Política

París

El ultraderechista FN de Le Pen dinamita a Hollande

La falta de respuestas del Gobierno socialista a la crisis catapulta al «ultra» FN a la primera línea y provoca un «seísmo» en los partidos tradicionales

Una simpatizante saluda a Hollande tras depositar su voto en la localidad de Tulle
Una simpatizante saluda a Hollande tras depositar su voto en la localidad de Tullelarazon

Francia vivió ayer su segundo seísmo político reeditando un «21 abril de 2002» en versión europea y alzando al ultraderechista Frente Nacional como principal opción electoral por primera vez en su historia. El euro-escepticismo se impuso ampliamente mientras los abstencionistas, en torno al 58% de los franceses, se convirtieron en el primer partido del país. Las fuerzas políticas mayoritarias no consiguieron desmentir los pronósticos de las encuestas tras una campaña marcada por la atonía, el desinterés ciudadano pero sobre todo por la desconfianza generalizada respecto a la Unión Europea, la impopularidad del Ejecutivo y sus políticas de austeridad, y las profundas divisiones entre los conservadores de la Unión por un Movimiento Popular (UMP). El eurófobo Frente Nacional que cuadriplica su resultado de 2009 resultó vencedor de estos comicios europeos con un 23-25% de los sufragios según las primeras estimaciones, consiguiendo una veintena de eurodiputados frente a los tres actuales.

Apuesta ganada para su líder, la ultraderechista Marine Le Pen que aspira a poder formar un grupo político de euroescépticos para dinamitar desde dentro la Unión Europea «tecnócrata» y «liberticida» para levantar una Europa «de patriotas» y «de naciones» y que se había fijado como objetivo llegar en cabeza y alzarse como «primer partido de Francia». Ayer, fue cuando menos la primera opción con una ventaja de al menos tres puntos por encima de la UMP y muy por delante de los socialistas. «El pueblo soberano ha hablado alto y claro y clamado que quiere recuperar las riendas de su destino», aseguró una triunfalista Le Pen que instó a la disolución de la Asamblea Nacional gala. Pese a una abstención algo inferior a lo previsto y a la registrada en 2009, la escasa participación (42%) perjudicó a los conservadores pero sobre todo al gobernante Partido Socialista (PS). Tras el batacazo de las municipales, el presidente François Hollande encaja un nuevo revés que ni siquiera el popular Manuel Valls desde su nuevo púlpito de primer ministro y pese a su implicación en la campaña, ha podido frenar. Relegado al tercer puesto, el PS (14-15%) no logró revalidar el mediocre resultado de 2009 (16,48%) ni evitar caer hasta el peor registro de los socialistas, el 14,49% obtenidos por Michel Rocard en 1994. Se trataba también del primer test electoral para Valls, que habló de «momento grave para Francia y Europa» y calificó el triunfo del FN de «seísmo dirigido a todos los responsables políticos» aunque ya ha advertido que pese a los malos datos «no habrá cambio de Gobierno» ni modificación «de la línea económica» del Ejecutivo. La victoria de Le Pen supone una resdistribución del mapa político galo pues el FN se instala a la derecha de la UMP y en competencia directa con el partido del expresidente Nicolas Sarkozy, incapaz durante esta gris campaña electoral de mantener una postura unánime sobre su modelo de Unión Europea. Tras su avance en las recientes elecciones municipales, y el 18% obtenido en las presidenciales de 2012, Marine Le Pen confirma así su estrategia: torpedear a una UMP sumida en una insoluble crisis de liderazgo y sin una línea política clara, para erigirse como fuerza clave de la oposición al actual poder socialista. El éxito de ayer permite pronosticar futuros triunfos en las regionales de 2015 y, más allá, las presidenciales y legislativas de 2017.