Terrorismo yihadista
El «tres» del ISIS, detenido en Turquía, tras el asesinato de dos españoles en Túnez
«Abu Alkhair» planificó el atentado contra el Museo del Bardo en el que hubo diecisiete muertos.
«Abu Alkhair» planificó el atentado contra el Museo del Bardo en el que hubo diecisiete muertos.
El tunecino H.B.M.B.H., «Abu Alkhair», considerado el «número tres» del Daesh, dirigió desde algún lugar en la frontera de Turquía con Siria, los atentados perpetrados en Túnez contra el Museo del Bardo, el 18 de marzo de 2015, en el fueron asesinadas 17 personas, entre ellas dos españoles; y contra el complejo hostelero de la cadena Riu en Susa, el 26 de junio del mismo año, con 37 víctimas mortales, según informaron a LA RAZÓN fuentes antiterroristas.
La operación desarrollada por la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional española cobra así aún mayor importancia, al haberse podido determinar quién fue el inductor del asesinato de dos compatriotas: los jubilados Antoni Cirera Pérez y Dolores Sánchez Rami, ambos de Barcelona.
Los investigadores han sabido que «Abu Alkhair» que, en contra de lo que se pensaba tras las primeras pesquisas, llegó a entrar en algún momento en Siria (aunque su escondite habitual estaba en Turquía) donde, como hizo en su momento en Libia. dirigió campos de entrenamiento en los que adiestraba a terroristas tunecinos y de otras nacionalidades en la utilización de armas y explosivos. Les formaba «religiosamente», con la interpretación más rigorista del Islam.
Entre los «alumnos», estarían los que organizaron y ejecutaron los atentados del citado Museo y en el complejo hotelero. Durante las «clases», recomendaba acciones suicidas.
Tras la localización por la CGI, «Abu Alkhair» fue detenido por la Policía turca y su entrega a las Unidades Antiterrorista se realizó con el mayor secreto para evitar la huida de posibles cómplices. Se sabía que una célula de yihadistas libios le apoyaba y daba protección.
Al parecer, durante la toma de declaración habría aportado importantes informaciones, entre ellas la relativas a los referidos atentados en Túnez. Un tal Muiz Alfazani, también tunecino, está considerado como su mano derecha. Las fuentes consultadas por este periódico han señalado que «Abu Alkhair» es como la «caja negra» del Daesh, por el nivel de información que tiene y al ser un individuo de la máxima confianza del «califa» Abu Bark Bagdhadi.
Antes de entrar en el Estado Islámico, fue uno de los cabecillas de Ansar Al-Sharia, (vinculada a Al Qaeda), banda que fue acusada del atentado de Bengasi en 2012, donde murió el embajador estadounidense Christopher Stevens. El grupo se disolvió tras la muerte de Gadafi.
En el atentado del Museo del Bardo murieron 20 turistas y los dos atacantes. Las víctimas españolas formaban parte de un grupo de 90 que habían llegado a Túnez en dos cruceros. También fueron asesinados tres italianos, dos colombianos y un brasileño. El resto de las víctimas mortales eran de nacionalidad surafricana, japonesa, alemana y polaca.
Los asaltantes salieron de la mezquita que hay a medio camino entre el edificio de la Asamblea y el Museo del Bardo y dispararon a un autobús de turistas antes de tomar a 300 rehenes y atrincherarse en las instalaciones del citado museo. Los sucesos se iniciaron a primera hora de la mañana cuando tres supuestos yihadistas vestidos con uniformes militares trataron de asaltar el Parlamento y, tras un tiroteo, se refugiaron en el museo.
El Estado Islámico reivindicó la autoría del atentado, según una grabación distribuida a través de Internet y en la que advirtieron de que era «la primera gota de la lluvia», una amenaza que se cumplió. En la grabación, la organización terrorista aplaudió la acción y describió a los dos atacantes como «caballeros de Estado Islámico».
Poco más de dos meses después, 37 personas murieron y 36 resultaron heridas cuando un individuo disparó a media mañana contra los clientes de dos hoteles situados en la ciudad de Susa, a 140 kilómetros de la capital. El Daesh asumió la autoría del sangriento ataque a través de Twitter. Uno de los establecimientos atacados, el Imperial Marhaba, pertenecía a la cadena española Riu. Rápidamente, fuentes diplomáticas de nuestro país precisaron que no había nacionales entre las víctimas.
El asaltante murió en el ataque, según aseguró la Policía. Llegó a la playa más cercana al hotel sobre una embarcación, vestido como si fuera a bañarse. Llevaba un fusil Kaláshnikov escondido en una sombrilla y comenzó a disparar.
Las Fuerzas de Seguridad turcas y, por lo tanto, la Justicia de este país, poseen, al parecer, importantes datos revelados por «Abu Alkhair», lo que puede dar una dimensión internacional al asunto. En principio, estaba previsto entregarlo a las autoridades tunecinas, que habían emitido una orden internacional de arresto contra este individuo.
Al haber sido instructor en campos de entrenamiento, debe conocer la identidad de yihadistas extranjeros a los que el Daesh ha ordenado volver a sus paises de origen para atentar.