobre las consecuencias del proyecto secesionista se acumulan. No se trata sólo de que la principal catalana reclame al Govern que actúe buscando la estabilidad, la unidad y los puentes de diálogo con otras administraciones, sino que también hay advertencias sobre fatalidades. Esta misma semana, el presidente de la Cámara de Comercio de EE UU en España, Jaume Malet, alertó de que la secesión de Cataluña desencadenaría una fuga masiva de compañías norteamericanas, espantadas por la inestabilidad del proceso. «Hay una preocupación muy grande por parte de la inversión extranjera –y de la estadounidense en particular– por lo que está pasando. Hay una creciente preocupación que podría comportar una deslocalización masiva de inversión y de puestos de trabajo», aseguró Malet.
Anteriormente, los promotores de BCN World –el proyecto de ocio y casinos que debe alojarse en Salou (Tarragona)– supeditó su multimillonaria inversión a que Cataluña continúe dentro de la Unión Europea debido a la seguridad jurídica y la estabilidad que concede el proyecto comunitario. Mas ha tratado de salir al paso de cada uno de estos avisos. Al representante norteamericano le respondió que Cataluña es la región continental europea que más inversión atrajo en 2012, y a los impulsores de BCN World les replicó que el Estado catalán nunca saldría del euro. El presidente de la Generalitat intenta de esta manera neutralizar a los empresarios que alzan la voz contra la aventura soberanista, pero difícilmente podrá modificar los silencios que mantiene la mayoría de los grandes empresarios catalanes. Sin embargo, siempre hay la excepción. Siempre hay quien se atreve a desautorizar el proyecto independentista con una sencillez demoledora. «Cataluña es parte esencial de España y seguirá siéndolo», dijo hace apenas 48 horas el presidente de Freixenet, José Luis Bonet Ferrer. Otros, como el presidente del grupo Planeta –accionista mayoritario de este diario–, José Manuel Lara, se han expresado con toda claridad: «Si Cataluña fuera independiente, el Grupo Planeta se tendría que ir a Zaragoza, a Madrid o a Cuenca».
Así las cosas, nada hace pensar que Mas pueda hallar en adelante el apoyo de un gran empresario a su proyecto soberanista. Al contrario. Es de prever que sólo pueda cosechar el respaldo de pequeños empresarios y que continúe dedicando la mayor parte de sus energías a combatir a quienes alzan la voz contra las incertidumbres que provoca la independencia de Cataluña en estos momentos.
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