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El Rey podrá retomar su actividad en Zarzuela «en pocos días»
El Rey tendrá que volver a ser operado en un plazo no inferior a ocho semanas, para que se le implante la prótesis definitiva, después de que en la intervención de hoy, que ha durado dos horas y media, se le haya colocado una provisional.
A las 20:50 de ayer, la Casa Real mandó el mensaje esperado por los periodistas, «alojados» en el Hospital Universitario Quirón de Pozuelo de Alarcón desde primera hora de la tarde: «El doctor Cabanela inicia la intervención quirúrgica a S. M. el Rey». Hacia las 23:30 se confirmó que la decimotercera operación del Monarca había concluido con éxito. El doctor Miguel Cabanela aseguraba en rueda de prensa que se había encontrado una «infección alrededor de la prótesis con dos gérmenes de distinta clase», lo que aboca a «una reconstrucción en dos tiempos». A partir de este momento, Don Juan Carlos llevará una prótesis temporal durante un tiempo «no inferior a ocho semanas». Durante las primeras seis semanas recibirá un tratamiento con antibióticos intravenosos; las dos siguientes descansará y, a continuación, recibirá la prótesis definitiva «con un riesgo mucho menor» que la que ayer se llevó a cabo durante unas dos horas y media, de 20:50 a 23:30. Cabanela prevé que seis semanas después de esa operación, el Rey podrá caminar con normalidad. La rehabilitación que seguirá el Rey de forma inminente será poco agresiva, y se basará en ejercicios de brazos y en paseos por la piscina.
Para verle caminar sin muletas habrá que esperar unas seis semanas después de esta segunda intervención, puntualizó el cirujano. El médico reveló que al Rey se le practicaron tres biopsias la semana pasada para tratar de determinar cuál era el germen causante de la infección en el tejido que rodea la prótesis que le implantó hace casi un año el doctor Villamor. Las tres mostraron «evidencia de exudado inflamatorio», así como una «enorme cantidad de células» afectadas, lo que pesó en favor de proceder a una reconstrucción de la articulación «en dos tiempos».
La facilidad que los médicos encontraron para extraer el implante sin dañar apenas la parte alta de la pelvis ni el fémur permitirá al Rey recuperar, cuando reciba el alta, una agenda de trabajo que, en todo caso «siempre será un poco limitada». Como ejemplo, ha explicado que no le convendría hacer viajes en automóvil de tres o cuatro horas, aunque perfectamente podrá celebrar audiencias en palacio y actividades similares.
No se quiso pronunciar sobre el origen de la infección porque «sería especular y no es científico», aunque sí informó del nombre de los dos gérmenes hallados, «no enormemente virulentos»: «estafilococo hominis» y «propione bacterium».
El doctor descartó expresamente que el Monarca pueda acudir el próximo 12 de octubre a los actos de celebración de la Fiesta Nacional y, por los plazos de recuperación, tampoco podrá acudir a la Cumbre Iberoamericana de Panamá que comienza seis días más tarde –en la que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, encabezará la delegación española–, lo que no significa que no siga manteniendo sus despachos semanales con el propio jefe del Ejecutivo, los diarios con el jefe de la Casa, Rafael Spottorno, y las audiencias públicas y privadas que se programen. Según recalcó Zarzuela, en este periodo de tiempo no estará inhabilitado.
En una mañana maratoniana, Don Juan Carlos recibió a los 16 embajadores que le hicieron entrega de las cartas credenciales; comió en el Palacio de la Zarzuela al terminar el acto, y sobre las 15:15 llegó al hospital. Haciendo gala del buen humor que ha mantenido durante estos días previos a la intervención quirúrgica, el Rey saludó a los periodistas que se encontraban en la puerta, que le preguntaron por su estado. «Bien. Aquí voy», dijo.
A pesar de llegar el centro casi cinco horas antes de la operación, no fue hasta las 20:00 horas cuando entró en quirófano y se le aplicó la anestesia antes de la intervención. Al Jefe de Estado se le reservó un ala apartada del centro, así como las habitaciones de alrededor para no entorpecer el funcionamiento rutinario del hospital privado. El cirujano Miguel Cabanela estuvo al mando de la operación, ayudado por el doctor norteamericano Robert T. Trousdale, con quien opera habitualmente en el hospital Mayo de Rochester. El jefe de servicio médico de la Casa Real, Miguel Fernández-Tapia, así como el traumatólogo Ángel Villamor –que asumió las últimas operaciones de cadera del Rey– también estuvieron en quirófano, aunque permanecieron «sin lavar», que es como en lenguaje médico se habla de los que no participan directamente en la intervención.
LA RAZÓN ya adelantó el pasado jueves que el Jefe de Estado había sufrido un parón en su recuperación tras la última operación en marzo de una doble hernia discal. El día 3 de este mes, Don Juan Carlos hizo su primera aparición pública después del periodo estival en una audiencia en el Palacio de la Zarzuela al presidente de Bolivia, Evo Morales.
El equipo médico
El doctor español Miguel Cabanela, que trabaja en la Clínica Mayo de Rochester (Minnesota, EE UU), dirigió la operación de cadera del Monarca.
Uno de sus compañeros de hospital, el norteamericano Robert T. Trousdale, estuvo a su lado durante toda la intervención para ayudarlo.
«Podrá moverse, pero que no vaya hasta Talavera de la Reina»
El doctor Miguel Cabanela se dirigió a los periodistas en tono afable y cercano, arrancando más de una sonrisa. «No sé lo que hace un Rey, pero imagino que podrá atender sus responsabilidades sin problemas», explicó con una campechanía que repitió al hablar sobre la movilidad del Monarca a partir de este momento: «Podrá moverse, pero que no vaya hasta Talavera de la Reina».
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